Las grietas internas del PP se hacen más profundas
La bronca en el comité ejecutivo del PP a cuenta del caso del etarra Uribetxebarria Bolinaga y el alejamiento de un sector de las víctimas del terrorismo han puesto de manifiesto que la unidad del PP en materia de política antiterrorista no es tal ni entre sus dirigentes ni entre sus votantes. Las críticas desde varios medios de comunicación al liderazgo de Mariano Rajoy y la irrupción del nuevo partido de Mario Conde también son síntomas de que las filas de la derecha no andan tan prietas como presumen.
Aunque María Dolores de Cospedal se esforzó por vender este lunes que entre los dirigentes del PP “nadie pone en duda” la política antiterrorista del Gobierno, el caso es que Jaime Mayor Oreja y Esperanza Aguirre le soltaron a la cara a Jorge Fernández Díaz que si se excarcela a Uribetxebarria es porque él quiere. El ex ministro lleva años insistiendo en que el fin de ETA responde a un plan pactado con José Luis Rodríguez Zapatero y continuado por Mariano Rajoy.
Dos días después del tenso comité del PP nacional en el que Rajoy apoyó a su ministro del Interior, Aguirre no ha tenido ningún problema en hurgar en la herida y declarar que entre el electorado del PP “hay mucho descontento” por este motivo. Y, por si no había quedado claro, ha insistido: “Pero mucho descontento”. more
La AVT, que preside Ángeles Pedraza, y la asociación de Francisco José Alcaraz llevan tiempo manifestando su “decepción” con el Gobierno. Hace solo una semana, Pedraza plantó al ministro del Interior cuando supo que era partidario de que Uribetxebarria saliera de prisión a causa del cáncer que padece.
Hasta Mari Mar Blanco, la hermana del concejal asesinado por ETA, ha recibido su dosis de críticas por no ahondar en la división tras el comité ejecutivo del PP. Federico Jiménez Losantos, que lleva tiempo acusándola de “ser utilizada” por el partido, ahora dice que ha “perdido el decoro”. Con la mesura que lo caracteriza, a Fernández Díaz lo trata de “zoquete y escombro intelectual”.
La política antiterrorista no es el único motivo, aunque sí el más visible, de la decepción de ciertos sectores con Rajoy. La carta de Pedro J. Ramírez o la que enviaron en junio Alejo Vidal Quadras y José Antonio Ortega Lara pidiendo “la reconversión del Estado” junto a otros 26.000 firmantes no dan un respiro a Rajoy. Tampoco gestos como el de la plataforma Democracia y Libertad en el PP, que anunció el mes pasado que se disolvía para pasarse en bloque al embrión de partido que lidera Mario Conde, Sociedad Civil y Democracia (SCyD).
Si el ex banquero condenado da el salto a la política, puede pescar entre el descontento de los más conservadores. Desde su altavoz en Intereconomía, Conde reconoce que el adelanto de las elecciones gallegas al 20 de octubre por parte de Alberto Núñez Feijóo se lo “ha puesto difícil” y que su partido tomará la decisión en el congreso que celebra el 15 de septiembre en Santiago de Compostela. Mientras el presidente gallego tacha la iniciativa de Conde de “experimento” y contempla con temor su cercanía a José Luis Baltar, ex presidente de la Diputación de Ourense, en el PP dan por hecho que Galicia podría ser un trampolín y que el objetivo es la política nacional.
