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La variante delta aleja la inmunidad de grupo y obliga a vacunar a más población

Vista general de una terraza prácticamente completa en un día soleado. EFE/Biel Aliño/Archivo

Belén Remacha

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Una cifra obsesiona a los ciudadanos europeos: el 70% de la población vacunada con pauta completa. Hace meses que los dirigentes de la UE se comprometieron a alcanzar ese porcentaje antes de que terminara el verano de 2021, y en España nos aproximamos a ello: vamos por el 46,7%. La barrera es el 70% porque se asume que con ese porcentaje se logra inmunidad de grupo frente a la COVID-19, es decir, hay tanta gente protegida que el virus ya no tiene por dónde circular y, aunque continúa entre nosotros, ya no resulta tan peligroso. Con la entrada en el escenario de la variante delta, el cálculo podría cambiar y podría ser necesario más porcentaje para lograr ese efecto. Pero los expertos advierten que en realidad ese 70% nunca fue un número cerrado, y que hará falta conseguir a más gente vacunada, con delta, o con alfa, o con otras mutaciones. Es decir, la campaña de inmunización deberá continuar.

Alfa es la variante predominante ahora mismo en nuestro país (es la originada en Reino Unido, la OMS cambió recientemente la nomenclatura). Delta (la originada en India) supone más del 15% de los casos secuenciados, aunque Sanidad admite que podría ser más –comunidades como Madrid la consideran ya la dominante– porque el sistema tiene muchas limitaciones. Por otro lado, el cálculo de la inmunidad de grupo se hace a partir del número R0. El R0 es “el promedio de casos secundarios que genera un caso índice en un contexto de cero medidas de control”, explica el especialista en medicina preventiva Mario Fontán Vela. Por ejemplo, en abril de 2020 se consideraba que el R0 para SARS-CoV-2 estaba entre 2 y 3. Y a partir de ese dato, con un cálculo estadístico, se estima que a ese número R0 le corresponde un porcentaje de inmunizados de alrededor del 70%. 



Un primer problema es que con alfa, que se expandió en enero, la R0 se habría aproximadamente duplicado porque es más contagiosa que las variantes anteriores. Con delta, parece haber crecido incluso más. La comunidad científica no ha concretado aún a cuánto, pero algunos cálculos del Imperial College sitúan la R0 de delta en torno al 8. Otros estudios, como los del Public Health England, apuntan, basándose en otros indicadores (la tasa de ataque secundaria, TAS) que, en realidad, delta no sería mucho más transmisible que alfa. Pero en todo caso, ambas necesitarían algo más del 70%, que era un cálculo para las primeras variantes. 

Un segundo problema para sacar el porcentaje: la R0 no lo es todo. “Hay dos postulados más además del número R0 que no se cumplen para el SARS-CoV-2: uno, la inmunidad no es del 100% en todos los vacunados ni infectados, porque las vacunas no tienen una eficacia del 100%; otro, la enfermedad no se distribuye de forma aleatoria, hay sesgos por edades o sectores”, indica Pedro Gullón, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología.

Y el principal problema es que los epidemiólogos y vacunólogos ya advertían que ese 70% no se debía tomar al pie de la letra. En ningún momento. “El 70% era una teoría que no tenía tanto criterio epidemiológico, era más político. Fijar porcentajes es ridículo, tenemos que saber que lo ideal será alcanzar en torno al 85% o 90% de la población. Sea con la variante que sea. Y entonces, veremos si lo hemos conseguido. Antes, todo son cábalas. Depende de tantos factores que es imposible decir cuándo se alcanzará la inmunidad de grupo”, señala José Antonio Forcada, presidente de la Asociación Enfermería y Vacunas. Él y otros expertos también han dicho siempre que la prioridad era, como ya hemos hecho, vacunar a los vulnerables, por encima de obsesionarse con esos altos porcentajes.

“Cuanta más gente vacunemos, mejor”

Su colega Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología y asesor en la Ponencia de Vacunas del Ministerio, coincide. “Más allá de cualquier variante, y tal y como está el patio, cuanta más gente vacunemos, mejor. Solo así se romperá la transmisión. No nos tenemos que emperrar en el 70%, hay que ir más allá. Con alfa y con delta”. García Rojas hace alusión a los recientes estudios que concluyen hacen falta las dos dosis tanto de Pfizer/BioNTech o de AstraZeneca/Oxford para proteger frente a delta, pero que con esa doble pauta sí es suficiente. Pero por eso, dice, hay que acelerar y llegar ya a esos porcentajes tan altos.

También menciona que, mientras todos los países no estén protegidos, y en África algunos lo están por debajo del 3%, seguiremos susceptibles a futuras variantes. Pedro Gullón, coincide: “Mientras más, mejor. No hay un punto, decae la posibilidad de que haya casos poco a poco”. “Sabemos que si se transmite más, el umbral será mayor”, zanja Fontán Vela sobre las variantes, pero “sabremos cuándo la pandemia está controlada cuando los datos nos lo digan, no cálculos basados en asunciones que sabemos que no se cumplen nunca”, zanja Fontán Vela.

Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, reconocía este lunes que la estimación de la inmunidad de grupo podía subir a un porcentaje más alto. Podía quedarse en un 75-80%, contando a las personas que desarrollan “fallo vacunal”, por las que hay que dar además un poco más de margen. Pero “estamos consiguiendo vacunar a bastante más que eso, a los más mayores alrededor del 100%”, así que no se mostró preocupado.



¿Llegaremos a ese 90%?

La respuesta de la ciudadanía española hasta ahora sido ejemplar, casi el 100% de los mayores de 70 años ha acudido a la cita de la vacuna, algo que otros países europeos no han conseguido. Aun así, “no es correcto decir que haya inmunidad de grupo entre los mayores porque esta no se da por edades, se da a nivel poblacional. Sí podemos decir que los mayores están protegidos y que la película ha cambiado mucho, ya hay un primer control de la pandemia porque el virus ya no causa la letalidad de antes”, matiza García Rojas. Así que la pregunta es: ¿seguiremos a este ritmo y llegaremos a ese 90% de población general, al menos entre los adultos mientras las vacunas no estén autorizadas en menores?

“No hay más remedio. Ni lo veo ni lo dejo de ver: hay que ir a por ello. Hay que convencer a los jóvenes, ganarlos para la causa, me preocupa que se les esté criminalizando en exceso. La necedad no está asociada a la edad, está asociada a otros factores, y tenemos que explicarles que para volver a recuperar nuestra vida de antes tienen que vacunarse, no les vamos a convencer llamándoles necios”, contesta García Rojas. Hace alusión a las altas tasas de contagios que se dan entre los menores de 30 años, a los que aún no ha llegado masivamente la vacunación pero a los que les empieza a tocar estas semanas. “Es lo que nos queda por delante, los menores de 30 son muchos, y luego los menores de 16. Son un grupo importante porque tienen más movilidad y relaciones sociales”, termina Forcada.

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