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Se llama playa del búnker y fue construido para prevenir un posible desembarco del bando aliado en la Segunda Guerra Mundial

Imagen del búnker

Alberto Gómez

23 de junio de 2025 14:00 h

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Hay una serie de playas en la provincia de Cádiz que destacan, además de por su belleza, por la sensación que regala a los que las visitan de que siguen siendo salvajes y prácticamente vírgenes, que han resistido con dignidad al boom inmobiliario. Están situadas en una zona militar llamada Campo de adiestramiento del Retín, muy cerca del Estrecho de Gibraltar y en alguna de ellas, como la del búnker, se pueden observar construcciones levantadas después de la Guerra Civil.

La playa del búnker, de ahí su nombre o apodo, además de su arena fina y su fuerte oleaje, alberga una construcción levantada en torno a 1940 y cuyo objetivo era prevenir un posible desembarco del bando aliado en la Segunda Guerra Mundial.

En aquellos momentos, la situación estratégica de España, entre Europa y África, era una plaza muy deseada por las potencias aliadas. Aquel temor de verse invadida a través del mar por parte de tropas aliadas llevó al Ejército español a realizar un fuerte despliegue militar entre Málaga y Portugal, que llegó a dividirse en sectores y fortificaciones militares, incluyendo búnkeres desde los que vigilar la costa de posibles ataques.

Una “casa” de hormigón

La playa del búnker está concretamente situada entre las playas de los Alemanes y Atlanterra, en el término municipal de Tarifa. El acceso se logra a través de una escalinata y, al llegar a la arena fina y blanca, uno descubre el porqué del nombre de este trozo de costa.

Se trata de un vestigio de hormigón armado fácilmente identificable. De hecho, hasta parece una antigua y abandonada casa solitaria a unos pocos metros del mar, por el que no llegaron las temidas tropas que motivaron su construcción.

Una vez fotografiado el búnker y conocida la historia de su levantamiento, a quien pise por primera vez esta playa ya solo le queda disfrutar de sus aguas frías y cristalinas, del indescriptible sonido del oleaje que provoca el viento de Levante o decidir en qué lugar disfrutar del atún, otro de los grandes alicientes que ofrece la provincia andaluza.

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