El bonito pueblo del norte que tiene un puente medieval, una iglesia gótica y una Vía Verde que une Gipuzkoa y Navarra

En el norte de Navarra, entre valles de un verde intenso y montañas que tiñen el paisaje de colores ocre al llegar el otoño, se encuentra Doneztebe —también conocido como Santesteban—, un pueblo que guarda la belleza de la Navarra rural. Aquí, donde el río Bidasoa serpentea entre bosques y caminos antiguos, el visitante halla un lugar donde la vida transcurre con calma.

Doneztebe no es un decorado de postal, aunque bien podría serlo. Es un pueblo que combina patrimonio, naturaleza y cultura con una armonía sorprendente. Sus caseríos de piedra, su puente medieval, sus fiestas populares y su riqueza natural convierten este rincón en uno de los secretos mejor guardados del territorio. En definitiva, un lugar perfecto para desconectar y redescubrir el silencio este verano.

Un paseo por la historia del pueblo

Su historia se remonta a siglos atrás, cuando su ubicación estratégica lo convirtió en un punto clave entre la montaña navarra y la costa vasca. Situado junto al río Bidasoa, este enclave fue tradicionalmente lugar de paso, comercio y encuentros entre culturas.

Doneztebe es un pueblo de origen medieval que aún conserva el carácter señorial de sus primeros siglos. En aquella época, muchos de sus habitantes eran personas acomodadas, entre ellos no solo comerciantes y marinos “indianos”, sino también altos funcionarios y militares. Este legado se refleja en su patrimonio urbano, con edificios y elementos arquitectónicos que datan de finales de la Edad Media y comienzos de la Edad Moderna.

Además, hacia el año 1500 se construyeron varias torres y casas-fuertes de piedra, que, pese a haber sido reformadas con el tiempo, mantienen las formas y detalles propios del estilo gótico. Por ello, pasear por las calles de la localidad es como recorrer distintas etapas de la historia arquitectónica. En la calle Intzakardi destaca una elegante casa-palacio del siglo XVIII, mientras que en la calle Mercaderes se alza una pintoresca casa-torre que data del siglo XV.

Uno de los emblemas del pueblo que no te puedes perder es su puente medieval sobre el Bidasoa, una estructura de piedra que ha resistido al paso del tiempo y a las crecidas. Y a poca distancia de allí, se alza la iglesia de San Pedro, construida en el siglo XVI, de estilo gótico tardío y con una majestuosa torre que domina el casco urbano.

Desde el río Bidasoa hasta la Vía Verde

Lo que distingue a Doneztebe de otros pueblos navarros no es solo su patrimonio, sino también su entorno natural privilegiado. Rodeado por montes cubiertos de robles, hayas y castaños, el pueblo es una puerta abierta a la naturaleza.

Uno de los mayores atractivos es la Vía Verde del Bidasoa, un antiguo trazado ferroviario reconvertido en ruta cicloturista y senderista que une Doneztebe con la costa guipuzcoana. Este itinerario de más de 40 kilómetros permite a locales y visitantes recorrer túneles, cruzar puentes y admirar el esplendor del valle sin apenas desnivel. A lo largo del trayecto, se suceden antiguos apeaderos, cascadas ocultas, algún búnker de la Guerra Civil y áreas de descanso junto al río.

La Vía Verde del Bidasoa arranca en Oieregi y, en su primer tramo, conduce hasta la encantadora plaza de Legasa, rodeada de imponentes casonas que reflejan el carácter tradicional de la zona. Desde allí, el camino se aproxima al río Bidasoa, flanqueado por una frondosa arboleda que acompaña a los caminantes hasta Doneztebe-Santesteban. En este tramo es frecuente el paso de vehículos agrícolas y ganado, por lo que se recomienda precaución. Si se sigue, antes de alcanzar Sunbilla, la ruta atraviesa tres túneles rodeados de un espeso bosque que aporta un aire mágico al recorrido.

En dirección a Bera, el trazado pasa por los antiguos apeaderos de Igantzi y Lesaka, hoy desaparecidos, aunque aún se conserva un búnker de la Guerra Civil. Al llegar a Bera, su casco antiguo sorprende por su belleza y da paso a un tramo espectacular, encajado entre el río y las empinadas laderas pirenaicas, que conduce hasta Endarlatsa. Desde allí, la vía se adentra en territorio guipuzcoano hasta llegar a Behobia (Irún), donde finalizaba el recorrido del histórico tren Txikito.

Más naturaleza tanto para todas las edades

Para los amantes del senderismo más aventurero, desde Doneztebe también se accede a rutas que llevan hasta el monte Mendaur, una de las cumbres emblemáticas de la zona con una altura de 1.131 metros, coronada por la ermita solitaria de la Trinidad y con vistas de vértigo sobre el valle Malerreka.

El entorno de Doneztebe también invita al avistamiento de aves, a la fotografía de naturaleza o simplemente a perderse entre los bosques que rodean el valle. En primavera y otoño, el cambio de estación pinta el paisaje de colores únicos. En verano, las zonas de baño en el río Bidasoa permiten disfrutar de sus aguas frescas en las pozas.

En el caso de un viaje más familiar con niños, hay parques y zonas recreativas, como el Parque Intzakardi. Se dice que, en otro tiempo, albergó un cementerio de soldados ingleses caídos en enfrentamientos con las tropas francesas. Hoy, lejos de aquel pasado bélico, se ha convertido en un espacio natural muy frecuentado durante todo el año.

Tradiciones vivas, cultura y fiestas

Doneztebe vive siempre con intensidad todas sus celebraciones a lo largo del año, siendo las fiestas patronales, del 28 de junio al 2 de julio, las más destacadas. En honor a San Pedro, el día 29, se celebra una misa mayor en la que la coral interpreta el Himno a Doneztebe del compositor Irigoyen. Al finalizar, se baila la bandera y los dantzaris locales interpretan el tradicional Trapatan. Durante esos días, el pueblo se llena de música, bailes y eventos deportivos como el Festival de Remonte Profesional. Hay que añadir que el remonte es una modalidad de pelota vasca que se juega en frontón, en la que los pelotaris utilizan una cesta curvada, para lanzar la pelota con gran velocidad y precisión.

El carnaval también tiene un lugar especial en el calendario, con eventos los días previos al miércoles de ceniza. El jueves y viernes, las cuadrillas recorren los caseríos disfrazados, y el sábado se organiza un colorido desfile. Otras citas importantes son la feria de primavera, durante el primer viernes de mayo, y la de otoño, en noviembre, ambas centradas en el ganado, la artesanía y la maquinaria agrícola.

Completa tu experiencia

Otra de las ventajas de Doneztebe es su situación geográfica. Desde aquí, es posible organizar excursiones a otros lugares emblemáticos del norte navarro, como Elizondo —capital del Valle de Baztán—, Urdax y sus cuevas prehistóricas, o incluso cruzar a Francia por el cercano paso de Dantxarinea.

Para completar más tu visita a Doneztebe, su cercanía con San Sebastián, de apenas una hora en coche, permite además disfrutar del mar y la cultura donostiarra sin alejarse demasiado del sosiego rural que ofrece este pueblecito navarro.