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López Sors asume el primer alejamiento del Prestige pero exculpa al Gobierno de su rumbo errático

Sala de prensa del juicio del Prestige durante la declaración de Mangouras

Miguel Pardo

Entre confusión y contradicciones varias, el ex director general de la Marina Mercante, José Luis López Sors, comenzó este jueves su declaración en el juicio del Prestige asumiendo las primeras decisiones tras el accidente del petrolero. El único cargo público que será juzgado por la catástrofe aseguró que él “dictaba” las primeras decisiones, que no precisaban de “aprobaciones posteriores” por parte de sus superiores. “No hablaba habitualmente con el ministro de Fomento”, dijo, a pesar de que en la instrucción sí había confirmado que se comunicaba “normalmente” con él, según el letrado que le preguntaba. En cuanto al rumbo errático tomado por el petrolero tras el segundo día de la catástrofe, el ex cargo público llegó a asegurar que las autoridades españolas “no tenían nada que ver”, aunque él sí que recomendó mantenerlo alejado de la costa. “Desde que llegan los rescatadores, se retira el control de la administración; nadie me pidió autorización ni tenían por qué pedírmela”, aclaró.

Además, López Sors considera que “la Administración marítima española hizo un buen trabajo” y justifica el buen hacer en el hecho de que “el Exxon Valdez contaminó más costa” o en que “el Erika afectó más las playas”. “Lo que fue una barbaridad es que un barco en esas condiciones se metiera en la costa gallega y que el capitán retrasase el remolque aludiendo a su alto precio”, aseguró. “Lo de la ola gigante es una disculpa fácil; el Prestige no navegaba en las mejores condiciones”, respondió luego al abogado de la organización Arco Iris.

El ferrolano López Sors respondió al duro interrogatorio del abogado de Nunca Más, Pedro Trepat, y pidió traducción simultánea del gallego al castellano al justificar que “no entiende” el idioma del letrado. Analizando las primeras horas de la catástrofe, el ex cargo público del Ministerio de Fomento, intentó explicar la primera orden -grabada- en la que aseguraba que “la consigna” era: “que cojan el barco, que puedan dar un cabo y que lo separen de la costa hasta que hunda”.

Ante las preguntas de por qué se tomaba esa decisión en las primeras horas del accidente, López Sors manifestó que la idea era “anticiparse a riesgos mayores” y, ante la posibilidad seria de hundimiento, “creía que el mejor era que el barco hundiera el más lejos posible de la costa”. Aún así, el ex director general de la Marina Mercante aseguró también que se intentó “evitar un encallamiento” y una “grave contaminación” y llegó a aclarar que el objetivo era “alejar el buque” hasta una distancia aproximada de “30 millas”, algo que en ningún momento había manifestado en la instrucción del caso. “El barco estaba mejor fuera que dentro”, dijo también López Sors, que añadió otro argumento más para justificar el viaje inicial del petrolero mar adentro: “Estábamos esperando a los rescatadores y seguimos separándolo de la costa hasta que llegasen”.

En cuanto al rumbo tomado por el petrolero ya en el segundo día de la catástrofe, el 14, alejándose de la costa, López Sors entró en varias contradicciones al asegurar en un principio que quien tomó esta decisión fue “el capitán del primer remolcador, el Sertosa 32”, a pesar de que el abogado de Nunca Más le recordó que en la instrucción había asegurado que había sido él mismo quien había ordenado ese rumbo. “Ratificamos la decisión del remolcador”, intentó aclarar después, tras decir también que el organismo rector acordado en aquel tiempo “no podía entrar en esos temas”.

Preguntado por el rumbo errático posterior, el ex cargo de Fomento aseguró que no era responsabilidad de las autoridades estatales, sino de los problemas con los remolcadores y los salvadores de Smit. “No tuvimos nada que ver, lo quisimos evitar”, dijo.

Así, y en cuanto a los continuos y radicales cambios de rumbo a partir del remolque, López Sors negó presiones diplomáticas por parte de Francia para alejar el buque y atribuyó la dirección errática del petrolero a los “salvadores y remolcadores” del buque. “Desde que llegan los rescatadores, se retira el control de la administración; nadie me pidió autorización ni tenían por que pedírmela”, dijo el ex director general, que aseguró, aun así, que él recomendó mantener el barco lejano y que el objetivo era que “estuviera lo más lejos posible para proteger las costas gallegas” y que el límite de 120 millas acordado con los rescatadores era para asegurar un posible rescate. “No tuvimos nada que ver con el rumbo errático”, llegó a manifestar, tras explicar estas variaciones en la situación del buque “por los fuertes vientos” y las dificultades en el remolque.

Además, López Sors aseguró que “nunca” fue una de las opciones trasladar el Prestige a la ría de Corcubión, donde varios expertos aseguran hoy en día que podría ser resguardado. “Nunca lo consideramos y ningún marino nos lo recomendó”, dijo el ex director general, que cree que si se optase por meter el barco en la dicha ría ahora él “estaría en la cárcel junto al señor Mangouras (capitán del buque)”. Lo que sí admitió fue que llevar el petrolero al puerto de A Coruña llegó a ser una opción.

En cuanto al vertido, López Sors aseguró que no tenían “herramientas para saber hacia donde iría la contaminación” y en cuanto al número de toneladas de crudo que ya había en el mar, el ex cargo de Fomento justificó “las fluctuaciones constantes” de las informaciones trasladadas en el día 14 y que pasaron de las 1.500 toneladas a las 20.000.

La declaración de López Sors dejó muchas dudas sobre la gestión de la catástrofe, sobre todo en referencia a un organismo rector que asumió que era “más político que técnico” y que no tomaba decisiones, sino que las principales decisiones le correspondían a él. De este modo, el ex cargo de Fomento intentó alejar de cualquier responsabilidad a sus superiores, a los que en ningún momento atribuyó decisiones importantes.

López Sors, en vista de las actas aportadas por otro abogado de Nunca Máis en las que se indica que la primera reunión técnica no se produjo hasta el día 19, aseguró que el órgano rector “era asesorado por técnicos”. “Existen técnicos en todas las reuniones de este organismo”, dijo, tras justificar que la reunión del día 19 fue encargada por el ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, para incluir más información especializada.

Para López Sors, está justificado que sólo la Marina Mercante se encargase de la gestión de la catástrofe entre el día 13 y el 19 y no una comisión técnica como la que se convocó en el momento en el que se hundió el Prestige. “Lo que decidirían estos técnicos era si se podía hacer algo más”, argumentó el ex director general, que aseguró que se intentó salvar la proa del buque cuando la otra mitad de la embarcación ya estaba hundida, a pesar de que en el acta se aseguraba que el objetivo era sobre actuaciones anteriores. “Admito la crítica”, dijo López Sors, ante la pregunta del abogado de Nunca Máis de si la junta técnica y su acta “pretendían tan sólo justificar decisiones anteriores”. Además, negó que hubiera diferencias en cuanto a la actuación anterior al hundimiento.

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