Una ruta por la cascada más alta de Madrid: a 40 metros y en uno de los pueblos más frescos de la zona

Chorrera de los Litueros, en Somosierra, Madrid.

Edu Molina

0

A 100 kilómetros de Madrid capital, el municipio de Somosierra se sitúa en el extremo norte de la comunidad autónoma, en una zona de montaña que supera los 1.400 metros de altitud. Es en este entorno donde se encuentra la Chorrera de los Litueros, considerada la cascada más alta de la Comunidad de Madrid, con una caída de unos 40 metros.

Este enclave natural está alimentado por el arroyo del Caño, que desemboca en el arroyo de las Pedrizas y posteriormente en el nacimiento del río Duratón. La zona forma parte de la Sierra Norte de Madrid, pero no está incluida en ningún espacio natural protegido como parque regional o nacional.

El salto de agua es uno de los elementos más reconocibles del relieve serrano de Somosierra. Aunque no es especialmente caudalosa durante todo el año, la caída resalta especialmente en primavera, cuando el deshielo incrementa el volumen del agua que se desliza entre las rocas.

El acceso a este paraje se realiza a través de una ruta señalizada que parte de la localidad y permite llegar hasta la base de la cascada en una caminata de poco más de un kilómetro. Se trata de un itinerario de baja dificultad, con pendiente suave en su mayoría, lo que lo hace apto para distintos perfiles de visitantes.

La Chorrera de los Litueros se encuentra en un entorno con vegetación adaptada al clima de alta montaña, donde predominan especies como los pinos silvestres, los helechos y los códigos o rascaviejas. La altitud y la sombra proporcionada por el bosque generan temperaturas más frescas que en otras zonas de la región, especialmente durante el verano. Este contexto convierte a Somosierra en una opción habitual para paseos en la naturaleza en cualquier época del año.

Un recorrido de ida y vuelta desde la ermita

La ruta hasta la cascada comienza en las proximidades de la Ermita de Nuestra Señora de la Soledad, ubicada en la parte alta del núcleo urbano de Somosierra. Desde este punto parte un sendero lineal, señalizado y de uso frecuente tanto por vecinos como por excursionistas. El camino transcurre en parte paralelo a un tramo antiguo de la carretera N-I y atraviesa una zona de matorral bajo, entre el que destacan los codesos (también conocidos como rascaviejas), además de pinos y otras especies adaptadas a la altitud.

El recorrido total es de aproximadamente 2 kilómetros ida y vuelta, y puede completarse en una hora. La mayoría del camino tiene una pendiente reducida y es considerado de baja dificultad. No obstante, los últimos 50 metros, justo antes de alcanzar la base de la Chorrera, presentan un mayor grado de complejidad. En esta parte, el terreno se vuelve más irregular, con escalones de roca y cierta pendiente, lo que puede suponer una dificultad puntual para personas con movilidad reducida o familias con niños pequeños.

Durante el paseo, es posible identificar diferentes formaciones rocosas propias del paisaje de la Sierra Norte, así como disfrutar del ambiente fresco y húmedo característico del entorno de la cascada. El flujo de agua puede variar según la estación del año, siendo primavera y principios de verano los mejores momentos para observar el salto con su mayor caudal. En los meses más secos, el volumen del arroyo puede disminuir, aunque el paraje sigue siendo visitable en cualquier estación. Como precaución, el consistorio recomienda llevar agua si se realiza la ruta en días calurosos.

El retorno a Somosierra se realiza por el mismo itinerario, lo que permite observar el paisaje desde una nueva perspectiva. La ruta lineal, sencilla en su mayor parte, ofrece una escapada corta y accesible que no requiere experiencia en senderismo ni equipamiento técnico específico, salvo calzado adecuado para terreno irregular.

Somosierra, paso estratégico y memoria histórica

El municipio de Somosierra ha sido históricamente un punto de paso entre el norte y el sur peninsular. Situado en el puerto del mismo nombre, este enclave fue repoblado en el siglo XIV bajo la jurisdicción de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda, que otorgó a sus vecinos franquicias fiscales para impulsar su asentamiento.

A lo largo de los siglos, su posición estratégica entre Castilla la Vieja y Castilla la Nueva convirtió a la localidad en escenario de enfrentamientos militares. El más significativo tuvo lugar el 30 de noviembre de 1808, durante la Guerra de la Independencia, cuando se libró la batalla de Somosierra. En ella, las tropas napoleónicas, con apoyo de caballería polaca, vencieron a las fuerzas españolas y aseguraron el control del paso hacia Madrid. Una placa situada junto a la ermita de Nuestra Señora de la Soledad conmemora a los soldados caídos en aquella acción.

La localidad conserva vestigios de su pasado en algunos de sus edificios religiosos. La propia ermita, punto de inicio de la ruta hacia la cascada, fue reconstruida tras sufrir daños tanto en la Guerra de la Independencia como en la Guerra Civil. Su interior destaca por el artesonado de madera y su función como lugar de memoria.

También la iglesia de Nuestra Señora de las Nieves, construida en el siglo XVIII, fue arrasada en 1808 y recuperada tras los conflictos del siglo XX. El actual núcleo urbano, de tamaño reducido, refleja en parte la evolución demográfica de un municipio que, por su altitud y aislamiento, ha mantenido una estructura rural con escasa presión constructiva. Esta conservación del entorno permite al visitante recorrer no solo un paisaje de montaña, sino también un espacio cargado de historia reciente y remota.

Etiquetas
stats