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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Petronor, ese gigante

La parada general de Petronor alcanza el pico más alto de trabajadores con 2.100

Eba Carbonero y Josean Elgezabal

Petronor hoy es noticia y no porque en el último año haya propiciado más de 40 escapes e incidencias, sino porque está en la mayor parada (temporal) de su historia. También la semana pasada falleció un trabajador de una contrata, por causas naturales, según informó la empresa. Y no es el primer accidente mortal que sucede en sus instalaciones. En estos días, que hablamos, con razón, de los peligros de Garoña y de la necesidad de un nuevo modelo energético, de una transición hacia las energías renovables, es bueno dedicar unos momentos a hacer un balance de este gigante bizkaino.

Petronor, ese gigante metálico que, año tras año, y durante más de 45 ha venido hiriendo la salud de las y los habitantes de la zona. No en vano son habituales las denuncias de escapes e incidencias. Sin ir más el pasado julio, que tuvo un gran impacto entre la población. Petronor, ese gigante que verano tras verano hiere la retina de las y los bañistas de la playa más concurrida de Bizkaia, la Playa de la Arena.

Sea por una razón u otra, la preocupación y el malestar es patente y creciente entre la población, pues en esos escapes e incidentes se producen y emiten contaminantes que si bien no están regularizados por la ley, no están exentos de ser considerados perjudiciales para la salud.

Petronor, ese gigante que centellea en las noches de Muskiz, se abrió en 1968 aunque las leyes lo prohibían, pero ello no fue obstáculo para que, bajo promesas de crecimiento, pleno empleo y futuro, Franco decidiera instalar, en pleno centro urbano y en la costa, una refinería. Petronor, historia de irregularidades desde su mismo nacimiento y durante prácticamente toda su existencia; su actividad se regularizó en 2008, 40 años después de su instalación, y en 2014 se amplió y entró en funcionamiento la planta de coque sin los permisos correspondientes. Del prometido futuro halagüeño del pasado no queda ni crecimiento ni pleno empleo ni futuro. A día de hoy, casi cincuenta años después de la puesta en marcha de su, el municipio de Muskiz tiene una tasa de desempleo de más del 15%.

Ya no hay promesas que amortigüen la situación. Ante la inevitable y no lejana extinción de los combustibles fósiles, si no se apuesta por la producción de combustibles y energías renovables, si no se apuesta por energías más limpias e inagotables, si no se inicia ya el proceso transición energética, cerrará sus puertas, como ya ocurriera con otras grandes empresas como Altos Hornos, y dejará tras de sí subvenciones públicas malogradas, numerosos puestos de trabajo directos e indirectos perdidos y grandes superficies de terrenos desmantelados, contaminados e inutilizables en lo que otrora fueran verdes extensiones de marismas

Petronor, la gran Petronor, todavía da de comer a muchas personas, pero es pan para hoy y hambre para mañana si no afronta ni asume que otra política de gestión empresarial es urgente y necesaria; una gestión que deje atrás la priorización de la cuenta de resultados, una gestión que no solo mire por el máximo beneficio empresarial sino que tenga en cuenta las consecuencias sociales y ambientales de la toma de decisiones; una gestión que desista de cometer tropelías en nombre del progreso, la riqueza y el empleo; una gestión, en definitiva, acorde a los nuevos tiempos, escrupulosa y respetuosa para y con el entorno y las personas que lo habitan. Pero una empresa que nació en las faldas del franquismo y que hoy es respaldada tal cual es por quienes nos gobiernan a cambio de puertas giratorias, publicidad y ciertas migajas para los municipios afectados, parece que no quiere avanzar en esa dirección.

Por ello nos corresponde a las personas que conformamos la sociedad de Bizkaia asumir la responsabilidad de hacer frente a los desastres de Petronor desde una triple visión. Con una mirada puesta en el presente, que nos habla de energías renovables y soberanía energética. Con una mirada que nos reclama desde el pasado, para reparar los daños causados a la salud y al medio ambiente. Y con un ojo puesto en el futuro inmediato, que sea capaz de frenar el calentamiento global.

Tres responsabilidades que hacen evidente la necesaria transición hacia un nuevo modelo productivo y, más concretamente, hacia un nuevo modelo energético que ayude a evitar el agotamiento de los recursos fósiles, las enfermedades relacionadas con la contaminación o la escasez de agua y la subida de temperaturas que lamentablemente sufrimos en los últimos años. Esto implica también una transición cultural, social y política, porque supone romper con la concentración de poder en manos de unos pocos para su propio beneficio y apostar por la democracia y la gestión colectiva de los bienes comunes, con coherencia individual y colectiva.

Es cierto que este cambio, pasar de la dependencia de las energías fósiles a la soberanía energética y las energías renovables, no puede hacerse de la noche a la mañana; que ha de ser paulatino, pero cuanto antes pongamos a las instituciones y al conjunto de la sociedad en esa clave, mejor será para quienes vivimos aquí y ahora y, sobre todo, para las generaciones venideras. Algunas claves para ello es entender que se impone consumir menos y mejor, apostar por cooperativas energéticas (Goiener, Som Energia…), hablar y consensuar entre diferentes y poner el bien común por delante de los intereses individuales.

Algunas reivindicaciones y movilizaciones que cada día van cobrando fuerza ya están mirando la realidad de otra manera pues están reclamando otra política energética basada en la transparencia y el respeto. Es el caso de Meatzaldea bizirik, en la zona minera, una comarca por cierto castigada por el olvido que no dejará de serlo hasta que no logremos construir en ella caminos de transición. También desde las Juntas Generales nos hemos comprometido “a mirar de otra manera” esta situación. Y por eso apoyamos la creación de una mesa de seguimiento de las actividades de Petronor, que contara con la participación de los agentes sociales, de los grupos ecologistas y las asociaciones vecinales. Consideramos y, seguimos considerando, que la Diputación tiene que dar explicaciones sobre sus relaciones con Petronor e informar de sus propuestas e iniciativas encaminadas hacia un nuevo modelo energético. Porque la Diputación no puede situarse al margen: ha de der proactiva y precursora del cambio de mentalidad y, en consecuencia, instar a las empresas a prepararse para la transición energética. En ese mismo sentido, también apoyamos y defendemos la creación de cauces de diálogo y acuerdo con quienes se movilizan desde abajo y plantean que otra zona minera es posible y urgente. Que hay camino pero es preciso recorrerlo de otra forma.

Con tiempo, leyes y voluntad el cambio podrá darse, se podrá preparar a las personas trabajadoras, dotar a las instalaciones de nuevas formas de organización del trabajo, para que cuando llegue el momento todo esté preparado y la actividad industrial y económica no se resienta. Sólo así evitaremos inútiles y evitables sufrimientos; sólo así conseguiremos construir un futuro sobre un desesperanzado presente.

Eba Carbonero es Secretaria General de Podemos-Ahal Dugu Muskiz y Josean Elgezabal, juntero de Podemos Bizkaia

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