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González alerta de la “propaganda” del Gobierno sobre el empleo y el fin de la crisis

Felipe González y Patxi López (derecha), anoche en Bilbao en las jornadas de reflexión organizadas por el PSE-EE. /EDN

Aitor Guenaga

Bilbao —

Felipe González ha sido el líder del socialismo español de la ultima parte del siglo XX, presidente del Gobierno entre 1982 y 1996. Y ahora es un “jubilado de 71 años”. Pero un jubilado inquieto que quiere que la socialdemocracia mundial deje de estar “timorata y endogámica”. Un jubilado que manda mensajes europeístas de calado ante “las elecciones europeas más importantes en la historia” de la Unión Europea y que advierte ante lo que considera “propaganda” del Gobierno de Mariano Rajoy cuando analiza los últimos datos del paro y agita “la broma” de que “hemos salido de la recesión”. Por eso anoche advirtió ante esos “cantos de sirena” de que “eso va a mejor”.

Acompañado del líder de los socialistas vascos, Patxi López, González -“uno de los sacerdotes de la libertad, la igualdad y la solidaridad”, como le definió López- dio el pistoletazo de salida a las jornadas organizadas por el PSE-EE para reflexionar sobre el futuro del socialismo y su papel ante la crisis financiera y global que ha dejado unas secuelas en las que los neoliberales consideran al “ciudadano como una mercancía”. “No estoy dispuesto a aceptar la sociedad de mercado”, que es algo diferente a “la economía de mercado que siempre he defendido”, resaltó González, incluso teniendo que aguantar críticas dentro del partido, recordó.

Su intervención estuvo centrada en analizar la crisis y la globalización, pero utilizó en todo momento un lenguaje cercano. Clamó contra el “casino financiero global sin reglas” en la que la falta de regulación y control de los mercados financieros -“que es algo más que los bancos”, aclaró- han convertido el mundo actual. “El mercado y el sistema financiero es tan regulable como cualquier cosa, pero un solo país no lo puede hacer, ni siquiera Estados Unidos. Con la UE y con Japón, sí”.

Pero el jubilado González vino a Bilbao a agitar, a provocar ante lo que considera una “profunda crisis de gobernanza de la democracia representativa”. Y de inmediato puso deberes a la socialdemocracia mundial, a la que reclamó que asuma riesgos, porque ya no es suficiente con lo que denominó el “resistencialismo”. Ante las elecciones europeas más importantes de la historia de la UE, unos comicios que van a conformar un Parlamento que va a “tener poder de verdad por primera vez”, dibujó a la familia socialista sin programa -“ojalá lo tenga”-, desorientada, con una Internacional Socialista “catatónica” y “no operativa”. Y le conminó, al menos, a ser capaz de elaborar en estos meses un “discurso con cuatro prioridades”.

El paro “ha venido para quedarse”

Pero la preocupación que realmente afloró anoche en buena parte de su intervención en el Palacio Euskalduna de Bilbao fue el paro. Por eso, el día que se conocieron los datos de la EPA de 2013, se revolvió contra la maquinaria de “propaganda” del Gobierno del PP. “El drama es la desigualdad: es el gran desafío de nuestra época, la desigualdad que genera el paro masivo”. Por eso apeló a desarrollar políticas del reparto del trabajo existente -“no para precarizarlo y tener como en Alemania 7 millones de empleos de 400 euros”, aclaró- y políticas gubernamentales que tiendan a la redistribución indirecta de la renta y a la productividad. “Tenemos que dar una salida al drama del empleo, que ha venido para quedarse”, advirtió el ex presidente del Gobierno español.

Aunque, sobre todo, reclamó audacia, abandonar el conservadurismo de ideas. “Estamos timoratos, endogámicos”, le dijo al PSOE, “tenemos que dejar de mirarnos el ombligo”. Y a petición de López, ya en las preguntas, dedicó la parte final de su intervención a los jóvenes. Reconoció que los jóvenes “empiezan a montárselo por su propia cuenta” y animó a “estimular” esa corriente de ideas y de creatividad. “Mi mensaje [para los jóvenes] es que sean dueños de su propia vida y tengan autonomía personal”, concluyó.

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