Laboratorios Pérez Giménez: 151 trabajadores, 24 nóminas sin cobrar y un futuro incierto
La maquinaria más moderna, los profesionales mejor
cualificados, la patente de un reconocido medicamento como Calmante Vitaminado
y la inversión en I+D+i lista para lanzar desde Andalucía la mayor cadena de
producción de medicamentos española. Eran los Laboratorios Pérez Giménez, porque la gestión de todo ello falló y la firma entró en un proceso de
crisis que ha llevado a sus trabajadores a cumplir este mes de julio 24
meses sin cobrar su nómina.
Esa mala gestión desde 2009 y la crisis llevaron a los Laboratorios Pérez
Giménez , ubicados en Almodóvar del Río (Córdoba), a solicitar el concurso de
acreedores en marzo de 2012, incapaces de hacer frente a las deudas, y en septiembre
de 2013, la firma más potente de medicamentos españoles salió a subasta pública
como un paquete único: sus activos, su fábrica y sus trabajadores. Casi un año
después, en junio de 2014 y tras presentarse varios inversores que nunca
cuajaron a la hora de presentar la financiación de los 11 millones de euros por
los que ahora se vende la empresa, el juez ha autorizado la venta de Pérez
Giménez a una firma granadina, Global Aeronautics S.L., que aún no ha
formalizado la compra de los laboratorios y tiene de plazo hasta el 18 de julio
para hacerlo.
“Tenemos claras evidencias de que esa fecha no se va a
cumplir“. Son las palabras del
presidente del comité de empresa, Antonio Ledesma, que representa a los
trabajadores que han pasado por todo este periplo laboral en los últimos años, a
la espera de la resolución final y que se encuentran en “una situación crítica”:
los 151 trabajadores que quedan de los dos centenares con los que contaba la
empresa llevan 24 meses sin cobrar su nómina. Son trabajadores sin sueldo “desesperados”
por la situación y la falta de una solución final.
Trabajadores sin sueldo que recurren a comedores sociales
Trabajadores sin sueldo que recurren a comedores sociales
Más allá de las macrocifras de la deuda, de la venta de
los laboratorios y del proceso legal en que se ven inmersos, los 151 trabajadores
ponen rostro a la realidad de cada una de sus familias. “Agentes sociales como la
plataforma Stop Desahucios o del centro social Rey Heredia nos están ayudando“, cuenta
Ledesma para explicar que tras dos años sin cobrar, muchos de ellos no han
podido seguir pagando su hipoteca, han sufrido cortes del suministro eléctrico
por impago y han tenido que recurrir a comedores sociales o donaciones de
alimentos para vivir.
Junto a ello, en el horizonte de la propuesta de viabilidad
de los laboratorios, se contempla un Expediente de Regulación de Empleo (ERE)
para 111 de esos trabajadores y la conservación de solo 40 puestos de trabajo.
Pero quienes han pasado por estos años de “travesía del desierto”, permanecen
unidos para reclamar que “no se toque a ningún trabajador hasta que la compra
de Pérez Giménez sea efectiva. Si hay despidos, que sea cuando la empresa esté
ya vendida“, piden los trabajadores.
Y, mientras tanto, proponen, se lleve a cabo un Expediente
de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), que les permitiría a estos
trabajadores cobrar la parte de prestación por desempleo y tener así algún
ingreso entre tanto se llega a la solución final de este conflicto para la que,
en palabras del presidente del comité de empresa, “por lo menos quedan cuatro o
cinco meses más“. Ahora mismo, técnicamente, tienen un puesto de trabajo y no
les corresponde prestación alguna, pero la realidad es que no tienen ingresos
por su trabajo desde hace dos años.
En todo este tiempo, las manifestaciones y protestas de los
trabajadores para alzar la voz por la situación que atraviesan se han sucedido.
En estos días recogen firmas ciudadanas en su apoyo y han mantenido reuniones
con representantes de la Junta de Andalucía y del Gobierno central. “Sólo nos
dicen buenas palabras que no se materializan de ninguna manera“, dice Ledesma,
quien critica que, en la situación en la que están, “no tenemos absolutamente
ningún apoyo de las administraciones“. Así las cosas, los trabajadores se mantienen unidos y ahora
permanecen a la espera de los nuevos pasos de la firma compradora, hasta ver si
cristaliza la operación y se disipa su futuro.