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Cómo es la experiencia de autopublicar en Amazon

Para los escritores noveles la autopublicación digital es un modelo mucho más receptivo que el de las editoriales.

Pablo G. Bejerano

Madrid —

El libro digital propone cauces distintos a los que proporcionan las editoriales para publicar una obra. En concreto, en el terreno de la novela los ebooks se están convirtiendo cada vez más en una salida para escritores noveles que no encuentran un sello que les publique sus trabajos. Hoy en día, diferentes plataformas digitales ofrecen la posibilidad de llegar al gran público sin tener que contar con el apadrinamiento de un editor.

Carlos San José, del departamento de contenidos y servicios red de Anaya, señala que con muy pocas excepciones lo que se publica en papel se publica en digital. Sin embargo, el ahorro de costes que representan los ebooks no se aprovecha para lanzar títulos destinados sólo a versión digital. “En España las cifras de venta en un 90 y tantos por ciento son de papel. Los ingresos procedentes del mundo digital son bajísimos”, argumenta.

Cómo autopublicar en Amazon

La reluctancia de las editoriales a entrar de lleno en el mundo digital deja espacio para la autopublicación en plataformas como Amazon, iTunes o Bubok. Entre todas ellas, la del fabricante del Kindle suele ser la preferida por los autores para distribuir sus obras. Funciona a través de la marca Create Space, que viene a ser la editorial de Amazon.

Create Space proporciona plantillas para editar y maquetar el libro, una tarea que corre a cargo del autor. La información y todas las herramientas están en inglés. Para poder publicar es necesario registrarse y subir el texto en PDF o Word. El sistema recoloca las páginas y comprueba que todo esté bien maquetado, sin páginas en blanco entremedias.

Así de sencillo, pero no así de fácil. Los textos publicados en la tienda de Amazon no pasan por un corrector (a menos que se lo costee el autor). “Hay un cierto desconocimiento de lo que es el mundo editorial para mucha gente. Un libro no solo es publicar el original que te da el autor, es corregir, editar, meter dentro de una colección, además de las acciones de marketing y promoción. Todo esto es el valor añadido que da una editorial”, especifica Carlos San José.

Las cifras: cuánto se gana con Amazon

Aun así Nohemi García lo tenía claro cuando terminó de escribir su primer (y de momento único) libro, Un susurro en tu mirada. No acudió a ninguna editorial, fue directamente a publicarlo en Amazon, donde lo vende a 0,98 céntimos. “Cuando escribes el primer libro, más que el dinero lo que te interesa es darte a conocer”, así explica la autora el precio de su libro, cuya venta se reparte entre la plataforma y ella.

La política de Amazon prescribe que, si un libro se sube a su tienda por un precio superior a 3 dólares (al cambio unos 2,68 euros), al autor le corresponde el 70% de cada unidad vendida mientras que, si cuesta menos de 3 dólares, se lleva el 35% de la venta. Esto es lo que ocurre en Amazon.es, aunque en otros países es diferente, como en México, donde la compañía ofrece el 70%, independientemente del precio del libro, a cambio de derechos de exclusividad. Y si un usuario de fuera de Estados Unidos compra un ejemplar en Amazon.com, el porcentaje para el autor siempre será del 35%.

En cuanto a la tributación de los ingresos hay dos opciones. Amazon retiene el 30% de los beneficios del autor con el fin de pagar los impuestos en el país que corresponda. Pero el autor también puede obtener el ITIN, un número fiscal de Estados Unidos, y en ese caso se le retendrá solo el 5%, para que después declare el resto en su país.

Pero ¿de verdad se venden libros sin un nombre detrás? Fernando Trujillo y César García Muñoz, dos autores de sagas fantásticas, comprobaron que sí se podían vender libros en Amazon, casi como rosquillas. Tras un peregrinaje por varias editoriales que rechazaban su novela escrita por los dos, La guerra de los cielos, oyeron hablar de la vía digital y recurrieron a ella casi “por desesperación”. El resultado no les pudo sorprender más cuando lo comentaron por primera vez entre ellos, mucho antes de ocupar primeros puestos en las listas. “Creo que habíamos vendido 24 ejemplares y estábamos como locos”, recuerda Fernando Trujillo. “Realmente era como magia. Los libros se vendían y nosotros no sabíamos por qué”.

