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Irán y Pakistán son el motor del alarmante aumento de las ejecuciones en el mundo

Irán ahorca en público a tres hombres por asesinar a un fiscal

The Guardian

Ian Black —

Irán ejecutó al menos a 977 personas el año pasado y la cifra de ejecuciones en Pakistán fue la más alta jamás registrada por Amnistía Internacional en el país. Un informe de esta organización de derechos humanos revela un aumento drástico de la cifra de ejecuciones en todo el mundo, la más alta de los últimos 25 años.

El informe sobre la pena capital que Amnistía Internacional publica anualmente constata que al menos 1.634 personas fueron ejecutadas en 2015, lo que supone un aumento del 54% respecto al año anterior y la cifra más alta registrada por la organización desde 1989. De hecho, Amnistía Internacional ha puntualizado que la cifra real debe ser mucho más elevada, ya que no incluyen a China, donde es probable que fueran ejecutadas miles de personas más, pero donde los datos sobre la pena de muerte se tratan como secreto de Estado.

Bielorrusia –el único país de Europa que castiga con la pena capital– y Vietnam tampoco han querido proporcionar información. Además, en países que se encuentran inmersos en conflictos armados, como Yemen y Siria, la información es escasa o inexistente.

Los cinco países donde se registraron más ejecuciones en 2015 fueron China, Irán, Pakistán, Arabia Saudí y Estados Unidos. El auge de la pena capital, que Amnistía Internacional tacha de “sumamente preocupante” se debe en gran parte al elevado aumento de ejecuciones en Irán, Pakistán y Arabia Saudí, que suman el 89% del total.

El informe también constata algunos avances. En 2015 abolieron la pena de muerte cuatro países: Fiyi, la República del Congo, Madagascar y Surinam. Se trata de una tendencia sostenida hacia la abolición de esta práctica. En total, 102 países han abolido la pena capital. Pero en otros continúan utilizándose métodos de ejecución como la decapitación, el ahorcamiento, la inyección letal y el fusilamiento.

En un contexto en el que Irán está saliendo del aislamiento internacional después del levantamiento de las sanciones tras cumplir con el acuerdo nuclear, el país ejecutó al menos a 977 personas en 2015, frente a las 743 del año anterior, en la gran mayoría de los casos por delitos relacionados con las drogas. Irán es uno de los pocos países del mundo que sigue ejecutando a menores, lo que supone una violación de la legislación internacional de derechos humanos. El año pasado ejecutó a al menos cuatro reos que tenían menos de 18 años en el momento del presunto delito.

Pakistán continuó con la oleada de homicidios sancionados por el Estado que había emprendido desde el levantamiento de la moratoria de ejecuciones de civiles en diciembre de 2014. Más de 320 personas fueron enviadas a la horca en 2015, la cifra más alta jamás registrada por Amnistía Internacional en el país. Al menos cinco de ellos eran delincuentes juveniles.

En Arabia Saudí la cifra de ejecuciones aumentó un 76% en comparación con 2014. Al menos 158 personas fueron ejecutadas el año pasado, la cifra más alta desde 1995. La mayoría fueron decapitadas pero también se utilizaron pelotones de fusilamiento y en algunas ocasiones los cuerpos de los ejecutados fueron exhibidos en un lugar público. También es desproporcionadamente elevada la a cifra de extranjeros que fueron juzgados y condenados a muerte pese a no comprender la lengua del país.

En Oriente Medio y en el norte de África la cifra total de ejecuciones aumentó un 26%. Egipto condenó a la pena capital a unas 530 personas y 22 fueron ejecutadas. Jordania ejecutó a una mujer iraquí que participó en los ataques suicidas que causaron la muerte de 60 personas en 2005.

Casi 20 en Estados Unidos

En Estados Unidos, el único país del continente americano donde sigue vigente la pena capital, se llevaron a cabo 28 ejecuciones en seis estados, la cifra más baja desde 1991. Este descenso está relacionado con las trabas legales en torno al uso de inyecciones letales.

La cifra de países que aplican la pena de muerte aumentó de 22 en 2014 a 25 en 2015. Al menos seis países que no llevaron a cabo ejecuciones en 2014 cambiaron de tendencia un año más tarde, entre ellos, Chad, que reanudó las ejecuciones tras más de diez años de moratoria. Los diez ejecutados eran presuntos miembros de Boko Haram.

La mayoría de países que celebraron juicios en los que se impuso la pena capital o que llevaron a cabo ejecuciones no respetaron los estándares internacionales relativos a un juicio justo.

El secretario general de Amnistía Internacional, Salil Shetty, ha indicado que el aumento de ejecuciones que se ha registrado este año es sumamente preocupante: “No habíamos registrado una cifra tan alta de ejecuciones en el mundo en los últimos 25 años. Arabia Saudí, Irán y Pakistán ejecutaron a un número sin precedentes de personas tras juicios flagrantemente injustos. Esta carnicería debe terminar”.

La baronesa Aneley, subsecretaria para Derechos Humanos del Ministerio Británico de Asuntos Exteriores, ha indicado que está profundamente consternada por el aumento de ejecuciones. “El Reino Unido se opone a la pena de muerte bajo cualquier circunstancia y expresamos nuestro rechazo a los países que todavía la imponen. El mensaje que les transmitimos es claro: la pena de muerte es injusta, está desfasada y es ineficaz. También puede alimentar el extremismo”

Maya Foa, responsable del equipo de seguimiento de la pena de muerte de la organización Reprieve ha indicado que el elevado aumento de ejecuciones experimentado en el último año en países como Pakistán, Arabia Saudí, Irán y Egipto es extremadamente alarmante. “Eso hace que todavía sea más preocupante el hecho de que la Comisión de Asuntos Exteriores haya indicado esta semana que para el gobierno del Reino Unido los derechos humanos ya no son una prioridad. Ahora más que nunca, el Reino Unido debe condenar los graves abusos cometidos por nuestros aliados, entre los que se incluyen los juicios masivos, la tortura y pena de muerte para menores o disidentes políticos”.

Traducción de Emma Reverter

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