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Saúl Cepeda: “Todo vale para ganar dinero en la noche”

El pabellón del Madrid Arena.

Marimar Cabrera / Marimar Cabrera

Zaragoza —

El periodista Saúl Cepeda fue contratado como directivo de comunicaciones por el empresario Miguel Ángel Flores, principal imputado del caso Madrid Arena, y trabajó durante un año en el negocio de las discotecas y de los festivales de música electrónica. De su experiencia en el ocio nocturno ha extraído una novela: Aforo Completo, que llegará a las librerías el próximo 6 de abril.

Antes de comenzar este “recorrido por el lado más oscuro del mundo de la noche”, según su autor, los lectores encontrarán la primera advertencia: “sus mentes son las responsables de cualquier parecido con la realidad”. El libro lo publica Tropo Editores, la misma editorial de Un paso al frente, la novela escrita por el teniente Luis Gonzalo Segura en la que denunció “las corruptelas del Ejército español”.

Los ingredientes de Aforo Completo son la corrupción policial y política, el fraude fiscal, la venta de entradas a menores, las drogas, el sexo, el blanqueo de capitales y la violencia. Según Cepeda, “las capas que vas descubriendo cuando te adentras profesionalmente en el negocio de la noche”. El escritor ha sido, del 2004 al 2005, director de comunicaciones de FSM Group, uno de los principales grupos de discotecas de España, desde el que se han llegado a gestionar hasta siete salas en Madrid, una en Ecuador y varios festivales como el Infinita Gay Week.

Aforo Completo habla, en términos de ficción, de una práctica “real” en las empresas de ocio de las grandes ciudades. Durante su experiencia en el sector se encontró con facturaciones que “solo podían darse si se habían sobrepasado los aforos”, porque “es una manera de hacer buena caja: vender muchas entradas y muchas copas”, afirma.

Respetar la capacidad máxima de los locales es algo que “en el mundo de la noche no se suele cumplir” y “se trabaja de forma chapucera”. Los responsables de las grandes empresas de ocio “parten del planteamiento de que los aforos autorizados están mal calculados” y las previsiones “terminan basándose en valoraciones propias”.

“Piensan que si entra más gente, ganarán más, y no cuentan con la eventualidad de que se produzca una catástrofe, cuando la diferencia entre que suceda o no ”reside en elementos muy pequeños que pasan o no pasan“, señala. Cepeda valora, ”desde una opinión técnica“, que el Madrid Arena era un espacio que ”daba la sensación de estar a medio acabar y no completamente operativo“. Relata que este recinto contaba con unos precios que lo hacían ”muy rentable si se usaba mucho“, unos 40.000 euros el día de alquiler y la mitad para el montaje y desmontaje.

Su trabajo en FSM Group coincidió con el primer evento de música electrónica celebrado en el Madrid Arena y con el proceso de reapertura de la discoteca Alcalá 20 (donde murieron 82 personas en 1983) y que supuso uno de los fracasos del grupo con Miguel Ángel Flores al frente. “Era una persona a la que le gustaba medir las responsabilidades. Le gustaba mandar y estar al tanto de todo o aparentar que estaba al tanto de todo”, señala.

El encargado de trasladar a los promotores la información sobre las licitaciones de los espacios mientras Cepeda trabajó en FSM Group fue Francisco del Amo, coordinador de operaciones y proyectos de Madrid Espacios y Congresos (Madridec), imputado en el caso Madrid Arena y cuyo recurso de apelación ha sido recientemente desestimado por la Audiencia Provincial de Madrid.

En 2014, la instrucción del caso Madrid Arena concluyó con 16 imputados por las muertes de cinco adolescentes en una fiesta celebrada en el pabellón el 1 de noviembre de 2012, y con el Ayuntamiento de Madrid y las empresas Madridec, Divertt, FSM Group Management S.L. Seguriber y Kontrol 34, como responsables civiles subsidiarios.

“El comisario cobra los jueves”

La novela arranca 48 horas antes de la fiesta de Nochevieja que ha de celebrarse en la discoteca más importante de la capital, cuando surge un grave imprevisto. El empresario de la sala decide seguir adelante con el evento y, entretanto, un coro de personajes tan esperpénticos como realistas recorren las páginas, mostrando el lado más mezquino de un negocio cercano y desconocido.

El texto comienza con la frase: “El comisario cobra los jueves”. Cepeda, que no ha elegido el formato del reportaje porque considera que “con hechos no probados te ves en un problema”, asegura que ha visto pasar a comisarios por discotecas “recibiendo un buen trato” y ha tenido sentado al responsable de la comisaría madrileña de Chamartín en las oficinas del grupo FSM. “De qué iban a hablar es otra historia”, comenta. Afirma, además, que en más de una ocasión se han cerrado espacios, como el Madrid Arena, para sus fiestas privadas.

“En la noche desaparecen los filtros y todo vale para ganar dinero. Es un ecosistema duro y amoral: el egoísmo y la desconfianza son características que describen a muchos empresarios que consiguen lucrarse en él. Por si fuera poco, buena parte de los casos de actualidad que nos escandalizan -la tarjetas negras, la trama Gurtel, el Pequeño Nicolás, los papeles de Bárcenas…- pasaron en algún momento por el reservado de una discoteca”, dice el escritor sobre el tema de su novela.

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