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Sobre este blog

Amnistía Internacional es un movimiento global de más de 7 millones de socios, socias, activistas y simpatizantes que se toman la lucha contra las injusticias como algo personal. Combatimos los abusos contra los derechos humanos de víctimas con nombre y apellido a través de la investigación y el activismo.

Estamos presentes en casi todos los países del mundo, y somos independientes de todo Gobierno, ideología política, interés económico o credo religioso.

La tecnología, un arma más en Gaza

Una ambulancia dañada tras el ataque al hospital de Al Shifa

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El papel de las plataformas de redes sociales

A finales del mes de octubre, la plataforma Meta, propietaria de Instagram, tuvo que disculparse públicamente después de que un informe de 404 Media, una plataforma dedicada a la investigación sobre ciberseguridad, vigilancia y privacidad, desvelara que la función “ver traducción” de Instagram añadía erróneamente la palabra “terrorista” en las biografías de algunos usuarios palestinos. En efecto, Instagram estaba autotraduciendo biografías de usuarios que incluían “palestino” y una frase árabe que significa “alabado sea Dios” para decir “terroristas palestinos luchan por su libertad”.

Sin embargo, esto no es nuevo. En el año 2021, Instagram eliminó algunas publicaciones y restringió el acceso a otros contenidos que utilizaban hashtags relacionados con la Mezquita al-Aqsa de Jerusalén tras asociar por error el nombre con una organización terrorista,

Tras los ataques de Hamás en el sur de Israel el pasado 7 de octubre, las redes sociales se llenaron de imágenes horribles; vídeos de ejecuciones sumarias o de los efectos de los bombardeos, fotografías de civiles muertos o de menores y familias cuyas viviendas habían sido destruidas circularon por X, Instagram o TikTok, por ejemplo. Todas esas imágenes venían acompañas, en muchos casos de incitación a la violencia, la hostilidad y la discriminación, algo que constituye apología del odio y que está prohibido en virtud del derecho internacional de los derechos humanos. Muchas de estas publicaciones enaltecían los ataques de Israel contra civiles en Gaza, apoyaban la destrucción de Gaza y alentaban la violencia contra las personas palestinas, con un lenguaje deshumanizador y racista.

Al mismo tiempo, se extendían también publicaciones antisemitas, muchas de las cuales propugnan el odio y la violencia contra las personas judías. Algo que, desafortunadamente, tampoco es nuevo en el ámbito digital: Investigaciones anteriores de la organización Center for Countering Digital Hate han puesto de relieve la proliferación de contenidos antisemitas en X (antes Twitter) en los últimos meses.

La responsabilidad de las plataformas de redes sociales es evidente. No se trata simplemente de poner a disposición de la sociedad una herramienta. Deben llevar a cabo una moderación de contenidos de tal manera que garantice el respeto del derecho a la libertad de expresión, y aborde al mismo tiempo la apología del odio generalizada. En el caso de lo que está sucediendo en Israel y Palestina deben invertir recursos adecuados en la supervisión humana de los sistemas de moderación de contenidos impulsados por algo que cada vez está más presente en nuestras vidas: la inteligencia artificial.

La desinformación, otra arma peligrosa

El 13 de noviembre, las Fuerzas de Defensa de Israel lanzaron una ofensiva cerca del hospital Al-Shifa, el más grande de Gaza. Israel ha acusado repetidamente a Hamás de operar desde túneles situados bajo el complejo del hospital, algo que el director general del Ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por Hamas, el Dr. Medhat Abbas, desmintió, diciendo que “sólo se utilizan para tratar a pacientes” y no “para esconder a nadie”.

Automáticamente, todo lo que rodea a los ataques sobre el hospital Al Shifa se convirtió en pólvora para la dinamita de la desinformación. Incluso autoridades israelíes se lanzaron a difundir en redes sociales que Al-Shifa alberga un centro de mando militar.

