Más allá de las murallas: cinco curiosidades que te sorprenderán cuando visites Ávila

Ávila más allá de sus murallas.

Roberto Ruiz

Ávila es una de las ciudades más monumentales que puedes visitar en España. Es mundialmente conocida por sus murallas, que rodean al completo todo el casco histórico, y que a pesar de llevar ahí desde la segunda mitad del siglo XII lucen un estado impecable. Pero además está su catedral, que es considerada la primera catedral gótica de España, sus numerosas iglesias románicas, sus conventos, sus monasterios y Santa Teresa de Jesús, que da para mucho.

Pero hay otras cosas que te pueden llamar la atención en Ávila. Ese tipo de cosas que se te pueden escapar si no prestas la suficiente atención, o que no descubrirías si primero no te las cuenta alguien. Te podríamos hablar de los pasadizos secretos de la catedral, de la calle de la Vida y la Muerte, de la influencia de la tres culturas en la construcción de la muralla o de la historia del escudo de la ciudad, pero hemos querido destacar cinco curiosidades muy concretas con las que descubrirás y valorarás Ávila con ojos muy distintos. Desde la casa del campanero hasta sus verracos, aquí tienes unos cuantos detalles que nunca está de más conocer.

Una casa de campanero sobre la catedral

La catedral es sin duda una de esas visitas que no te puedes perder en Ávila. Pero además de su monumental exterior y su espectacular interior, esconde algo muy especial: una casa en las alturas. A nivel del cuerpo de campanas de la torre se encuentra la casa del campanero, una vivienda que estuvo habitada por el encargado de las campanas de la catedral hasta los años 50 del siglo XX y que a día de hoy permanece intacta. Un salón, dos alcobas, una cocina y una chimenea que nos traslada en el tiempo. 

Está construida sobre la bóveda gótica, donde debería estar la segunda torre que nunca se construyó, y se puede visitar a través de la catedral. En ella, junto a las habitaciones y los muebles de la época, verás la polea que usaba el campanero para subir agua y alimentos y bajar lo que ya no servía. Además, desde allí arriba tendrás una panorámica única de la ciudad. Al campanero se le llamaba desde abajo golpeando la pared de la catedral con una piedra, y si te fijas podrás ver la marca junto a la puerta occidental a los pies de la torre.

La película que quiso destruir la muralla

Ávila ha sido siempre un escenario único para el rodaje de películas y series. Pocas murallas hay en el mundo que luzcan como las suyas, y eso siempre ha sido una tentación para los productores cinematográficos. Una de esas películas que utilizó Ávila como una de sus ubicaciones fue Orgullo y pasión (The Pride and the Passion, 1957), dirigida por Stanley Kramer y protagonizada por Cary Grant, Frank Sinatra y Sophia Loren, entre otros. 

La película se centra en la Guerra de la Independencia, cuando en 1810 durante la invasión de España por las tropas napoleónicas un grupo de guerrilleros trataba de evitar que un enorme cañón cayera en manos de los franceses. Una de las escenas se rodó frente a las murallas de Ávila y se dice que Kramer, para ganar realismo, pidió derribar la muralla de forma controlada, no a cañonazos, para destruirla durante el rodaje asumiendo después su reconstrucción. Quienes cuentan esa versión también defienden que la ciudad se negó, y que gracias a eso la muralla se salvó. Finalmente para esa escena se hizo una reproducción de la muralla. Aunque también hay quien defiende que esto no es más que una simple leyenda urbana. 

Lo que sí es cierto es que entre los múltiples extras que tomaron parte en la película había uno llamado Adolfo Suárez. Sí, justamente el Adolfo Suárez que estás pensando, que era natural de Cebreros, un pueblo de Ávila. 

Un escudo republicano que resiste en el tiempo

A partir de 1939, con el final de la Guerra Civil y el comienzo de la dictadura franquista, los escudos de la II República fueron eliminados o sustituidos por otros símbolos del régimen, como estatuas de Franco. Sin embargo, en Ávila hay un escudo republicano que lleva resistiendo el paso del tiempo desde hace unos noventa años, a pesar de llevar casi toda su historia fuera de una república.

Lo encontrarás en la fachada de la Delegación Provincial de Economía y Hacienda, en la plaza Adolfo Suárez. Se trata del antiguo edificio del Banco de España, cuya construcción comenzó en 1925 durante el reinado de Alfonso XIII, pero a partir de 1931 con la llegada de la II República una de sus ventanas fue sustituida por un gran escudo de piedra que hoy sigue presidiendo uno de los edificios oficiales más llamativos de Ávila tras las banderas de Castilla y León, España y Europa.

Ximena Blázquez, la mujer que salvó la ciudad

A Ávila, si hay algo que no le falta, son anécdotas históricas. Y una de ellas está protagonizada por Ximena Blázquez, quien evitó el derramamiento de sangre ante un eventual ataque de las tropas musulmanas en el siglo XII. Resulta que durante un periodo de la Reconquista, bajo el reinado del rey Alfonso VI de Castilla, las tropas abulenses viajaron a combatir a los musulmanes y dejaron la ciudad desprotegida. En ellas iba Fernán López Trillo, alcalde de la ciudad, y en Ávila quedó al mando Ximena Blázquez, su mujer.

En realidad la batalla a la que acudieron los soldados castellanos era un engaño, pues la estrategia musulmana buscaba dejar la ciudad de Ávila indefensa. En ese momento las tropas de Abdalla Alhazen acudieron a tomar la ciudad y a Ximena no le quedó más remedio que entrar en acción. Reunió a todas las mujeres, mayores y niños que quedaban en la ciudad y les atavió con armas, escudos, yelmos y ropajes de soldados para desde la línea más alta de la muralla hacerse ver con antorchas en la mano. Los atacantes entendieron que la ciudad estaba fuertemente defendida por un ejército y suspendieron el asedio previsto. Para conmemorar la astucia de Ximena Blázquez y su importante papel histórico para la ciudad puedes ver una estatua de ella en la plaza de San Miguel. 

Verracos por aquí, verracos por allá…

Otra de las curiosidades que te esperan en Ávila son sus verracos. Se han convertido en símbolo de la ciudad, aunque ya estuvieran por allí mucho antes de que Ávila fuera Ávila. Los verracos son esculturas realizadas por los vetones, hacia el siglo V a.C., en las que se representan animales como cerdos y toros. No está muy clara su finalidad, podrían haber servido para delimitar terrenos dedicados al pastoreo, pero hay muchas otras teorías, como la que defiende su función religiosa. Se han encontrado en las provincias de Cáceres, Salamanca, Zamora, Toledo, Segovia y, también, en Ávila. 

A lo largo y ancho de la provincia de Ávila han aparecido muchos de ellos, más de 50, y varios los puedes ver mientras recorres el casco histórico de la ciudad. Están ubicados en plazas, calles, patios o palacios, pero provienen de la necrópolis romana que se encontraba entre la muralla y el jardín de San Vicente. Por citar algunos, tienes uno en el Palacio de Los Verdugo, dos en la plaza Adolfo Suárez, otro en la calle Brieva y otro en los jardines del Parador de Ávila. 

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