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Un estudio de Teruel crea un videojuego único formado por acuarelas en movimiento

El dibujo en acuarela ofrece al jugador diferentes texturas.

Elisa Alegre Saura

Teruel —
  • Descubre cómo se ha creado Candle en el making of

Un viejo sofá verde muy vintage da la bienvenida al visitante en las oficinas de Teku Studios en Teruel. Convive con pantallas y cables, acuarelas, pinceles y libros, muchos libros. De todo eso ha nacido Candle, un videojuego único que este verano llegará al mercado después de tres años de trabajo y cuatro desde que un par de veinteañeros montaron la empresa.

La génesis de este videojuego tiene un poco de todo lo que ahora abona los proyectos innovadores: originalidad, juventud, nuevas tecnologías y crowdfunding. Y el presente tiene mucha ilusión, la de un equipo de una decena de personas que en su mayoría no llega a los 30 años y que se han estrenado en el mundo de los videojuegos con este trabajo íntegramente desarrollado a partir de dibujos en acuarela. Eso lo hace diferente y por eso una empresa destacada del mercado, Daedalic, se interesó por el proyecto el año pasado, y lo lanzará en diez idiomas y en todo el mundo a través de las principales plataformas online.

Candle se presenta como una acuarela en movimiento, con las imperfecciones en los trazos que puede tener un trabajo artesanal en todo el diseño, y por eso una estética singular para los más exigentes. El dibujo en acuarela ofrece al jugador diferentes texturas y, cuando los personajes se mueven, puede ver “entre fotograma y fotograma cómo fluye la pintura”, apunta José María Gutiérrez, la mitad artística de Teku Studios.

Han tomado el estilo de los juegos de aventuras en los que el jugador maneja al personaje pero el objetivo es resolver enigmas y puzles. Candle es un mundo imaginario, inspirado en el arte africano y sudamericano precolombino, un ambiente tribal que ha salido de los libros que llenan las estanterías de este estudio. De ahí el nombre del protagonista y de la empresa, Teku, inspirado en el dios azteca Xiuhtecuhth.

Este ayudante de chaman tiene una vela por mano, “que no es un arma, es una herramienta”, destacan sus creadores, y en torno a él gira toda la historia en la que participan una veintena de personajes. “Recuerda a un muñeco de budú, o de trapo, indefenso, que se ve envuelto en esta aventura y se tiene que enfrentar a malos y a mil maneras de morir” explica la mitad tecnológica de la empresa, Miguel Vallés.

Gutiérrez y Vallés son los fundadores de este proyecto que hace cuatro años ganó un concurso de emprendedores, pero el premio apenas sirvió para correr con los gastos de la creación de la empresa.

50.000 dólares con el crowfunding

crowfundingLa financiación para comenzar a desarrollar el juego llegó del crowdfunding donde consiguieron más de 50.000 dólares con los que empezar a abordar este trabajo. “Lo normal es empezar con proyectos de menos envergadura”, destaca José Antonio, que no había acabado la carrera de Bellas Artes cuando Candle empezó a esbozarse en su cabeza bajo la ducha, reconoce; también Miguel seguía estudiando su Ingeniería Informática.

El tándem comenzó a funcionar y, tras los dibujos de José Antonio, llegaba el trabajo de Miguel que, a pesar de ser digital, también tiene mucho de artesanal, como explican en el making of.

La transparencia es la dificultad de la técnica, “no se puede corregir”, y eso supone planear muy bien los colores antes de cada escena, “podemos estar un día o dos probando colores”, señala Jorge Rueda, artista que ha participado en el videojuego. “Tiene una parte de azar que puede dejar imperfecciones pero también lo hace más auténtico”.

El proceso creativo comienza con bocetos a lápices, luego se escanea y se amplía y en la mesa de luz se pasa al papel de acuarela y a pintar. “Candle es un juego distinto porque se puede tocar”, dice Gutiérrez.

Y como el trazo es personal, a pesar de que el artista que ha dibujado y pintado haya sido distinto, el tintado final tenía que pasar siempre por José Antonio, para unificar el estilo.

“Cuesta explicar todo el trabajo que lleva detrás Candle, porque todo, todo, tanto los escenarios como los movimientos de los personajes, están primero dibujados y pintados en acuarela” apunta Miguel.

También lo suyo tiene mucho de artesanal, porque parte de su trabajo ha sido borrar a mano con la tablet “el papel que sobra” de cada dibujo y a partir de ahí montar la escena.

Atesoran en carpetas todos los dibujos, tanto los de los escenarios como los que han servido para construir las animaciones, dibujando fotograma a fotograma. Con todos estos dibujos también tienen proyectos artísticos. Pero será más adelante.

Ahora queda el trabajo final para sacar al mercado este juego en el que han participado a lo largo de estos años una decena de personas, trabajando conectadas desde Canarias o Barcelona con la sede de Teruel. Gente joven para los que en su mayoría Candle era su primer videojuego, algo que tiene desventajas, “ha habido que tirar cosas a la basura y volver a empezar”, reconocen, pero también destacan lo bueno que es “no tener ideas preconcebidas y tener un método propio”.

Ese sofá verde sabe de las ideas que bullen en este joven estudio para los proyectos que van después de Candle, ideas que estos creativos no desvelan pero sí que tienen claro que tendrán “un estilo creativo que despunte, que parezca lo más artesanal posible y que mezcle la animación tradicional y las nuevas técnicas”. Arte y tecnología para el futuro.

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