Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

“La confianza es más importante que los datos”: semana clave en Europa para la tecnología de rastreo de contagios

Debate tecnológico trascendental en la lucha contra una segunda ola del virus: ¿cómo identificamos a los contagiados?

Carlos del Castillo

6

“Confianza” es el término clave en todos los debates sobre cómo usar la tecnología digital para evitar una segunda oleada de coronavirus en Europa. “Confianza” para conseguir que al menos el 60% de la población colabore y use esa tecnología, el porcentaje mínimo que señala un estudio de la Universidad de Oxford para que cualquier app o sistema de rastreo de contagios vía teléfono móvil sea efectivo. “Confianza” para convencer a los expertos de que ese sistema solo se usará para frenar la pandemia y no corre el riesgo de originar “una vigilancia sin precedentes de la sociedad”, como avisaron más de 300 investigadores europeos en una carta enviada a los gobiernos la pasada semana.

Hacer que el sistema sea transparente y confiable se ha convertido en una de las principales prioridades en el desarrollo de las tecnologías de rastreo digital. Ha sido motivo suficiente para que Alemania cambie diametralmente su posición respecto al sistema que quiere utilizar con sus ciudadanos en un fin de semana. Berlin ha pasado de ser el viernes uno de los principales defensores del modelo centralizado –en el que el gobierno almacena los datos sobre las personas con las que cada usuario ha estado en contacto para avisarles en caso de haber compartido espacio con un contagiado– a anunciar públicamente su compromiso con el método opuesto: “Se promoverá una arquitectura descentralizada que solo almacena los contactos en los dispositivos y, por lo tanto, crea confianza”, adelantó a una radio local Helge Braun, jefe de la Cancillería Federal y ministro de Asuntos Especiales de Angela Merkel.

Braun, junto al ministro de Sanidad Jens Spahn, lo corroboraron más tarde en un comunicado oficial recogido por Reuters. “Esta aplicación debe ser de uso voluntario, cumplir con los estándares de protección de datos y garantizar un alto nivel de seguridad”, explicaron: “El principal objetivo epidemiológico es reconocer y romper las cadenas de infección lo antes posible”. Pese a que el modelo centralizado da más control a los sistemas sanitarios, el descentralizado es el preferido por juristas e investigadores expertos en privacidad. Es el único que asegura que la información sobre con quién ha estado en contacto cada persona solo se almacenan en el teléfono del usuario y no salen de ahí en ningún momento ni puede ser consultada por terceros.

Una de las pocas certezas que existen sobre los futuros sistemas para identificar posibles contagiados de coronavirus a través del móvil es la de que la mejor tecnología para hacerlo es el bluetooth. La idea es que, tras la desescalada, los móviles de los europeos se intercambien códigos anonimizados vía bluetooth cuando estén cerca unos de otros. Cuando un usuario del sistema notifique que se ha contagiado, este se usará para enviar un aviso a todos los dispositivos con los que ha registrado que esa persona ha tenido contacto. El debate es si esos códigos deben almacenarse en una institución como el Ministerio de Sanidad (modelo centralizado) o solo en los móviles (descentralizado).

Con este movimiento, Alemania queda ahora alineada con Estonia, Austria y Suiza. Este último país ha hecho una de las apuestas más firmes de Europa por el modelo descentralizado de rastreo de contactos y su proyecto piloto con una app en este sentido empezará este jueves. La decisión de Alemania y la experiencia suiza pueden ser claves para que otros países como España, que forma parte del grupo de estados europeos que no ha hecho un posicionamiento oficial, declaren su compromiso con ese modelo.

“La confianza es más valiosa que los datos”, explica Gemma Galdón, consultora tecnológica y presidenta de la Fundación Éticas. Sin esa confiabilidad por parte de los ciudadanos, cualquier sistema de rastreo corre un gran riesgo de fracaso. Es lo que le ocurrió a la app de rastreo de contactos de Singapur, TraceTogether, que apenas consiguió que un 12% de la población la descargara. “Australia acaba de sacar una app centralizada y también tiene pinta de fracaso. Es otro ejemplo de la importancia de la confianza, interioperabilidad y necesidad de hacer cosas bien”, continúa la experta.

