Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

La muerte de un joven de 17 años reabre el debate sobre la participación de menores en cacerías

Manifestación contra la caza

Marcos Pérez Pena

Este sábado por la tarde un chaval de 17 años murió en Ribas do Miño mientras participaba en una batida de caza. Los datos de la investigación indican que el fallecimiento se debió a una bala rebotada, pero no es la primera muerte de un menor mientras participa en esta actividad, y grupos ecologistas y en defensa de los derechos de los animales señalan que ha llegado el momento de limitar la participación de niños y adolescentes.

Rubén Pérez, portavoz de Libera, subraya que “lo que demuestra el accidente de este fin de semana es que no podemos dejar que personas menores de edad anden por el monte mientras haya fuego real” y concluye que “la muerte de este chico tiene que abrir un debate serio alrededor de la participación de los menores en la caza, al igual que lo está habiendo en otros campos, por ejemplo en lo que respecta a la asistencia de los menores a las corridas de toros”. El colectivo considera “absurda” una normativa que faculta los menores a participar en actividades de “inherente peligrosidad, mientras carecen de derechos básicos como el derecho al sufragio activo y pasivo”.

En la actualidad la edad mínima para participar en una batida con armas de fuego es de 16 años. Colectivos como Libera llevan tiempo solicitando en distintas instancias que esta edad se eleve hasta los 18 años, y al mismo tiempo denunciando las presiones de los cazadores, concretamente de la Federación Galega de Caza, para reducirla hasta los 14, en el marco debate de la reforma de la ley gallega que regula esta actividad. “El sentido de esta medida puede ser un afán recaudatorio, para que los chavales de menos de 16 años tengan que pagar una licencia, aunque supuestamente no pueden tocar un arma de fuego. Y después, un interés en adoctrinar chicos cada vez más pequeños”, destaca Rubén Pérez, que denuncia en este sentido el “adoctrinamiento en una actividad cruenta, que es rechazada por una parte importante de la población y que cada vez recibe más críticas por su inutilidad”.

Libera destaca que la limitación del acceso de los menores a las cacerías, al igual que en otros espectáculos en los que participen animales, como la Rapa das Bestas, es “una acción de prevención de la violencia hacia los animales”, pues “cuando en su entorno ves la violencia hacia un animal cómo algo permitido y aceptado, puedes repetirlo con otros animales”.

Pérez recuerda que la actividad de los cazadores “conculca los derechos de las personas no cazadoras” pues “por encima del 90% del territorio gallego son tecores, son terrenos ordenados cinegéticamente” y “durante las temporadas de caza mayor y menor todo el monte está tomado por los cazadores”. Añade que “sabemos que hay muchas irregularidad y muchas imprudencias” y señala a este respecto que “estamos un poco cansados de que cada vez que hay un accidente se habla de balas rebotadas y de infortunios, parece que dejamos todo al azar, cuando hablamos de una actividad en la que hay armas de fuego y fuego real”

Las enmiendas de la Federación Galega de Caza no sólo piden rebajar la edad para participar en las batidas, sino también que se elimine la prohibición de cazar animales domésticos. Otras de los alegaciones y propuestas presentadas por la Federación Galega de Caza buscan reducir la distancia mínima de seguridad entre viviendas y zonas de entrenamiento de 500 a 100 metros, o rebajar de “muy grave” a “leve” a consideración de la caza en terrenos vedados y reducir, en consecuencia, la multa económica, que pasaría de 6.001 euros a 100.

Etiquetas
stats