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Sobre este blog

Amnistía Internacional es un movimiento global de más de 7 millones de socios, socias, activistas y simpatizantes que se toman la lucha contra las injusticias como algo personal. Combatimos los abusos contra los derechos humanos de víctimas con nombre y apellido a través de la investigación y el activismo.

Estamos presentes en casi todos los países del mundo, y somos independientes de todo Gobierno, ideología política, interés económico o credo religioso.

Esquivar a la horca en Irán, el partido más difícil de Amir.

Carlos de las Heras, responsable de Deporte y Derechos Humanos en Amnistía Internacional España.

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Amnistía Internacional es un movimiento global de más de 7 millones de socios, socias, activistas y simpatizantes que se toman la lucha contra las injusticias como algo personal. Combatimos los abusos contra los derechos humanos de víctimas con nombre y apellido a través de la investigación y el activismo.

Estamos presentes en casi todos los países del mundo, y somos independientes de todo Gobierno, ideología política, interés económico o credo religioso.

Amir fue detenido en noviembre de 2022. Junto a él, Majid Kazemi, Saleh Mirhashemi y Saeed Yaghoubi. Todos ellos estaban participando en manifestaciones en la ciudad de Isfahán durante la oleada de protestas que desencadenó en todo el país la muerte bajo custodia de Mahsa Amini. Fueron acusados de moharebeh o “enemistad con Dios”, algo que en Irán puede acarrear la pena de muerte, por presunta tenencia de un arma de fuego.

Majid, Saleh y Saeed fueron torturados en prisión, sometidos a simulacros de ejecución, les amenazaron con matar a sus familiares y les obligaron a “confesar”. En un mensaje de audio que Majid logró enviar a su familia desde la prisión, contaba cómo se había visto obligado a realizar declaraciones autoincriminatorias falsas después de que los interrogadores lo golpearan, lo sometieran a descargas eléctricas y lo amenazaran con violarlo. También lo sometieron al menos a 15 simulacros de ejecución haciéndole subirse a una silla y colocándole una soga alrededor del cuello, y bajándolo en el último momento.

El juicio de Majid, Saleh y Saeed duró cuatro días y estuvo lleno de deficiencias y falta de pruebas. En los días previos A Majid lo amenazaron con matar a sus hermanos si no aceptaba los cargos y “confesaba” lo que le dijeran. En otro mensaje de audio, grabado en la prisión de Dastgerd, donde estaba recluido, se escucha a Majid decir: “Juro por Dios que soy inocente. No llevaba ningún arma. [Las fuerzas de seguridad] no dejaban de golpearme y ordenarme que dijera que esta arma es mía. […] Les dije que diría lo que quisieran, pero que por favor dejaran en paz a mi familia. Hice lo que ellos querían por la tortura”.