¿Un T. rex adolescente o un depredador distinto? Nanotyrannus da un giro inesperado tras analizar un hueso clave

Recreación entre un adulto de Nanotyrannus (izquierda) y dos ejemplares jóvenes de T. rex, con un T. rex adulto observando desde la distancia

Ada Sanuy

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Durante décadas, la paleontología ha discutido si Nanotyrannus representaba realmente una especie propia o si era simplemente un Tyrannosaurus rex juvenil. La controversia se basaba en un único cráneo y en la falta de huesos largos que permitieran determinar con precisión la edad del ejemplar. Un nuevo estudio publicado en Science confirma ahora que Nanotyrannus no era un T. rex adolescente: el análisis microscópico de su hioides, el hueso de la garganta que sostiene la lengua, muestra que había alcanzado la madurez, resolviendo uno de los debates más persistentes de la paleontología moderna.

Así hallaron la respuesta

Los autores explican que, al iniciar el trabajo, daban por hecho que la microestructura del hueso revelaría un crecimiento rápido, típico de animales jóvenes. Pero sucedió lo contrario. El hioides del holotipo, preservado de manera excepcional junto al cráneo, mostraba señales claras de cese del crecimiento. El estudio señala que esta sorpresa solo fue posible porque, a diferencia de los cráneos, llenos de cavidades y poco útiles para análisis histológicos, el hioides puede conservar un registro fiable del desarrollo.

Antes de llegar a esa conclusión, el equipo tuvo que comprobar que el hioides es un buen marcador de madurez en dinosaurios. Para ello crearon una base comparativa inédita: hioides de lagartos, cocodrilos, aves y otros dinosaurios con edades conocidas. El resultado fue positivo. El hueso conserva suficientes señales microestructurales como para servir de referencia, lo que permitía usarlo en el caso de Nanotyrannus.

Comparación del tamaño del hioides en un T. rex juvenil y subadulto con el de Nanotyrannus (arriba). Si bien Nanotyrannus habría sido ligeramente más pequeño que el T. rex juvenil del NHM, los signos de madurez son evidentes al microscopio (abajo). La mayor cantidad y menor espaciamiento de los anillos de crecimiento (¡8 frente a aproximadamente 2 en el T. rex adolescente!) revela que el holotipo de Nanotyrannus era completamente maduro y una especie distinta.

Comparativa con el hioides de T.rex

Con este método validado, los investigadores compararon el hioides del holotipo con una serie de crecimiento completa de T. rex, incluyendo juveniles y subadultos como el ejemplar conocido como “Thomas”. La diferencia era evidente bajo el microscopio: el T. rex adolescente mostraba pocos anillos de crecimiento y hueso en remodelación activa, mientras que Nanotyrannus presentaba numerosos anillos muy juntos, señal de crecimiento detenido. Según el estudio, “Thomas no es tan maduro como el holotipo de Nanotyrannus, pese a ser mucho más grande”.

La conclusión es directa: el holotipo era un individuo plenamente maduro, no un T. rex joven. Esto implica que Nanotyrannus fue un depredador distinto, de menor tamaño y coexistiendo con los T. rex juveniles en los ecosistemas del Cretácico tardío. Los autores señalan que esta convivencia apunta a un paisaje ecológico más complejo de lo que se pensaba, con varios tiranosaurios compartiendo nichos y compitiendo por recursos.

El estudio también destaca el equilibrio necesario entre conservación y análisis científico. El holotipo es un ejemplar único y, como recuerda la conservadora Caitlin Colleary, “hay tensión entre preservar los especímenes sin alterar para el futuro y obtener toda la información posible”. En este caso, la muestra se escaneó, moldeó y reprodujo antes del análisis, preservando el registro anatómico para estudios futuros.

La investigación subraya, además, el papel crucial de las colecciones de museo. El Natural History Museum de Los Ángeles conserva la única serie de crecimiento completa de T. rex del mundo, una referencia que permitió verificar la madurez del holotipo de Nanotyrannus y comparar patrones de crecimiento. Los autores destacan que este tipo de colecciones posibilita descubrimientos incluso décadas después de la preparación original del material.

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