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Los birmanos refugiados en India arriesgan la vida para salvar sus cosechas

Los birmanos refugiados en India arriesgan la vida para salvar sus cosechas
Thingsai —

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Thingsai (India), 15 oct (EFE).- Tian Chin es un refugiado birmano en la India que, como otros muchos, se ve obligado a cruzar en secreto la frontera para salvar las cosechas de arroz en su natal Birmania (Myanmar), arriesgándose a la represión del Ejército.

“Si no cosechamos nuestro arroz, no tendremos nada para el futuro. Tendremos que buscarnos la vida para encontrar plantas silvestres o mendigar”, dijo a Efe Dawt Hnem, la mujer de Chin, desde la seguridad del poblado indio de Thingsai, en el estado nororiental de Mizoram que limita con Birmania.

La situación de los refugiados en la India es precaria.

Aunque los habitantes locales les han recibido con los brazos abiertos, unidos a sus vecinos birmanos de las colinas Chin por una tradición y etnia común, surgen dudas sobre los límites de la caridad.

A falta de una cifra oficial, el Comité de Refugiados Chin calcula que hay unos 20.000 birmanos refugiados en la India, que comparte 1.600 kilómetros de frontera con Birmania.

Hnem explicó que por eso su marido, junto con otros hombres de la comunidad refugiados en Thingsai, han regresado temporalmente a la localidad de Fungkah en la región birmana de Chin.

“El arroz está maduro ahora y listo para ser cosechado, pero desde que empezó la lucha entre las fuerzas del Gobierno y la Fuerza de Defensa de Chinland no hemos podido recolectarlo”, dijo Hnem, que tiene dos hijos que alimentar y explicó que su marido se verá obligado a esconder el arroz en el bosque.

Con nadie para vigilar los granos, la mujer teme que si los almacenan “en casa, el ejército podría ir de nuevo y quemarlos o destruirlos”.

El Ejército birmano tomó el poder el pasado 1 de febrero tras un golpe de Estado, alegando un supuesto fraude masivo durante las elecciones generales de noviembre de 2020, desatando protestas a lo largo del país y un movimiento de desobediencia civil.

La brutal represión ejercida por policías y soldados ha ido en aumento desde el golpe, con 1.171 muertos y la detención de más de 8.900 opositores, según datos diarios de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos.

Las fuerzas de la junta han intensificado los ataques en Chin, y los choques con los grupos civiles de defensa y las guerrillas han ido en aumento, ante lo que parecen los preparativos del Ejército birmano para lanzar una gran ofensiva contra la resistencia.

INCERTIDUMBRE

Según Lalhmingthanga, el presidente del consejo municipal del pueblo indio de New Ngharchhip, vecino de Thingsai, la mayoría de los hombres se han marchado.

“Para la mayoría de las familias chin que están refugiadas aquí la agricultura es su principal fuente de ingresos y el arroz es el cultivo más importante. Si no lo cosechan ahora, las aves u otros animales los consumirán, si el Ejército no los destruye antes”, explicó a Efe.

Al igual que en Mizoram, los chin queman partes del bosque para cultivar la tierra durante varios años antes de cambiar de zona, una costumbre tradicional conocida en la región como “jhum”.

Los refugiados birmanos se han visto ahora obligados a cruzar de nuevo la frontera y recorrer traicioneros senderos de montaña para alcanzar sus plantaciones.

“La mayor parte del Ejército birmano estacionado en la zona está siendo rechazado por los grupos de resistencia, aunque hay informes que sugieren que se han enviado refuerzos a la ciudad de Thantlag, a un día de ruta de los campos de arroz”, dijo a Efe Tumhmung, jefe de la aldea birmana de Bung y huido también al país vecino.

En el poblado indio de Bualpui H, los propios residentes animaron a los refugiados a volver a sus hogares para cosechar el arroz.

“Dudaron bastante, pero no tienen otra opción. Nosotros tampoco tenemos otra opción, Bualpui H vive sobre todo de la agricultura y si no recolectan su propio (arroz), el nuestro no será bastante para todos”, dijo a Efe Joseph Vanlalhmangaiha, vicepresidente del consejo local.

Este residente, como muchos en la región y al igual que los propios refugiados, no cree que la situación en Birmania vaya a mejorar en el futuro reciente, e incluso podría ir a peor.

Sangzuala Hmar

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