Los autores se preguntaban quién estaba comprando su libro cuando nadie los conocía. “Nos empezamos a dar cuenta de que a la gente eso en realidad no le importa. Simplemente, hasta ese momento la única opción era comprar a una editorial porque era lo único que había”, indica Fernando, que a estas alturas ya ha publicado más de 17 libros desde el año 2010.

La odisea de promocionar tu libro

Una de las labores que corresponden a una editorial es la promoción del libro. A falta de editorial de por medio es el autor quien ha de realizar este trabajo. “Tienes que mover tú todo. Las presentaciones las tienes que organizar tú y el marketing, también”, comenta Nohemi García, que difunde su obra con ayuda de Facebook y de su blog personal, donde avisa de las presentaciones y mantiene contacto con sus lectores.

Amazon no permite poner un libro gratis porque cobra un mínimo de comisión. En función de la extensión del texto, la compañía establece un precio base a partir del cual se puede vender el ejemplar. No obstante, la plataforma permite a los autores ofrecerlo gratis cada tres meses durante cinco días mediante el programa KDP Select. “La gente se va descargando el libro esos días y luego estás entre los libros más descargados, te conoce más gente y te ayuda a promocionarte bastante”, explica Nohemi. El boca a boca va trabajando porque al día igual se lo descargan 100 o 200 personas, según la autora, y la obra se hace más visible.

Sin embargo, Nohemi no ha podido publicar en iTunes ni en ninguna otra plataforma digital su libro. Para obtener estos cinco días de promoción hay que ceder a Amazon la exclusividad de la obra, que no puede estar disponible ni en la página web del autor. Fernando y César sí podrían vender sus libros en sus webs personales, pero tampoco les interesa. Ya cuentan con lectores que les siguen y que estarían dispuestos a descargar sus libros sin Amazon como intermediario. Pero si les ofrecieran comprarlos en su página web, se reduciría el número de descargas en Amazon, con lo que se hundirían en las listas y perderían visibilidad.

“Cuando pasas de la segunda página en las listas, eres invisible”, afirma César. “A veces he comprado mis propios libros para subirlos un poco y he comprobado que, aparte de mis compras, aparecen otras de otra gente porque el libro está visible”, indica el autor, que da la sensación de moverse como pez en el agua en las plataformas digitales. Explica que Amazon no permite poner los libros gratis a los autores indie, aunque sí lo pueden hacer las editoriales. Pero la plataforma se rige por una política de igualar los precios de la competencia. Si encuentra el mismo título ofrecido gratuitamente en otro portal, como puede ser iTunes, lo pone gratis. Desde hace un par de meses, sin embargo, esto ya no funciona así en Amazon.es.

La opción de vender en papel

Amazon también ofrece la posibilidad de editar y vender ejemplares en formato físico. Se trata de una impresión bajo demanda. “Puedes sacarte directamente 10, 20 o 100 libros. Normalmente con cualquier editorial con la que autopublicas un libro tienes que hacer un pedido mínimo, de 100 o 200 libros”, comenta Nohemi, que hace hincapié en el consiguiente desembolso que esto conlleva.

En cambio, en la tienda de Amazon se ofrece el libro en papel y, cuando alguien lo compra, se imprime un ejemplar y se envía. En este caso también la plataforma exige un precio mínimo, que no se puede rebajar, puesto que la diferencia se cobraría al autor. Pero hoy por hoy el mercado digital es muy diferente al del papel, las fórmulas y el posicionamiento que funcionan en uno se desvanecen al mudarse al otro.

