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La prueba que dará la talla del bipartidismo y los emergentes

Ana R. Cañil

Del encuentro con Rajoy, Pedro Sánchez salió con la sensación de que el presidente del Gobierno había sido sincero por primera vez. O eso es lo que transmitió el socialista a los suyos. Le creyeron con matices. También a Rivera le pareció creíble para llegar a un pacto sobre el camino de la legalidad, recurrir ante el Constitucional. Lo obvio. Con Iglesias ya se ha visto que es difícil, pero queda el gesto por ambas partes.

El grueso del asunto se lo trabajarán los de siempre, PP-PSOE, escuchando a Duran i Lleida y al PNV. Participarán, por el lado del Gobierno, el mismo Rajoy in person, Soraya Sáenz de Santamaría, Pedro Arriola y Alfonso Alonso, ministro de Sanidad convertido en chico para todo. Incluso para prestar su nombre a la posibilidad de ser presidente del Gobierno, si después del 20-D, Ciudadanos mantiene que no investirá a Rajoy como presidente. Además de los espadas mencionados, el protocolo incluye al jefe de Gabinete Jorge Moragas. La vicepresidenta echa de menos a un “sorayo” histórico, la mejor cabeza que tenía cerca, Jaime Pérez Renovales, recuperado por Ana Botín.

Por parte socialista, se manejan nombres de carril: el mismo Sánchez, Antonio Hernando, José Enrique Serrano. Desde fuera y para consultas, Felipe González, Rubalcaba o Tomás de la Quadra Salcedo. Existe coincidencia en que la pareja para el proceso puede ser la vicepresidenta Sáenz de Santamaría y Jose Enrique Serrano, fontanero de oro para todo en las filas socialistas desde hace décadas, de González a Zapatero, pasando por Rubalcaba.

No habrá documento-respuesta de la Diputación Permanente del Congreso -el órgano que representa al Parlamento cuando este está cerrado- a la resolución independentista de nueve puntos de los catalanes. La explicación es que hubiera sido sólo avalada por PP y PSOE, con la abstención de PNV e IU, y los votos en contra de Esquerra, Bildu y el BNG. Y dejaría fuera a Rivera e Iglesias. El gastado bipartidismo iría solo contra los secesionistas. Se seguirán los caminos marcados por la ley, empezando por el recurso al Tribunal Constitucional, lo que significa idas y vueltas más allá del 20D, fecha de las generales.

Hay consenso en que no se aplicará el artículo 155, la suspensión de la autonomía catalana. No tiene fácil desarrollo constitucional, pero ¡cuidado! No por ahora. Expertos consultados están convencidos de que en meses, tras las elecciones generales y con nuevo Gobierno, quedarán pocas salidas alternativas. Una, la reforma de la Constitución consensuada -que podría desarrollar el 155- y tras esa reforma, disolución de las Cortes y referéndum para votar la Carta Magna retocada. Después Cataluña. Esa es la agenda que buscarían los socialistas, que podría ser una salida, pero no es la del PP.

Pese a que el telegrama al sobrino subraya la tranquilidad para Navidad y fin de año, caerán más gotas que congelarán el aliento. ¿Quién será investido presidente de la Generalitat el 9 de noviembre si Mas está tan amortizado como parece? Los suyos cada día están más convencidos de que se ha transformado en la búsqueda de salvar sus líneas para la historia. Como decía un alto cargo de Ciudadanos, “Mas lucha por su epitafio. Caído por el centralismo y las fuerzas retrógadas de Madrid, no el de que cayó por la corrupción. Le está asfixiando”. Por Madrid no dejan de correr los rumores sobre la cantidad de información que llega desde Andorra a los juzgados y la posibilidad cada día más firme de que Artur Mas sea el octavo hijo de Pujol en todo. Son rumores. También por ahora.

Con los encuentros de Rajoy con los líderes queda por ver cómo el bipartidismo va a incorporar a las fuerzas emergentes a las negociaciones, con unas elecciones generales a cincuenta días. La nostalgia sobre aquel equipo de personajes que hicieron la Constitución del 78 no sirve para nada, pero la actual clase política tiene ahora la oportunidad de demostrar si dan la talla. Son más los pesimistas que los optimistas. Entre tanto cerebro nuevo y viejo, quizá alguien sea capaz de coordinar una hoguera de vanidades gigante y acumulada durante años, capaz de contrarrestar la jugada de la resolución independentista. Sería interesante que alguien con el ego curado enviara un telegrama a los ancianos de la tribu, aquellos que aún quedan y tuvieron tanto que ver con el 78: Francisco Rubio Llorente, Miguel Herrero de Miñón, Miquel Roca. No estaría de más, aunque haya que convocarles en formato vintage. Un telegrama.

“calma confirmada stop esperan el 9N sin Mas stop recurren al constitucional stop. aburrido stop va para largo stop solo informo stop todos quieren tiempo stop la escudella i carn d'olla y la sopa de galets de la tieta caen stop preparo reyes magos de tus chicos stop venís todos stop besos”

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