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M. Andreas Haeringer: Debutar profesionalmente en el Palau fue un gran placer

M. Andreas Haeringer: Debutar profesionalmente en el Palau fue un gran placer

EFE

Barcelona —

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Debutar profesionalmente en el Palau de la Música de Barcelona con 14 años es un hecho inédito, pero hacerlo además como pianista solista del concierto “Emperador” de Beethoven acompañado de una orquesta sinfónica sólo está al alcance de genios como Michael Andreas Haeringer, conocido como “el pequeño Mozart”.

“El Palau siempre ha sido una de mis salas favoritas y yo siempre quise tocar allí porque he estado muchas veces escuchando a grandes pianistas, como Sokolov o Lang Lang. Ha sido un gran placer y tenía un gran sentimiento por tocar en este escenario”, explica Haeringer en una entrevista con Efe tras su actuación el pasado 21 de abril con la Orquesta de la Sociedad de Conciertos de Barcelona.

Aunque Michael Andreas da conciertos desde los 7 años y ha actuado ante numerosos auditorios de todo el mundo, considera como su debut profesional su participación en el Gran Concierto de Sant Jordi de Barcelona, en el que, asegura, tuvo “una de las mejores actuaciones” de su vida, que dejó al público rendido a sus pies.

El director de la orquesta, Melani Mestre, le dijo que el Concierto para piano y orquesta número 5 de Beethoven “había sonado muy germánico, redondo, y que había estado realmente bien”, señala con satisfacción el joven pianista.

Nacido en Barcelona en 2001, Haeringer, que es descendiente del compositor húngaro Franz Liszt y de la pianista alemana Sophie Menter, se sintió atraído por la música desde su primera infancia y gracias a su facilidad de aprendizaje completó en cuatro años los seis cursos del Conservatorio de Barcelona, donde se le concedió el Premio de Honor de la institución.

“La época de música clásica que más me gusta es la época romántica y entre los compositores, sobre todo Chopin, Liszt y Beethoven, que fue un innovador, el puente entre el clasicismo y el romanticismo”, explica Haeringer en cuanto a sus preferencias musicales.

Entre 2012 y 2013, su rostro se popularizó en España por sendas participaciones en concursos televisivos para personas con especial talento, ganando los dos, al sorprender siempre a público y jurado con sus prodigiosas interpretaciones al piano, una época en la que frecuentemente era reconocido en la calle.

Entrado en la adolescencia, Michael Andreas tiene muy claro que quiere hacer carrera en el mundo de la música, y no solo en el campo de la interpretación, pues también compone, tanto piezas clásicas como música pop, e incluso llega a cantar algunos de sus temas.

“Me gusta la música pop, pero cuando está muy bien hecha”, puntualiza Haeringer, quien indica que también compone música de estilo electro house, y cita al grupo de DJ Major Lazer como uno de sus grupos favoritos.

“Componer esta música es como un hobby para mí, y lo hago cuando tengo un 'agujero', sobre todo en verano, cuando dispongo de más tiempo y no tengo el estrés del 'cole'”, señala Michael Andreas, que desvela que otras de sus aficiones son el baile y el fútbol -es seguidor del Bayern de Múnich-.

De todos modos, continúa centrado en su carrera pianística junto a su profesor de siempre, el ruso Gennady Dzubenko, y ofreciendo conciertos, como el que hoy mismo dará en el St James's Piccadilly de Londres con un programa de obras de Mozart, Liszt y Chopin, además de su propia composición “Nocturno”, que también tocó en el Palau.

Respecto a su apelativo de “pequeño Mozart”, admite que cuando tenía 10 o 11 años sí le gustaba la comparación con el genio austríaco, pero ahora “ya no me impresiona” y prefiere que se refieran a él con su propio nombre.

Michael Andreas Haeringer, que también ha ganado varios concursos de piano para jóvenes intérpretes, no se ha marcado como meta ganar alguno de gran prestigio internacional, al considerar que “hoy en día ya no son lo que eran”.

“Si ganabas el Chaikovski o el Chopin hace 30 o 40 años, de repente todo el mundo te conocía y no parabas de dar conciertos, pero ahora la gente ya no sabe quién es el último ganador de estos concursos, los más importantes que existen a nivel internacional”, aduce Haeringer como uno de los motivos para no sentirse especialmente interesado.

En cambio, se ha marcado como meta tocar en el Royal Albert Hall de Londres, “una sala que me gusta muchísimo y donde quiero tocar algún día”, comenta Haeringer, convencido de que tendrá esa oportunidad.

Paradójicamente, Michael Andreas no puede matricularse en la Escuela Superior de Música de Cataluña (ESMUC), al no reunir los requisitos de poseer el título de bachillerato o tener 18 años y pasar una prueba de “madurez” en la materia.

De ello se lamenta su madre, Nathalie Haeringer, que ha asegurado a Efe que en Alemania, país de donde es originaria la familia, Michael Andreas, a sus 14 años, ya podría haber entrado en una escuela superior de música, los centros que expiden una titulación equivalente a un grado universitario.

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