Fernando Trujillo y César García Muñoz tienen su propia experiencia con la edición en papel. Los fichó Ediciones B cuando abrió la versión española de Amazon, a finales de 2011, al ver sus libros en los primeros puestos de las listas. La editorial compró a cada uno los derechos de un libro, que ahora comercializa en formato ebook y en papel. Pero los resultados no son comparables. “Estos libros en digital estaban vendiendo de la leche. El mes que más vendí fueron 3.000 ejemplares del libro”, apunta César, cuyas cifras hacen pensar en el volumen de ventas que una editorial considera como exitoso, alrededor de 4.000 ejemplares. “Pero cuando los pasaron a papel, yo no vendí más de 1.000 libros en un año”, concluye el autor.

“En un mundo en el que compites con grandes escritores es mucho más difícil que pegues el golpe”, sostiene César, refiriéndose también a su posicionamiento en el mundo digital. “Nosotros creo que tuvimos la suerte de entrar en el momento en el que era más fácil ser visible. Ahora, cada vez que sacamos un libro, vemos que no es tan fácil como antes que el libro suba y que se coloque en los rankings”.

Cómo vivir de la autopublicación

A pesar de todo, Fernando Trujillo lleva un año y medio viviendo de escribir libros y autopublicarlos en plataformas digitales. “En mi opinión es más sencillo que en una editorial. Lo primero, porque te pagan al mes. Una editorial te paga una vez al año o algunas cada seis meses. A lo mejor te da un adelanto, pero, si no vendes el año que viene, ¿qué haces?” –se pregunta–. “Ni siquiera sabes lo que has vendido”.

Una editorial, para saber cuánto vende un autor tiene que preguntar a cada tienda y a los distribuidores. Este control se lleva a cabo cada cierto tiempo y está más cerca de ser anual que mensual. Fernando confirma que en el mundo digital el pago es cada mes –con una demora de 30 días– y se pueden ver cuántas unidades se han vendido al minuto. También destaca la reducción de los intermediarios, pues en las plataformas online no hay que repartir el precio final con el editor o el distribuidor. Por no hablar de que la comisión para el autor es menor, ya que suele ser del 10% o del 5% si la edición es de bolsillo.

Pero Fernando hace hincapié en otras ventajas. “Una de las diferencias que hay es que en digital yo puedo publicar cuando a mí me dé la gana. Puedes publicar diez libros mañana, si los tienes ahí, pero una editorial te obliga a publicar uno por año”. Aprovechando esta oportunidad, el autor publica libros por entregas, recuperando una forma de trabajar que ha dado en clásicos de la ciencia ficción, como Fundación, de Isaac Asimov, y antes, en el siglo XIX, un sinfín de títulos vertebrados por el folletín. “Tú ahora puedes decidir cómo publicas. Como si quieres subir ahí tus apuntes de la universidad, otra cosa es que alguien los quiera comprar pero, por poder, puedes”.

César García Muñoz aún no ha conseguido vivir de la autopublicación. Afirma estar a punto de conseguirlo y tiene ganas de dejar su trabajo de informático para dedicarse plenamente a escribir. “Hago de todo un poco. Lo que más, fantasía, pero también, libros infantiles y novela negra, por intentar llegar a un público un poco más amplio que el del género fantástico”. La meta es alcanzar un margen que dé para vivir, escribiendo en solitario, coescribiendo con su amigo Fernando o incluso traduciendo sus libros. “Lo que más nos gusta es la fantasía, pero en castellano no vende mucho y ahora lo que estamos haciendo es parte de los ingresos que estamos obteniendo de los libros los estamos invirtiendo en traducir los libros al inglés”.

El objetivo de Nohemi García es diferente, está escribiendo un segundo libro pero su ambición, de momento, se centra en disfrutar y probar suerte. “Escribo, que me gusta y si hay alguien que lo lee y se lo pasa bien con el libro, pues genial. Si no es así, como no tienes una pérdida de dinero que te arruine, tampoco pasa nada”.

Imagen: wangxu94

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