Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
El ataque limitado de Israel a Irán rebaja el temor a una guerra total en Oriente Medio
El voto en Euskadi, municipio a municipio, desde 1980
Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal
Sobre este blog

En Abierto es un espacio para voces universitarias, políticas, asociativas, ciudadanas, cooperativas... Un espacio para el debate, para la argumentación y para la reflexión. Porque en tiempos de cambios es necesario estar atento y escuchar. Y lo queremos hacer con el “micrófono” en abierto.

Estado de responsabilidad

Gente con mascarillas (foto de Archivo)

Asunción Cid Pagador

Activista por las personas sin hogar en Sevilla —

0

Cuando entra un año nuevo, todos hacemos muchos planes y propósitos que, en la mayoría de las ocasiones, suelen quedarse sólo en eso, en  propósitos. Este 2020 no iba a ser menos, además cambiábamos de década  y seguro que eso nos crearía más expectativas que para cualquier otro, al menos para mí. Así que, cuando me tomé las uvas, pensé que iba a ser un año muy especial. ¡¡Y vaya si lo ha sido!!

Muy poco nos duró esa ilusión porque, a los pocos meses de su inauguración, nos vino a “visitar” un virus que nos cambió la vida completamente. Tanto nos la cambió que, con el estado de alarma que decretó el gobierno, nos tuvimos que confinar por un buen tiempo en nuestras casas.

Y, claro, tanto tiempo en casa, me dio para hacer muchas, muchas cosas, entre ellas, reflexionar cómo es la vida y cómo el ser humano. Dos meses antes estaba haciendo planes para el nuevo año: de estudios, de trabajo, de familia, de viajes.... Y llega un “bichito” como el coronavirus y no sólo te pone la vida del revés, sino que además puede acabar con ella. Con el miedo en el cuerpo (como estábamos todos) quise ver la parte positiva a este drama tan tremendo que estábamos viviendo. Me hizo pensar que esta situación podía hacer cambiar nuestras formas de vidas, e incluso que  cuando esta pesadilla pasara, tendríamos una sociedad mejor, porque estaba segura de que esta amarga experiencia nos iba a enseñar que realmente se puede vivir de otra manera, que íbamos a valorar más todas esas pequeñas cosas que cada mañana nos regala la vida, sobre todo viendo los gestos de solidaridad y de responsabilidad que estábamos teniendo. Me ilusionó que esto sería posible.

Pero después del estado de alarma, llegaron otros “estados” y poco a poco empezamos a ir “normalizando” nuestras vidas. Tanto fue así que muchos se creyeron que por fin había llegado el ansiado estado de normalidad. Aunque, para muchos, también el de irresponsabilidad.

En mi opinión creo que la solidaridad se queda corta porque las desigualdades son cada vez mayores y, por la evolución que observo, creo que ese cambio social que pensé que íbamos a tener, no se está notando mucho

Tengo que reconocer que en toda esta crisis sanitaria y económica estamos viendo cosas positivas, porque la sociedad se está humanizando más y es más solidaria, las ongs están  incrementado sus ayudas gracias a esa solidaridad y nos estamos haciendo más empáticos con las necesidades de los colectivos más castigados por esta  PANDEMIA (lo estamos viendo en estas navidades, con respecto a la de otros años)

En mi humilde opinión creo que  todo esto se queda corto, porque las desigualdades sociales son cada vez mayores y, por la evolución que observo, después de todo lo que estamos viviendo, creo que ese cambio social que pensé que íbamos a tener, no se está notando mucho. Veo muchos gestos de forma coyuntural, pero no lo noto a nivel general en la sociedad.

Hemos “normalizado” nuestras vidas, de la misma forma que estábamos antes, sin pensar más allá de lo que nos afecte a nosotros y no pensamos que de cada uno de nosotros dependerá que este mundo sea un poquito mejor. Lo que intento trasmitir con mi reflexión es que si algo deberíamos aprender de este drama social es:  si este virus nos trata a todos por igual (aunque no todos lo podamos vivir igual) ¿no pensamos que si cada uno pusiéramos un poco de nuestra parte, también podríamos tener una sociedad donde no hubiera tantas desigualdades?

