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Los partidos aragoneses encaran el año electoral más largo e incierto

ElDiarioAragón

31 de agosto de 2022 23:39 h

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Comienza el curso político en Aragón y todos los partidos políticos han acelerado su trabajo de cara al largo y complejo año electoral en el que tendrán que enfrentarse a varias citas electorales en un escenario económico y social complejo y en el que las incógnitas e incertidumbres son superiores a las certezas. De momento, las especulaciones superan a las posibles realidades, ya que hay numerosas incógnitas. Cada vez más, la política se basa en sensaciones y estados de ánimo. En Aragón se está hablando más de tendencias que de realidades. Sin encuestas todavía fiables y con una situación cambiante que puede provocar vuelcos en el comportamiento del electorado, los partidos están empezando a elaborar sus programas, comienzan a sondear posibles candidatos ante la laboriosa tarea de la confección de listas electorales, especialmente en los municipios, y a mirar de reojo a los adversarios. En las próximas semanas proliferarán los actos políticos con los que todos los partidos saludarán el inicio de este curso político totalmente condicionado por la llamada a las urnas. 

Si tradicionalmente el arco parlamentario aragonés es uno de los más fragmentados del Estado y la confección de mayorías se convierte cada cuatro años en un complejo sudoku, las elecciones autonómicas del 28 de mayo no serán una excepción. Actualmente hay ocho fuerzas políticas con representación y todo apunta a que en el próximo ciclo legislativo serán, como mínimo, el mismo número si no más. 

Tanto el PSOE como el PP han dado carta blanca a sus respectivos líderes en Aragón para presentarse y configurar sus candidaturas. Ni Javier Lambán ni Jorge Azcón forman parte del círculo más estrecho de sus respectivos líderes nacionales, pero ambos tienen el aval de la dirección nacional para liderar el proyecto autonómico. Lambán ya ha anunciado que optará a la reelección. Jorge Azcón, por su parte, sigue deshojando la margarita y probablemente no será hasta principios del próximo año (con más encuestas sobre la que le permitan tomar una decisión más ganadora) cuando tome una decisión: si continuar en el ayuntamiento de Zaragoza, donde sí parece clara su opción de revalidar la Alcaldía o aspirar a un liderazgo autonómico más difícil de conseguir ante la dificultad de que den los números para una mayoría conservadora. A la inversa, las incógnitas en el PSOE se centran en el ayuntamiento de la capital aragonesa. El PSOE se ha marcado como objetivo recuperar las alcaldías de las grandes ciudades, y está encontrando dificultades para conseguir candidatos que, para la dirección federal, tengan la suficiente solvencia. En este caso, el camino de la actual portavoz socialista, Lola Ranera, parece despejado. A día de hoy, es la candidata que mejor conoce los entresijos de la ciudad y la que está ejerciendo una difícil oposición en el consistorio. 

Los partidos que integran el cuatripartito que gobierna Aragón (PSOE, PAR, Podemos y CHA) cruzan los dedos para volver a repetir una alianza que cuando se formó parecía estar condenada a las dificultades de entendimiento y, tres años después, ha demostrado una capacidad de adaptación espectacular. Han aparcado sus discrepancias, han cedido en parte de sus principios ideológicos (especialmente Podemos y CHA) y en una de las legislaturas más difíciles por la crisis sanitaria y la consecuente crisis económica, apenas ha encontrado oposición. Pero los próximos meses va a cambiar la situación. Los servicios públicos aragoneses se han resentido por la pandemia, las estrecheces presupuestarias son muchas y todo ello va a tensionar la actividad de los próximos meses. Apenas queda una decena de leyes pendientes de tramitar, ninguna de gran calado salvo los presupuestos del próximo año, marcados por las elecciones y una economía que va a estar profundamente condicionada por el comportamiento del mercado laboral, la elevada inflación y los designios que pueda deparar la grave crisis energética que se vaticina. 

Los socios del PSOE viven situaciones diferentes. Mientras CHA ya ha confirmado que José Luis Soro va a optar a la reelección, tanto la podemita Maru Díaz como el aragonesista Arturo Aliaga parecen seguir la misma senda. Sin embargo, el PAR está pendiente del juicio que en noviembre debe dirimir si el congreso en el que resultó elegido Aliaga fue válido. A la espera de que los tribunales fallen, la dirección actual está ya trabajando en un escenario con Aliaga de candidato, si bien este de momento es prudente y no ha desvelado cuál será su futuro. En el caso de Podemos, en el que las tendencias demoscópicas le dan a la baja, todo dependerá del proceso de confluencia con otras formaciones de izquierda como IU. En Aragón, y más después de la experiencia fracasada de Andalucía, no parece que la confluencia vaya a resultar fácil. Se habla y se trabaja en ese camino, pero podría repetirse la fórmula de las elecciones pasadas e ir por separado, con el escaño de IU por Zaragoza consolidado. En estos momentos, hay voluntad de confluir pero la realidad es que las posiciones de una y otra formación están muy alejadas. 

Pero la auténtica crisis está en Ciudadanos. En pleno proceso de descomposición interna, tanto a nivel nacional como autonómico, con fugas, ceses, críticas furibundas y enemistades irreconciliables, corre un grave riesgo de desaparición, a pesar de los intentos por refundar un nuevo centro de inspiración liberal con escasas opciones de éxito. Ciudadanos, que fue el aliado preferido de Lambán, prefirió virar a la derecha y quedarse en la oposición. Tres años después, tendrá muy difícil conseguir representación, y si la consigue, todo indica que será anecdótica y con escasa capacidad de influencia. Mientras, Vox, que en el Parlamento aragonés ha tenido un papel irrelevante y su único trabajo ha sido replicar las consignas de la dirección nacional y aislarse de todos los consensos políticos históricos de la autonomía, mantendrá su posición extremista pero no se contempla un aumento significativo que les otorgue un mayor protagonismo del que actualmente tiene.

A la situación de los partidos con experiencia parlamentaria se une un nuevo agente político que nace con grandes expectativas y que puede ser decisivo a la hora de configurar mayorías. Se trata de Teruel Existe y su partido hermano, Aragón Existe. La formación nacida del movimiento ciudadano de la provincia turolense fue la formación más votada en las elecciones al Congreso, y se estrenará en unas elecciones autonómicas con serias opciones de obtener diputados. Más incierto es el papel que podrá jugar Aragón Existe, la otra pata de la coalición electoral, y si podrá replicar en las otras dos provincias aragonesas el amplio apoyo social de Teruel Existe, con capacidad de configurar candidaturas y extenderse territorialmente por las comarcas y la ciudad de Zaragoza. Es todavía una incógnita, pero sin duda la presencia de esta formación animará un año electoral que se antoja intenso y duro. Todas las previsiones coinciden en que la campaña de las próximas elecciones autonómicas y nacionales serán unas de las más duras que se recuerden, porque más que nunca están muy abiertas y requerirán de mucha altura y capacidad política, tanto en los meses previos como en los posteriores, donde la maquinaria de los pactos exigirá habilidad, cintura y mucha estrategia.