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El Museo del Origami, el más valorado de Zaragoza, no descarta su cierre por falta de apoyos

Es un museo único en el mundo

Marta Salguero

Zaragoza —

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Es uno de los museos más valorados y recomendados de Zaragoza. Único en Europa y en el mundo, con colecciones de los mejores artistas de la papiroflexia a nivel internacional. Pero su supervivencia, a pesar de la buena acogida del público, está en riesgo justo cuando se van a cumplir cinco años de su puesta en marcha.

La Escuela y Museo del Origami de Zaragoza (EMOZ), por el que pasan unas 25.000 personas al año, no descarta cerrar sus puertas si su situación económica no mejora en los próximos meses. La falta de patrocinadores privados y de subvenciones públicas dificultan el mantenimiento del centro, que fue impulsado por la Asociación Cultural Origami de Zaragoza, cuyos orígenes se remontan al Grupo Zaragozano de Papiroflexia fundado en 1944. Cinco años después de su apertura acumula unas pérdidas que alcanzan los 150.000 euros.

“Pasará que cuando nos muramos todos se echarán las manos a la cabeza cuando llevamos avisando de esto cinco años; el día que esto ocurra, que no lo descarto, me echarán a mí la culpa y, en parte la tengo, por no haber sabido convencer a las entidades públicas y privadas de la importancia de este proyecto”, afirma el director del centro, Jorge Pardo.

Pardo se dedica exclusivamente a la gestión del museo y lo hace incluso sin cobrar un sueldo si el presupuesto no da para ello. Una situación que mantenida en el tiempo es “insostenible”, indica, sobre todo cuando ha tenido que poner dinero de su bolsillo para su mantenimiento, como ha ocurrido hasta ahora.

El museo necesita una financiación de entre 20.000 y 30.000 euros al año para mantenerse abierto. Una cantidad que no se cubre con la venta de entradas, a pesar de que la afluencia de público se sitúa por encima de la media de otros museos de pago de la ciudad. “Ningún museo se financia solo con las entradas, necesitamos más patrocinadores y ayudas públicas”, subraya. Con ellas contaba cuando comenzó el proyecto, pero estas no han acabado de llegar.

Por ahora solo cuentan con el patrocinio de algunas empresas, algo que es totalmente insuficiente para su viabilidad, incluso para afrontar el canon al Ayuntamiento de Zaragoza por el espacio que ocupa en el Centro de Historias.

“Nosotros lo que queremos es que se busque una solución para nuestra supervivencia consensuada con todos los grupos municipales; sabemos que todos están a favor de que siga abierto”, manifiesta.

Este año por primera vez han recibido una subvención de 10.000 euros por parte de la Consejería de Cultura del Gobierno de Aragón, por lo que solo haría falta “un poco más” para que el museo continúe abierto. Una vez cerrado será mucho más costoso volverlo a abrir, alerta.

Desde el Consistorio recuerdan que, ante la situación del museo, el Ayuntamiento de Zaragoza firmó un acuerdo en enero de 2017, por el que autorizaba al centro a pagar una parte del canon en especie, mediante actividades de talleres, exposiciones temporales, visitas guiadas y acceso gratuito en días señalados, para el periodo 2015-2020

Los visitantes valoran el museo con un 9,5 sobre 10

De momento, la entidad que lo gestiona plantea lanzar una campaña de crowdfunding a particulares para recaudar fondos. Cuenta con el apoyo del público. De hecho, el Museo de Origami es el más valorado de Zaragoza en la plataforma online Tripadvisor (altamente consultada por turistas), a lo que se añade la valoración que le otorgan los visitantes que se acercan a verlo: una media de 9,5 sobre diez. “Todos los que vienen salen del museo maravillados”, indica Pardo. Tienen razones para ello. El Museo del Origami de Zaragoza alberga colecciones de artistas internacionales, lo que le hace único. Actualmente solo hay museos dedicados a este arte del pegado del papel en Corea del Sur y en Japón, pero allí solo se muestran obras locales, explica Pardo. En cambio, el centro de Zaragoza acoge la colección más importante de Eric Joisel, uno de los grandes maestros occidentales de la papiroflexia, entre otras.

“Si hubiera más museos como nosotros podríamos intercambiar las colecciones, porque todos querrían tener lo que tenemos aquí”, sostiene.

El museo, que acoge también talleres, concursos y visitas de colegios, cambia su exposición cada tres meses. La exposición actual ‘Kirigami’, de Frederic Sabate, finalizará el próximo 2 de septiembre y dará paso a una muestra dedicada a la relación entre el origami y las matemáticas, que prevé captar público escolar.

En este tramo del año, encaran también las celebraciones por su quinto aniversario, al que, a pesar de las dificultades, esperan llegar. Una efeméride que coincide con el 75 aniversario del nacimiento del grupo zaragozano de papiroflexia, el “más antiguo” de España, y con el 90 aniversario del monumento a la pajarita del escultor Ramón Acín, ubicado en Huesca.

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