Otra cosa que me hizo reflexionar cuando se levantó el estado de alarma y empezamos a poder salir de nuestras casas, es que no estábamos empezando a estar en estado de normalidad, sino que ahora, más que nunca,  estábamos en  “estado de responsabilidad”. Y creo que esa responsabilidad va más allá de ponernos una mascarilla para protegernos y proteger a los demás, algo muy importante, pero insuficiente. Aunque es cierto que debemos convivir con este virus, esto no significa que lo hagamos de forma irresponsable.

Estas son algunas de las cuestiones que para mí deberían estar en  “Estado de responsabilidad ”

  • Ser responsable a la hora de consumir, saber dónde, con quiénes y  cómo lo hacemos.
  • Por muchas ganas que tengamos de vernos y darnos esos besos y abrazos a esas personas a las que tantas ganas tenemos de estar con ellas, ser prudentes, para evitar que los contagios sigan creciendo. A nivel individual tenemos mucho poder para frenar este virus.
  • Estamos en unas fechas muy propicias que nos invitan a consumir sin medida, pero podemos hacerlo en los comercios de nuestros barrios; seguro que bastantes de esas cosas que vayamos a comprar las tenemos en ellos (hay muchos que han tenido que echar sus persianas por la falta de ventas)
  • No ir a sitios donde haya aglomeraciones, esto puede hacer que se incremente de forma considerable el número de contagios.
  • Debemos contrastar las informaciones que nos llegan y no quedarnos sólo con los titulares porque, a veces, eso nos puede crear crispación y a su vez crearla en los demás.
  • No creer todo lo que nos digan, estamos en un momento que tenemos las  emociones a flor de piel y debemos cultivar más el sosiego y la compasión, porque estamos conviviendo con el  miedo y la tragedia.
  • No ir a los sitios donde sepamos que no se cumplen las normas decretadas y si sabemos dónde no las cumplen, denunciarlas y, por supuesto, no participar de ellas.
  • Debemos estar informados de aquellas entidades, o personas, que necesiten de la colaboración ciudadana y ayudar en lo que podamos.
  • Exigir, dentro de nuestras posibilidades, a las instituciones, que cumplan con las promesas que hacen.
  • Acatar las normas decretadas, no porque nos las exijan, sino porque, por responsabilidad, creamos que debemos cumplirlas.
  • Ahora más que nunca tendríamos que cuidar más de nuestro planeta. No podemos ni debemos derrochar lo que tanto escasea en otros países, a los que les está afectando este virus con mucha más crueldad que a nosotros. Pensar en los más vulnerables debe ser esencial y solidario porque creo que es deber de todos.

En mi opinión, todo esto, y “otras cosillas”, es vivir y convivir en ESTADO DE RESPONSABILIDAD.

Quiero compartir con vosotr@s un poema que me gusta mucho y que le viene como anillo al dedo a estas reflexiones. Es de mi amigo, gran escritor y poeta, Fran Álvarez Charneco. Y dice así:

 

“Deberíamos entregarle al mundo

todo el amor y la solidaridad que podamos.

Porque, sólo así, comprenderemos

que aún no está todo perdido,

que podemos seguir soñando

con pasiones y locuras extraordinarias,

y que todavía estamos a tiempo

de saltar al fuego para nacer de nuevo

desde nuestras propias cenizas

y poder construir entre todos

una humanidad mucho mejor“

Sobre este blog

En Abierto es un espacio para voces universitarias, políticas, asociativas, ciudadanas, cooperativas... Un espacio para el debate, para la argumentación y para la reflexión. Porque en tiempos de cambios es necesario estar atento y escuchar. Y lo queremos hacer con el “micrófono” en abierto.

Etiquetas
stats