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Sobre este blog

Carlos Elordi es periodista. Trabajó en los semanarios Triunfo, La Calle y fue director del mensual Mayo. Fue corresponsal en España de La Repubblica, colaborador de El País y de la Cadena SER. Actualmente escribe en El Periódico de Catalunya.

Europa empieza a valer para poco

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso (derecha), y el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, (izquierda) en Bruselas. Efe

Carlos Elordi

“Europa camina marcha atrás”, dice hoy el diario italiano Il Sole-24 ore y el vaticinio de los grandes medios de referencia es que las divisiones y las miras estrictamente nacionales de los distintos países harán imposible que la cumbre que hoy empieza en Bruselas logre acuerdos que sirvan de algo frente a la crisis que no ceja y que se agrava. Europa está, más que nunca, sin timón y nadie entrevé la posibilidad de una reacción frente a eso. Se podría sospechar que, en el fondo de sus pensamientos, los dirigentes europeos están convencidos de que esta Unión Europea no tiene futuro. De lo contrario, harían algo por entenderse.

Y lo que están haciendo es marear la perdiz, aprovechándose de que, por el momento, los mercados no quieren hacer sangre y siguen a la expectativa -¿hasta cuando?- de que se tomen medidas. Desde que hace mes y medio Mario Draghi anunció que el BCE estaba dispuesto a comprar, sin límites, deuda pública de los países en dificultades, ninguna decisión se ha tomado para que esa decisión pudiera llevarse a la práctica. Es más, se han dado pasos atrás en esa dirección: hace dos semanas Alemania, Finlandia y Holanda anunciaron, mirando y no con buenos ojos a España, que no estaban dispuestas a que las ayudas a la banca fueran directas y no computaran como deuda pública.

Los analistas creen que hoy y mañana esos países defenderán esa postura en Bruselas. Por mucho que proteste Rajoy, por mucho que François Hollande y Mario Monti le den golpecitos de solidaridad en la espalda. “Crecen los temores sobre la suerte del plan de Unión Bancaria de la UE”, dice hoy el Financial Times. Aparte de que ese mismo diario aseguraba ayer que, según los expertos legales, el plan mismo contraviene las leyes de la UE, la conclusión del FT es que, una vez más, Alemania que no da su brazo a torcer, ni en esto ni en nada: Angela Merkel no se atreve a dar un paso que pudiera enfrentarle con la mayoría de la opinión pública germana, que está en contra de que Berlín ponga más dinero a favor de la Europa del Sur. Y menos cuando faltan cada vez menos para sus elecciones generales y cuando la recesión acecha también en Alemania.

Por el contrario, el Gobierno germano aprieta para que la Europa pobre renuncie a nuevas parcelas de soberanía: a su ministro de economía Wolfgang Schäuble no se la ocurrido ahora otra cosa que proponer que Bruselas vise, y pueda cargarse si no hacen recortes suficientes, todos y cada uno de los presupuestos europeos. “Pero esa propuesta tiene escasas posibilidades de ser aprobada por el resto de Europa”, dice Der Spiegel resumiendo la opinión unánime de la prensa alemana. Entonces, ¿por qué se hace? Sólo cabe una respuesta: para tranquilizar a la opinión alemana, para hacerle saber que su gobierno sigue firme en la defensa del interés nacional.

François Hollande ha chocado contra ese muro y, contradiciendo sus promesas electorales, hace tres semanas anunció un presupuesto marcado, como todos los de la Europa del Sur, por la austeridad. Ayer se mostró muy beligerante contra Alemania en una entrevista concedida a seis periódicos europeos. Entre otras cosas, sugirió que Merkel está demasiado preocupada por su política doméstica, pidió que la eurozona actúe pronto para reducir los costes de financiación de España –es decir, para que llegue cuando antes nuestro rescate- criticó las críticas alemanas al Banco Central Europeo y pidió que se haga todo lo posible para que Grecia pueda permanecer en la eurozona. Aparte de que a la vista de esas posiciones un acuerdo con Alemania parece imposible –aunque en las entrevistas se suela sacar más pecho que en las reuniones- lo que está claro es que también el líder francés mira hacia casa, en donde los sondeos no le van muy bien, mientras en su partido, el socialista, vuelve a haber ruido de sables.

Para colmo de males, Gran Bretaña se aleja de la UE y amenaza con dejarla del todo (New York Times). Y puede que alguien le haya llamado la atención que en el segundo debate entre Obama y Romney no se haya hecho la mínima mención a Europa: cuando la suerte económica de nuestro continente es la mayor preocupación mundial, ese silencio se podría entender como que los líderes políticos norteamericanos no tienen la mínima idea de cómo podrían convencer a Europa de que haga algo distinto de lo que está haciendo.

Rajoy ha sacado partido de ese marasmo. Ha logrado que la petición de rescate de nuestra deuda –es decir, de nuestra economía- quede para después de las elecciones gallegas y también que algunos españoles se hagan la ilusión de que ese rescate será “suave” –ahora desde La Moncloa se dice incluso que “virtual”. Pero ningún experto europeo contempla esa posibilidad. Es más, el Wall Street Journal ha venido a decir que si cae en la tentación de hacer algo parecido a eso, la realidad del desastre económico español –que en muchos análisis se cree que será mucho mayor de lo que ha pronosticado el FMI- se impondrá muy pronto y no habrá más remedio que proceder a las soluciones drásticas: dinero de verdad a cambio de recortes brutales en España.

Y si las soluciones para España –cuya eventual quiebra, como se ha dicho hasta la saciedad, arrastraría al euro- siguen en el limbo, tampoco en Grecia se avanza mucho. Y en contra de todo lo que nos han querido hacer creer, ese no es un asunto menor. Un informe de la Fundación Bertelsmann que ha tenido un amplio eco en la prensa germana (Frankfurter Allgemeine Zeitung) pronostica que una salida de Grecia de euro podría desencadenar una crisis económica mundial. “La economía mundial caería en una profunda recesión y el escenario sería aún más dramático si también saliera España”. Y esa posibilidad, por mucho que el gobierno alemán se empeñe ahora, para que las cosas le cuadren, en negarla, no está ni mucho menos descartada. Como dato del ambiente, hoy no han salido los periódicos en Grecia (Ekathimerini) y también hay huelga general.

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Carlos Elordi es periodista. Trabajó en los semanarios Triunfo, La Calle y fue director del mensual Mayo. Fue corresponsal en España de La Repubblica, colaborador de El País y de la Cadena SER. Actualmente escribe en El Periódico de Catalunya.

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