En el año 2015 Amnistía Internacional documentó como Hamás había utilizado un ala de consultas externas en desuso para interrogar a presuntos “colaboradores” palestinos con Israel enn plena ofensiva israelí contra Gaza un año antes, en 2014. Este argumento ha sido usado ahora por Israel para atacar el hospital Al Shifa, donde hay más de 1.500 civiles, familias, personas heridas y bebés recién nacidos. La diferencia es que Israel ha sido incapaz, una y otra vez, de presentar pruebas que corroboren esta afirmación que lleva haciendo desde al menos la Operación Plomo Fundido de 2008 y 2009.

Sobra recordar que los ataques a hospitales ponen en peligro la vida de personas enfermas y heridas, además del personal médico que trabaja en condiciones desesperadas para salvar vidas. Pero esto parece importar poco en las redes sociales, que en lugar de difundir afirmaciones para justificar ataques contra hospitales sin aportar ninguna prueba, deberían centrarse más en garantizar la protección de los hospitales, del personal médico y de todos los pacientes de la Franja de Gaza.

La tecnología al servicio de los derechos humanos.

Además de para la difusión de mensajes de odio, noticias falsas o desinformación, la tecnología también puede jugar un papel positivo en favor de los derechos humanos. Los teléfonos móviles, por ejemplo, pueden convertirse en herramientas fundamentales para llegar donde quienes cometen abusos no quieren que se llegue. Con este objetivo trabaja el Laboratorio de Pruebas de Amnistía Internacional; un equipo multidisciplinario que utiliza herramientas de investigación digital de vanguardia para documentar a distancia violaciones de derechos humanos. Su misión es, además, garantizar que la información procedente de zonas de conflicto sea oportuna, precisa y que satisface las necesidades del trabajo de derechos humanos en situaciones de crisis. Esto es especialmente importante en situaciones en que la presencia de un equipo de investigación sobre el terreno resulta peligrosa, y en una época en que la desinformación y la información errónea pueden difundirse con rapidez. Este Laboratorio de Pruebas recopila material audiovisual y lo analiza en busca de indicios de violaciones del derecho internacional. Este material incluye imágenes de satélite, material videográfico y fotográfico de ataques aéreos y otros ataques y de las secuelas de estos ataques, así como imágenes de restos de armas. Siempre que es posible, los indicios son corroborados mediante entrevistas a testigos de los ataques.

Por ejemplo, en Ucrania, donde tras la invasión rusa de febrero de 2022, nuestro Laboratorio de Pruebas identificó y verificó, gracias a sistemas de cronolocalización y teledetección, detalles de posibles ataques ilegítimos que causaron la muerte o heridas a civiles, y destruyeron o dañadon infraestructuras civiles en Ucrania, como por ejemplo en el ataque al teatro de Mariúpol, en marzo de 2022.

En el actual conflicto en Gaza e Israel, la tecnología nos ha permitido reunir indicios contundentes que documentan el uso de proyectiles de artillería de fósforo blanco por parte del ejército israelí en zonas civiles densamente pobladas de Gaza. Gracias al análisis de vídeos y fotos verificados por el Laboratorio de Pruebas hemos podido afirmar que Israel ha estado utilizando este tipo de munición, una sustancia incendiaria que se utiliza fundamentalmente para crear una densa cortina de humo o marcar objetivos. Arde a temperaturas extremadamente elevadas al contacto con el aire, y su quemadura profundiza en los tejidos. Ocasiona terribles dolores y lesiones que afectan de por vida a quien las padece, y su combustión no puede extinguirse con agua. Muchos de estos ataques podrían considerarse ataques indiscriminados ilegítimos y por lo tanto, crímenes de guerra.

Este, sin duda, deber ser el papel que debe jugar la tecnología: servir como elemento de investigación y denuncia, así como de conservación de pruebas que puedan llevar a los responsables de cometer abusos a los derechos humanos ante la justicia, donde sean obligados a responder por los crímenes cometidos, en lugar de ser un instrumento de desinformación y propagación de mensajes de odio.

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Amnistía Internacional es un movimiento global de más de 7 millones de socios, socias, activistas y simpatizantes que se toman la lucha contra las injusticias como algo personal. Combatimos los abusos contra los derechos humanos de víctimas con nombre y apellido a través de la investigación y el activismo.

Estamos presentes en casi todos los países del mundo, y somos independientes de todo Gobierno, ideología política, interés económico o credo religioso.

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