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Compartir para respirar

Respiro facilita que un coche sea compartido por 45 personas.

María Muñoz

Cuidar el medio ambiente, la crisis, reducir gastos, mejorar la movilidad de la ciudad. Todas son razones para abandonar el uso privado del coche y cambiarlo por una modalidad que permita que un solo vehículo sea usado por varias personas. Es lo que se conoce como car sharing, una práctica extendida en EEUU y Europa, que poco a poco va llegando a España. Respiro es una empresa que permite al alquiler de vehículos de bajas emisiones por horas más allá de la almendra central de la ciudad y es la única compañía que compensa huella de carbono con proyectos medioambientales.

“Nuestro objetivo es ser la primera empresa en España con huella de carbono neutral pero como de momento no es viable todos nuestros vehículos son de bajas emisiones, eléctricos o híbridos”, explica Agustín de Saralegui, responsable de Comunicación de Respiro. A punto de cumplir cinco años, la empresa comenzó ofreciendo coches solo en distritos céntricos de la capital, como Chamberí, Salamanca y Centro. Y ahora ya es posible tener un vehículo a disposición de los usuarios en barrios como El Pilar, Carabanchel Bajo, Ciudad Lineal o la zona de Ciudad Universitaria, situados más allá de la almendra central de la ciudad.

Además, como señalan sus responsables, la compañía paga a la Fundación Ecología y Desarrollo el total de las emisiones de CO2 emitidas tanto por la fabricación de los coches que emplea como por la distancia que recorren esos vehículos en un año. “Compensamos todas esas emisiones pagando a la Fundación que trabaja en países emergentes ayudando a las comunidades locales a ser autosuficientes”, señala y añade que en India han contribuido a la construcción de un parque eólico y en Perú cooperan en la reforestación de una zona de selva.

El servicio de car sharing, o coche compartido, es “una alternativa racional al coche en propiedad”, como subrayan desde Respiro. Existen varias modalidades, en función del uso que le dé cada persona, pero las tarifas básicas suponen una cuota de entre 25 y 35 euros cada seis meses. Después cada hora de uso cuesta dos euros y 0,25 cada kilómetro. El servicio incluye seguro a todo riesgo y gasolina, ya que todos los vehículos tienen una tarjeta con la que se puede comprar combustible en la mayoría de estaciones.

Ahorro de gastos

“Según datos del Ayuntamiento de Madrid, la mayoría de las personas usan sus vehículo una hora diaria, para ir y volver del trabajo, por lo que el 97% del tiempo están parados”, afirma De Saralegui, quien sostiene que además de suponer un ahorro en alquiler de plazas de aparcamiento, seguros del coche, revisiones y gasolina, compartir un vehículo supone retirar de la circulación entre 15 y 20 coches. “Cada uno de nuestros coches es compartido por 45 personas”, afirma.

Respiro tiene una flota de 150 vehículos, que esperan ampliar a 200 para finales de año. Las reservas se pueden hacer con meses de antelación o con tan solo 15 minutos, para cubrir cualquier imprevisto que pueda surgir. Cada usuario recibe una tarjeta -entregada por correo ordinario o través del servicio de mensajería en bicicleta Mensos- con las que se accede a los coches. En la luneta delantera está situado el lector donde se debe colocar la tarjeta, que en cuanto se activa permite acceder a las llaves y empezar a circular. El coche se debe devolver en el mismo aparcamiento en el que se recogió porque “se trata de un servicio de proximidad por lo que todos los vecinos del barrio puedan usar ese mismo coche”, explica el responsable de comunicación.

El perfil del usuario, explican desde Respiro, es una persona que usa con frecuencia el transporte público de la ciudad, y que de vez en cuando necesita un vehículo para desplazamientos concretos. Para estos usuarios de transporte público y que tengan el abono de transportes mensual la cuota anual se reduce a la mitad.

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