El 70% de las mujeres jóvenes de Granada han sufrido acoso callejero: “Vas sola por la calle y el miedo te bloquea”

Álvaro López

Granada —
8 de marzo de 2025 06:00 h

0

Un estudio de la Universidad de Granada (UGR) demuestra que las mujeres jóvenes de la capital granadina están expuestas a una mayor violencia callejera por el acoso que sufren que sus compañeros varones. La investigación pone cifras a una sensación que muchas mujeres comparten en sus círculos cotidianos, pero que hasta la fecha no estaba tan definida y que evidencia una brecha de género notable en la percepción de seguridad que hay en las calles de Granada. Los datos revelan que el 70% de las mujeres jóvenes han sufrido acoso callejero mientras caminaban, frente a un 20% de los hombres. Además, un 42% de ellas han sido perseguidas por la calle, en comparación con un 14,5% de los hombres.

Las autoras del estudio, Carmen Lizárraga (profesora del Departamento de Economía Aplicada) e Isabel Castillo (profesora Departamento de Organización de Empresas I), junto con el profesor Alejandro Luis Grindlay (profesor del Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio), han identificado 413 puntos de la ciudad percibidos como inseguros por el estudiantado universitario. De estos, en 116 se han producido experiencias de victimización directa (53%) o indirecta (47%).

Además, el estudio revela que el 70% de las mujeres jóvenes encuestadas han sufrido acoso callejero en algún momento de sus vidas, frente al 20% de los hombres. Por otro lado, un 42% de ellas han sido perseguidas por la calle, mientras que en el caso de los hombres el porcentaje se reduce al 14,5%. Números que ponen de relieve el peligro al que se siguen enfrentando las mujeres en una sociedad que no acaba de liberarse del machismo.

Según la investigación, las zonas más “peligrosas”, al ser las principales señaladas por las mujeres que han participado en el estudio son las que coinciden precisamente con el ocio nocturno. Se trata de calles que todos los granadinos conocen para este fin y son, sobre todo las calles Elvira y Pedro Antonio de Alarcón, el parque Federico García Lorca, los alrededores de la estación de tren de Andaluces y algunas calles estrechas del centro de la ciudad con escasa iluminación. “Las mujeres se sienten más inseguras, tanto de día como de noche, y perciben más riesgo que los hombres”, explica Lizárraga. Y no es solo una cuestión de percepción: “Un 76% de las experiencias de victimización directa en el espacio público las sufren ellas, y en su mayoría se trata de violencia sexual”.

El estudio

El estudio se llevó a cabo mediante cuestionarios aleatorios a mujeres y hombres jóvenes que llevasen más de un año viviendo en Granada. Se dividió en dos fases: en la primera, se realizó una encuesta convencional sobre percepciones de inseguridad y experiencias de victimización. En la segunda, se utilizó un enfoque microgeográfico en el que las personas participantes señalaban en un mapa los puntos de la ciudad donde habían sentido inseguridad o habían sufrido acoso.

“No queríamos solo saber qué zonas parecían inseguras en términos generales, sino identificar los lugares específicos donde las mujeres han tenido experiencias reales de acoso o violencia”, explica Lizárraga. El análisis muestra patrones claros, como la relación entre inseguridad y el ocio nocturno o la incidencia del acoso en calles estrechas y mal iluminadas, pero también la dispersión de los puntos inseguros por toda la ciudad.

Pese a que esta investigación pone de relieve que el acoso callejero es una realidad cotidiana, las estadísticas oficiales no la recogen. Este medio ha consultado tanto a la Policía Local de Granada como a la Policía Nacional sin obtener estadísticas concretas al respecto. Fuentes de ambos cuerpos afirman que no están contabilizados casos de acoso callejero. En el caso de la policía municipal porque no son de su competencia y en el caso de la nacional porque, de acuerdo con la información consultada, en Granada no se han registrado denuncias de este tipo.

“No puedes caminar tranquila”

Sin embargo, los testimonios de las víctimas sí avalan la realidad que describe el estudio. Una de esas mujeres jóvenes que encaja con los datos de la investigación de la UGR es Claudia, estudiante universitaria: “A lo mejor no te va a pasar nada, pero el miedo te bloquea. Una vez un hombre me seguía tan de cerca que sentía su respiración en mi oreja. Me paralicé. Mi amiga tuvo que empujarme con un paraguas para sacarme de ese estado”. Pero esa no ha sido la única vez que ha sentido miedo: “Muchas veces me han gritado desde un coche, me han silbado o insultado. Se creen que es un juego, pero a nosotras nos condiciona la vida”.

Casos como el suyo se repiten con frecuencia. Esther, estudiante de Ciencias Políticas, relata cómo un coche se detuvo a su lado cuando era niña, el conductor le abrió la puerta e intentó que subiera cuando vivía en Murcia: “Corrí en dirección contraria y luego hacia una mujer para refugiarme. Desde entonces, cada vez que veo un coche en la calle, se me acelera el corazón”. Ahora, al vivir en Granada, ha sufrido situaciones similares: “Vas sola por la calle y el miedo te bloquea. No sabes si reaccionar, si correr, si gritar. Solo piensas en llegar a casa”.

Ambas coinciden en que la sensación de inseguridad es constante. “Aunque no nos hagan nada, nos hacen sentir pequeñas, vulnerables. A ellos les parece divertido, pero nosotras evitamos ciertas calles, cambiamos rutas, caminamos con las llaves en la mano”, explica Claudia. “No podemos ni ponernos los auriculares porque tenemos que estar alerta”, añade Esther.

Una “violencia normalizada”

Estos casos permiten ilustrar con hechos la realidad que se señala en el estudio de la UGR: que esta violencia está normalizada en los espacios públicos, generando un entorno hostil que afecta al bienestar y la libertad de las mujeres. “Es imperativo abordar las disparidades de género en la seguridad pública con políticas efectivas, planificación urbana y protocolos específicos”, concluye Carmen Lizárraga.

Lizárraga subraya que los datos evidencian que “las diferencias en percepción de inseguridad tienen una base real relacionada con la victimización, tanto directa como indirecta”. La profesora de la UGR explica que los testimonios recogidos en el estudio reflejan un patrón común: “Las mujeres sufren un miedo constante a la agresión, no por paranoia, sino porque han vivido experiencias de acoso o han visto a otras mujeres vivirlas”. Según la investigadora, este tipo de violencia no solo afecta al bienestar psicológico de las mujeres, sino que limita su movilidad y su uso del espacio público: “Las mujeres adaptan su comportamiento, evitan ciertos lugares y modifican sus hábitos diarios por miedo”.

Para las víctimas, la solución pasa por visibilizar el problema y educar en igualdad: “No es cuestión de que las mujeres aprendamos defensa personal o nos protejamos entre nosotras. Es cuestión de que los hombres dejen de hacerlo”, reclama Claudia. Esther coincide: “Nos han enseñado a protegernos, pero nunca se les enseña a ellos a no acosar”.

Este trabajo forma parte del proyecto de investigación titulado “Análisis multimetodológico de la movilidad peatonal y la percepción del miedo en el espacio público con enfoque de género” (MOMIGEN), financiado por la Junta de Andalucía y FEDER Andalucía.

Únete al canal de Telegram de elDiario.es Andalucía

A través de nuestro canal en Telegram trasladamos de forma inmediata lo que ocurre en Andalucía y Sevilla: últimas noticias que van aconteciendo, o donde, simplemente, te ofrecemos un resumen de la información más relevante del día.

Suscríbete a nuestro canal en este enlace.