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Las redes de distribución de agua de Aragón se consolidan como líderes en pérdidas

El volumen de pérdidas de agua de las redes de distribución aragonesas supera al de la mayoría de las comunidades.

Eduardo Bayona

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Hay un cierto mito sobre la eficiencia de las instituciones aragonesas en la gestión del agua que los datos se empeñan en poner en entredicho una y otra vez, como acaba de hacer, por enésima ocasión, la Encuesta sobre Suministro y Saneamiento de Agua que cada dos años publica el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Según los datos de este organismo, en cada kilómetro de la red de tuberías de la comunidad, la inmensa mayoría de la cual es gestionada por ayuntamientos o por agrupaciones y consorcios formados por estos, se escapan al cabo del año una media de 5.574 metros cúbicos de agua, un volumen que equivale a algo más de 5,5 millones de litros, que duplica con creces la media estatal de 2.448 y que únicamente mejora los 7.776 de La Rioja.

Las dos siguientes comunidades de esta clasificación son Baleares con 4.812 y Cantabria con 3.861, unos volúmenes que, en el mejor de los casos, se encuentran a catorce y a más de treinta puntos porcentuales de distancia. 

La diferencia con algunos territorios con los que históricamente se han dado confrontaciones dialécticas en torno a la gestión del agua, como la Comunitat Valenciana o Murcia, resultan sonrojantes, ya que las estimaciones de fugas se quedan, respectivamente, en 1.922 y en 1.286 metros cúbicos al año por cada kilómetro de conducciones.

Cuatro años empeorando los registros

El dato se refiere a las llamadas “pérdidas reales”, para cuyo cálculo se tienen en cuenta los derrames por fugas, roturas y averías en la red de suministro, mientras que se excluyen del cálculo las denominadas “pérdidas aparentes”, que responden a errores de medida, a usos de carácter fraudulento y a consumos que cuentan con autorización pero cuyos volúmenes no llegan a ser medidos.

Esos 5.574 metros cúbicos no son el peor dato que Aragón presenta en la breve serie que recoge el INE, ya que arrancó con 5.683 en 2013, prácticamente empatado en la cabeza (o la cola) de la clasificación con La Rioja (5.820) para, tras reducir las fugas a 4.176 en 2016 y mejorar los registros de Baleares y Cantabria, disparar las pérdidas hasta un 33% en cuatro años para volver a superarlas. 

El volumen total de agua perdida en fugas de la red, que supera ligeramente los 30 hectómetros cúbicos, es superior en seis comunidades, con Catalunya a la cabeza con 85.000 y el Levante detrás con 76.640, aunque la red aragonesa vuelve a situarse en cabeza/cola si se atiende a las pérdidas por habitante.

En ese caso, La Rioja con 78 litros diarios y Cantabria con 68 aparecen como los únicos territorios en los que ese indicador supera los 63 de Aragón, que empata con Canarias. Tres comunidades se encuentran por debajo de los treinta: Murcia (27), Euskadi (25) y Madrid (8).

En Huesca se pierde más de un tercio del agua que entre en la red

La eficiencia de la red de suministro resulta un factor clave para la gestión del recurso cuando este es escaso, y eso es algo que comienza a pasar en algunas zonas de Aragón como consecuencia de la sequía, que está reduciendo las aportaciones de los ríos, y de la alteración del régimen de lluvias, que está impidiendo junto con el anterior factor una recarga adecuada de los acuíferos.

La situación resulta especialmente llamativa en la ciudad de Huesca, cuyo alcalde, Luis Felipe, ha emitido un bando en el que, al encontrarse “los niveles del sistema de abastecimiento de agua de la ciudad de Huesca se sitúen en registros más bajos de lo habitual en estas fechas” por “la falta de precipitaciones”, anuncia una reducción del 50% en el uso de agua para la limpieza viaria y de un 25% para el riego por aspersión de las zonas verdes al tiempo.

El bando también insta a los vecinos de Huesca, y a los de “las localidades que se abastecen de los embalses de la ciudad (sic)” a “evitar el rellenado de piscinas particulares, y a minimizar en la medida de lo posible los riegos de jardines y huertos, realizándolo a primera hora de la mañana para evitar su rápida evaporación por el sol y las altas temperaturas”.

Huesca, que ya sufrió restricciones por falta de agua en 2006, se abastece desde un sistema múltiple cuya pieza clave es el embalse de Vadiello que cubre el 85% del suministro, y del que forman parte el embalse de Valdabra, sendas tomas en el río Flumen y el canal que toma el nombre de ese cauce, además de seis acuíferos que llegan a aportar casi un hectómetro cúbico al año.

Sin embargo, según reseña el Diagnóstico de la situación del abastecimiento a la ciudad y los pueblos de su entorno elaborado en 2019, “el rendimiento del sistema de abastecimiento en alta de Huesca y demás municipios es del 65,92% en el año 2017, lo que supone que las pérdidas de agua en la prestación del servicio son altas”.

Es decir, que más de un tercio del agua que sale de esos puntos de suministro se pierde en el trayecto hasta los grifos.

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