Francia, último baluarte de la opción centralizada, cancela la votación en el último momento

Tras la decisión de Alemania, Francia se había quedado sola en la defensa de la opción centralizada entre los principales países de la UE. París quiere controlar los datos de contagios a través de una app de rastreo como parte de las medidas para controlar el desconfinamiento de los franceses, programado a partir del 11 de mayo. Este martes la Asamblea Nacional iba a pronunciarse sobre ella, pero a última hora de este lunes el Gobierno de Emmanuel Macron ha retirado la app del plan de votación. El sistema, denominado StopCovid, había recibido abundantes críticas de la oposición, de la sociedad civil e incluso de sectores cercanos al Eliseo.

“Parece claro que StopCovid no estaba técnicamente listo. Seguramente será enterrado discretamente. A la francesa”, comenta a la televisión BFM un parlamentario del país. La Commission Nationale de l’Informatique et des Libertés (CNIL), que actúa como agencia de protección de datos, había pedido este domingo al Gobierno “garantías adicionales” y a los parlamentarios que mantengan “una gran prudencia” a la hora recurrir a medios digitales para rastrear el coronavirus.

La intención de Francia de lanzar una app cuyos datos se centralicen en los servidores del Gobierno había chocado contra la negativa de Google y Apple, especialmente de este último. Ambas multinacionales estadounidenses han pactado para desarrollar una base conjunta para que los estados puedan desarrollar sus sistemas de rastreo sobre dispositivos Android y iPhone a la vez, con una condición: que sean descentralizados.

Sin el visto bueno de las compañías, el sistema francés chocaba contra cuestiones técnicas, como el hecho de que Apple no permite que las apps que se instalen en sus dispositivos utilicen bluetooth en segundo plano –solo pueden activarlo cuando la app está en uso en pantalla, no cuando se usa otra o cuando el teléfono está bloqueado–, lo que supone un salto casi insalvable para la viabilidad en sus dispositivos. El Gobierno británico se enfrenta al mismo problema. Al Ejecutivo de Boris Johnson también se le ha acusado de intentar imponer “una pesadilla para las libertades civiles” con el pretexto de luchar digitalmente contra el coronavirus.

“Es una cuestión de salud y soberanía tecnológica”, se quejó el sábado Cédric O, secretario de Estado francés de Economía Digital. “Definir la política de salud” y “decidir el algoritmo que define un caso de contacto” son competencias del Estado, abundó, por lo que afirma que Francia debe poder actuar sin necesitar el beneplácito de Google o Apple. “El Estado no tendrá acceso a ningún dato de identificación y no habrá geolocalización”, asegura O sobre la app francesa, que será “voluntaria, anónima, transparente y de uso temporal”.

La decisión que tome el Parlamento de Francia, caso más próximo al entorno español por la frontera compartida, también podría ser determinante. Lo que está claro es que el coronavirus ha llevado el debate de la privacidad y de la soberanía tecnológica a la primera página de la agenda política. “Es una buena noticia que la gente esté preocupada por la privacidad, que ha dejado de ser algo abstracto y nos ha empezado a tocar muy de cerca”, expone Liliana Arroyo, investigadora de Esade especializada en el impacto social de la tecnología.

“Cada vez hay más gente consciente de las implicaciones que tiene el uso de tecnología de vigilancia, como ocurre en China, en Singapur o en Taiwán. Aunque desde el punto de vista de las administraciones europeas, a mí me parecería preocupante ver que mi población no confía en mí a la hora de manejar los datos”, sigue la experta. “También es una paradoja muy bestia que lo que nos pone más nerviosos es que sean los estados quienes tengan esos datos, no las empresas”, afirma en relación a la iniciativa de Google y Apple.

Etiquetas
stats