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Los migrantes acogidos en un hostal de Madrid denuncian desinformación y falta de pruebas médicas

Varios migrantes protestan frente al hostal Welcome por las condiciones de acogida. | Foto: Olmo Clavo

Fabiola Barranco

En el madrileño barrio de Vallecas, rodeado de naves industriales, se encuentra el Hostal Welcome. Además de ser un lugar para turistas y mochileros, desde hace una década tiene plazas reservadas por Cruz Roja para dar cobijo a personas inmigrantes y refugiadas recién llegadas, hasta que estas puedan ser trasladadas a otros centros especializados en ayuda humanitaria o para solicitantes de protección internacional.

Pero, según ha confirmado Cruz Roja, “desde hace pocos meses” se está destinando este establecimiento hotelero para atender las necesidades de las personas inmigrantes en situación de vulnerabilidad que llegan a las costas españolas y que precisan del Programa de Atención Humanitaria.

Según explica José Zamora, coordinador de Refugiados de Cruz Roja, lo hace “ante la creciente demanda de los últimos tiempos” ya que no están disponibles otros centros específicos en la Comunidad de Madrid. El servicio de acogida en el Hostal Welcome está gestionado por Cruz Roja, a través del programa de Ayuda Humanitaria del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. 

Este lunes, más de un centenar de personas procedentes de Costa de Marfil, Sierra Leona, Gambia, Camerún, Guinea, Senegal y Guinea Konacry, hospedadas allí desde hace uno o dos meses, han salido a las inmediaciones para protestar por la atención recibida y denunciar que, según dicen, deben abandonar el albergue cuando cumplan los tres meses de estancia.  

Este martes, los residentes del Hostal Welcome bajo el programa de ayuda humanitaria, han recopilado las barreras con las que se encuentran, plasmándolas en una queja que será presentada en la mañana del martes 18 de abril ante la Subdirección General de Integración de los Inmigrantes. 

En el documento presentado ante el Ministerio de Empleo, al que este medio ha tenido acceso, reseñan que “las condiciones del centro no son aptas para la acogida”. Entre otras, también se denuncia que “no les han informado de la posibilidad de acceder una prórroga de estancia”, que “no reciben apoyo socio-jurídico en la gestión de su documentación: pasaportes o inscripciones consulares” o que “no han tenido acceso hasta la fecha a pruebas médicas de salud pública (Mantoux, serología de ETS, y otras)”.

“No Welcome en este hotel”

“No Welcome en este hotel”, decía el camerunés Serge Eric señalando el letrero del hostal, queriendo resaltar la paradoja del nombre, rodeado de otros compañeros que trataban de organizarse para hacer llegar sus demandas y peticiones de mejora de condiciones. 

Sitafa es uno de los participantes en la protesta. Este estudiante de 19 años, llegó hace tres meses a las costas de Almería después de tres días navegando en una precaria embarcación que partió desde Marruecos, donde vivió durante cinco meses. 

“La vida en el Welcome es difícil, hay muchos problemas, faltan derechos, hay gente que no tiene ropa, algunos tenemos tarjeta de transporte y otros no, si queremos beber agua tiene que ser la del baño…”, se queja este joven senegalés que se jugó la vida cruzando el Mediterráneo en busca de un futuro mejor al que se quiere agarrar desde que pisó España. “Recibo clases de español en tres escuelas diferentes. Las he buscado para aprender el idioma porque no tengo a nadie en Madrid que me pueda ayudar”.

El chico está preocupado porque en unas semanas habrá agotado los tres meses de estancia en el albergue y las alternativas que tiene son casi inexistentes. “Me dijeron en Cruz Roja que el problema es mío porque no conozco a nadie en que me pueda ayudar ni Madrid ni en España. También me preguntaron si tenía familia en Francia para que vaya con ellos, pero yo les he dicho que es aquí donde quiero vivir, me gusta mucho España”, señala.

Antes de llegar a la fecha límite de salida, si los usuarios no tienen ninguna red de familiares o apoyo en el país, optan por viajar a otro lugar del norte de Europa y seguir probando suerte y saltando obstáculos; como ocurrió con un amigo del joven a quien conoció en Marruecos y del que no sabe nada desde que salió hace un mes desde el hostal madrileño. “No sé si está bien o si está mal, pero lo que es seguro es que se fue de aquí sin dinero, sin conocer el idioma y sin apoyos de nadie”, asegura.

En este sentido, muchos de los manifestantes repetían que se sentían “condenados a abandonar España o a pedir asilo”.

Los días pasan y el check out de la actual habitación compartida de Sitafa, se aproxima. De momento, sostiene que una de las soluciones que le han ofrecido ha sido la de instar una plaza en el albergue de atención social para personas sin hogar en la capital, San Juan de Dios. Vivir en situación de calle y bajo irregularidad administrativa, al no tener papeles, es el escenario que se le presenta en su futuro más inmediato. Un ambiente poco propicio para la integración.

Musa es otro de los jóvenes africanos que ha secundado la concentración. Se queja con amargura que cuando han intentado exponer su descontento a una mediadora social de Cruz Roja, la respuesta que han recibido ha sido que ella “no está aquí para arreglar problemas”.

Por otro lado, el  coordinador de Refugiados de Cruz Roja Madrid, ha garantizado a través de una conversación telefónica con eldiario.es que, desde la institución en la que trabaja, conocen sus demandas y han “explicado hasta dónde podemos llegar o no”. Unas limitaciones que no ha definido pero que ha remitido “al manual de gestión del proyecto” relativo al Ministerio de Empleo y Demanda.

Zamora defiende que, desde Cruz Roja, se están “intentando replantear el sistema y dar cobertura en pisos, pero son proyectos en pleno desarrollo”. A su vez confiesa que “son conscientes de las limitaciones que se tienen al trabajar con personas en una plaza hotelera”.

Diferentes colectivos de apoyo a personas migrantes y refugiadas, como la Red Solidaria de Acogida y la Coordinadora de Barrios, señalan que “están bajando tanto los niveles de acogida que pensamos que acoger se limita a ofrecer un techo”. La Asociación Sin Papeles de Madrid, añade que “es preocupante que Cruz Roja esté usando un hostal de carácter temporal como un centro de acogida”.

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