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La cultura libre que llega de África

Foto: Demodrama Faces

Belén Remacha

Un grigri es un amuleto o talismán que se utiliza en África del Oeste para proteger de la mala suerte. Es también el nombre del taller que se inicia en Medialab Prado el 23 de febrero. Y no por casualidad. Para entenderlo del todo, hay que ir a África y conocer “ese vínculo mágico con los objetos que difiere del nuestro”, explica la organizadora de Grigri Pixel, Susana Moliner.

Se trata de un encuentro que durará dos semanas y que se celebra con varios objetivos. El primero y más evidente es aprender a producir y almacenar energía sostenible a partir de materiales de deshecho, esos que en muchas ocasiones van a parar precisamente a África. Pero eso es, en realidad, un pretexto para todo lo que vendrá después.

Esto no es (sólo) una farola

Porque ese artefacto, amuleto, “la farola, me dicen” que crearán entre todos los que se acerquen a participar servirá para iluminar y generar energía, pero también para intervenir espacios, siempre con el diálogo como eje central. Quieren desarrollar “cómo se vive lo común y lo público en otras ciudades, no solamente europeas”, explica Moliner, que ha pasado muchos años trabajando en residencias de artes digitales con licencias libres en África del Oeste. Resalta “del Oeste”, porque aunque a veces lo simplifiquemos, existen muchas y muy diversas Áfricas.

Por ello, el resultado se mostrará en el Festival Afropixel de Dakar, y también en Esto es una plaza, de Madrid. Para llevarlo a cabo, además de la colaboración del colectivo de arquitectura madrileño PKMAN y del ingeniero Yago Torroja, contarán con makers que han venido desde Marruecos, Mali, Senegal y Togo y que han participado en proyectos similares en sus países.

“Para producir algo interesante debemos tener una mirada crítica, y vivir encuentros y cruces insospechados. Estas semanas intentaremos salir un poco de una idea tópica del África subdesarrollada y víctima, dar otra imagen”, explica Moliner. “África es un continente que está a 14 kilómetros de España pero que se conoce con unas connotaciones y bajo el paraguas del ellos y el nosotros, y parece muy lejano. Por eso en Medialab Prado teníamos interés en lo contrario, en que vinieran aquí y trabajáramos juntos”, cuenta la organizadora de las jornadas.

Y es que este taller también es una excusa para lanzar una red colaborativa que produzca otros proyectos en la línea de la cultura libre en África. “Es muy desconocido en España pero tienen mucho que aportar. El objeto en sí no es lo importante, sino las relaciones que se generen”, dice Moliner.

Reescribir la cultura libre

Sin dejar de dar por supuesto los postulados de la cultura libre, que consisten en promover la libertad para crear y difundir apoyándose en Internet, “hay que ver cómo el concepto se traduce, se reescribe, se rescata desde otros territorios. Está bien hablar de lo común, pero cuando bajas en este caso a la latitud sur y tratas con alguien que tiene otra perspectiva es diferente, es más interesante”, reflexiona Moliner. Abrir la mente, en definitiva. En este tema, como en casi todo, “tenemos una visión eurocentrista. Así que queremos crear vínculos con otras comunidades”.

El taller se enmarca dentro de un proyecto más grande, Objetos Comunes, que se desarrolla desde septiembre y también coordina Moliner. En ese marco se han celebrado encuentros sobre cultura libre desde el verano pasado, pero es la primera vez que vienen actores a dar su punto de vista. Y hay que destacar que lo hacen no sólo para aprender sino para intercambiar conocimientos, partiendo del supuesto de la igualdad que predica el movimiento.

La pregunta que flota en el ambiente se podría resumir en “cómo producir tecnología en un lugar donde la cuestión artesanal y la relación con la materia es mas cercana. ¿Qué sentido tiene tener cortadora láser si al lado tienes todavía a un herrero?”, reflexiona Moliner. Donde los grigris tienen un lugar central, en definitiva. “Me parece que es una apuesta muy interesante a nivel político. A ver cómo salimos de esta”.

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