Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Una conversación con Xavier Trias sobre el euro sanitario... Hace 16 años

El alcalde de Barcelona, Xavier Trias, junto a Artur Mas. Foto: Efe

Fèlix Martínez

Cataluña sigue siendo pionera, y no precisamente en lo mejor. El Gobierno de Artur Mas abrió la senda de los recortes cuando llegó a la Generalitat en noviembre de 2010, muchos de los cuales ha ejecutado Mariano Rajoy en el resto del Estado desde La Moncloa un año después. Con algunas salvedades.

El Gobierno de Rajoy no dudó demasiado en implantar el copago sanitario de los medicamentos, incluso para enfermos crónicos o pensionistas, pero se opuso a la decisión del Gobierno catalán de aplicar el euro por receta.

Y uno de los principales referentes del PP, la ya ex presidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre, llegó a afirmar que mientras ella fuera presidenta madrileña no aplicaría jamás el euro por receta. Ni siquiera cuando la ministra de Sanidad, Ana Mato, recomendó hierbas y recetas naturales para excluir de la factura pública una larga lista de medicamentos.

Apenas 40 días después de que Esperanza Aguirre abandonara la presidencia madrileña, su sucesor, Ignacio González, acaba de anunciar que la Comunidad de Madrid implantará el euro por receta a partir del próximo 1 de enero.

El ahorro, según ha asegurado González, no es la razón principal de la medida. Madrid apenas recaudará 83 millones de euros con la aplicación del euro por receta. Se trata de una cuestión de responsabilidad, porque, según el presidente madrileño, los ciudadanos de la Comunidad acumulan miles de cajas de medicamentos que no usan en sus casas.

Desde Barcelona, toda la escenificación de Ignacio González desprende un aroma de déjà vu pero que no remite precisamente al 1 de julio de este año, cuando los catalanes empezaron a pagar el euro por receta, sino a una antigua conversación con el actual alcalde de Barcelona por CiU, Xavier Trias.

La conversación se produjo nada menos que en la primavera de 1996. Xavier Trias acababa de ser nombrado consejero de Presidencia y, en la práctica, número dos del Gobierno de Jordi Pujol, tras varios años de destacable gestión al frente del departamento de Sanidad. De hecho, lo que entonces se consideraba exitoso modelo sanitario catalán se atribuía a Trias y a su predecesor en el cargo, Xavier Guitart.

Pero a aquel encuentro Trias acudió como flamante consejero de Presidencia, un cortafuegos de imagen inmaculada que hizo olvidar a los que hasta entonces habían ejercido de mano derecha del president, Lluís Prenafeta hasta 1990, y Macià Alavedra, hasta 1996.

Sin embargo, cuando Trias acudió a un almuerzo con la Asociación de Periodistas de Información Económica de Cataluña (APIEC), apenas había abierto las cajas de su nuevo despacho y, en realidad, el encuentro resultó ser al final más un debate sobre la gestión sanitaria de CiU que sobre los retos que tendría que asumir como consejero de Presidencia.

Fue el propio Trias quien abrió el debate, al plantear la posibilidad de que el Institut Català de la Salut cobrara 100 pesetas, la popular moneda de 20 duros, que, aunque no en valor, sí tiene una equivalencia simbólica con el euro, que por entonces ni siquiera tenía ese nombre, por visita en la sanidad pública.

Y, como ahora Ignacio González, Trias, a pesar de que la economía internacional estaba en recesión a causa de la crisis de las puntocom y de que la sanidad catalana tenía serios problemas financieros -la negociación que acabó con la investidura de José María Aznar con el apoyo de CiU, incluía una transferencia extraordinaria de 15.000 millones de pesetas a la Sanidad catalana en concepto de deuda histórica-, justificaba la necesidad de los 20 duros por visita por su interés ejemplificador o didáctico.

“La gente tiene la sensación de que aquello por lo que no paga no vale nada”, aseguraba entonces Trias, “la sanidad pública no se paga cuando se acude a ella, pero eso no significa que sea gratis, cuesta mucho dinero”. “Los 20 duros por visita tienen por objeto distinguir entre público y gratuito”.

Las circunstancias entonces eran muy distintas. La tarjeta sanitaria empezaba a implantarse y el fraude sanitario, en el que usuarios activos hacían que sus padres pensionistas pidieran las recetas, era algo habitual. Aun así, Pujol no permitió que se implantara entonces el copago.

Eso ha cambiado, pero cuando Artur Mas recuperó hace dos años la Generalitat para CiU hace dos años y nombró consejero de Sanidad al presidente de la patronal de los hospitales privados, Boi Ruiz, estaba claro que el euro ya no por visita, sino por receta, iba a ser una realidad.

Etiquetas
stats