El Camino de la Lengua Castellana, de San Millán de la Cogolla a Alcalá de Henares

El Monasterio de Santo Domingo de Silos, en Burgos.

Roberto Ruiz

Emprendemos un viaje que nos lleva por España en busca de los hitos que han marcado la historia de la lengua castellana, desde sus orígenes hasta su más premiada actualidad. Una ruta monumental en la que recorreremos varios lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en los que la literatura, la cultura, la arquitectura y la historia han sabido ir de la mano.

Y para hacerlo seguimos los pasos de la Fundación Camino de la Lengua Castellana, una ruta turístico cultural nacida en el año 2000 con el objetivo de promocionar y dar a conocer la historia de la lengua castellana en nuestro país. Comenzando en sus primeras palabras, continuando con su extensión y formalización, conociendo a los autores que colaboraron en su  popularización y concluyendo con su máxima expresión literaria de la actualidad. Una lengua que, once siglos después de su aparición escrita, hablan de manera nativa casi 500 millones de personas en el mundo.

Punto de inicio: San Millán de la Cogolla

Comenzamos en San Millán de la Cogolla, en la provincia de La Rioja. Aquí encontramos dos monasterios de obligada visita: el de Suso, construido entre los siglos VI y XI, y el de Yuso, levantado entre los siglos XVI y XVIII. Ambos son visitables de manera guiada y fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997.

San Millán de la Cogolla será nuestro punto de partida pues el Monasterio de Yuso es considerado la cuna del castellano. Aquí se hallaron las famosas Glosas Emilianenses, esas anotaciones llevadas a cabo en lengua romance y en euskera en los márgenes de un códice en latín. Datan de finales del siglo X o comienzos del XI, pero los historiadores no fueron conscientes de su importancia hasta el siglo XX.

Primera parada: Santo Domingo de Silos

Continuamos la ruta y llegamos a Santo Domingo de Silos, en la provincia de Burgos. Visitamos su monasterio, deteniéndonos en su magnífico claustro románico que preside el enorme ciprés al que Gerardo Diego dedicase sus versos, porque aquí tuvo lugar otra de las primeras muestras del castellano: las Glosas Silenses. 

Como en las Glosas Emilianenses, de nuevo encontramos anotaciones en lengua romance en los márgenes de un códice en latín. Como las de La Rioja, servían como aclaraciones del texto latino y, aunque en este caso parecen datar de finales del siglo XI, los expertos no descartan que fueran anteriores o que procedieran incluso de San Millán de la Cogolla. De Silos tampoco nos deberíamos ir sin conocer los cantos gregorianos de sus monjes.

Segunda parada: Valladolid como sede de la Corte

Hablamos de una época en la que Valladolid tuvo una importancia fundamental, fue sede de la Corte y en ella se desarrolló una intensa vida comercial y cultural en la que el castellano encontró nuevos caminos para expandirse. Además, en su Universidad se trabajó para establecer unas bases con las que marcar un modelo de lengua bien hablada.

Una tierra cuna de grandes escritores vinculados al castellano, como José Zorrilla, Rosa Chacel, José Jiménez Lozano, Miguel Delibes, Jorge Guillén o Francisco Umbral. Incluso Miguel de Cervantes pasó por aquí y plasmó muchos rincones vallisoletanos en las páginas de sus obras. En este sentido es interesante visitar la Casa-Museo Zorrilla, la Casa-Museo Cervantes y la Casa-Museo Colón, quien también está vinculado con la ciudad y con la llegada del castellano al continente americano.  

Tercera parada: Salamanca y la primera Gramática Castellana 

Salamanca, cómo no, marca un punto y aparte en la historia de la lengua castellana. Aquí Antonio de Nebrija escribió la primera Gramática Castellana, publicada en 1492, y lo hizo en su Universidad, la más antigua de España. Un importante epicentro en la enseñanza y difusión de la lengua castellana. Una de las joyas de esta ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad en 1988. 

En su Universidad impartió clases Fray Luis de León y Miguel de Unamuno ejerció de Rector, por lo que es interesante visitar el Aula de Fray Luís de león, que se conserva tal y como él la dejó, así como la Casa-Museo Unamuno. Además, es interesante fijarse al visitar su famosa plaza mayor en los medallones que con retratos recuerdan a un buen número de escritores.

Cuarta parada: Ávila y los autores de la literatura mística

Siguiendo el camino de la lengua castellana llegamos a Ávila, a unos cien kilómetros de Salamanca. Sus murallas nos trasladas a otra época, esa en la que podemos imaginar a Santa Teresa de Jesús y a San Juan de la Cruz dando forma a su literatura tras sus muros. Pero Ávila, ciudad Patrimonio de la Humanidad desde 1985, tiene mucho más que ofrecer.

Una vez que atravesamos su muralla pasaremos entre iglesias y palacios, sin olvidar por supuesto su catedral. Y podremos detenernos en algunos de esos espacios donde la literatura mística cogió forma, como el Monasterio de la Encarnación, el Convento de Santa Teresa y el Convento de San José. Y es que Ávila y la mística han estado íntimamente relacionadas a lo largo de la historia. 

Punto final: Alcalá de Henares y Miguel de Cervantes

Y llegamos a la última parada de este camino de la lengua castellana. Alcalá de Henares, en Madrid y Patrimonio de la Humanidad desde 1998, pone este punto final al ser la ciudad natal de Miguel de Cervantes. Podremos conocer la Casa Natal del autor del Quijote, así como la Capilla del Oidor, donde se encuentra el Centro de Interpretación dedicado a su obra, o la propia Plaza Cervantes. 

La Universidad de Alcalá de Henares es otro de sus hitos imprescindibles al destacar como uno de los centros de conocimiento más importantes de Europa. Tanto es así, que en ella la lengua castellana vive cada año su propia celebración. Cada 23 de abril en el Paraninfo de la Universidad se entrega el Premio Cervantes de Literatura. Es decir, el más importante galardón que reconoce las obras literarias escritas en lengua castellana muchos siglos después de que se manuscribieran aquellas primeras Glosas Emilianenses de San Millán de la Cogolla.

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