Perlora, de 'Ciudad de Vacaciones' a paraíso abandonado en Asturias
En el concejo asturiano de Carreño, delimitado al este por la playa de Carranques y al oeste por el río Espasa y la Ensenada de Perán, languidece abandonada la Ciudad de Vacaciones de Perlora. Casi 36 hectáreas, entre espacios verdes y superficie construida, al borde del Cantábrico, donde disfrutaron de sus vacaciones durante más de 50 veranos, y en turnos de 15 días, familias enteras de trabajadores procedentes de toda España.
Este complejo vacacional fue ideado en plena dictadura y promovido por la Organización Sindical Española, más conocida como el Sindicato Vertical, a través de la Obra ‘Educación y Descanso’. Impulsado por Servando Sánchez Eguíbar, delegado provincial de sindicatos, surge de la necesidad del régimen franquista de “incentivar al trabajador mediante el acceso y disfrute de todos los bienes de la cultura, la alegría, la milicia, la salud y el deporte”, pero también para mantener la paz social.
Además de Perlora existen otras dos ciudades residenciales de estas características en España, la de Tarragona y la de Marbella, aunque ninguna de la singularidad arquitectónica del complejo asturiano.
15 años y diversas promociones
En 1952, de la mano del arquitecto Federico Somolinos, comenzó la construcción de la Residencia ‘Jacobo Campuzano’, un hotel con 90 habitaciones que abrió sus puertas el 1 de julio de 1954. Del éxito de este edificio surgiría dos años después la necesidad de construir una Ciudad Residencial a modo de ciudad jardín. Así, en 1956 empieza la urbanización de los terrenos y la comercialización de la primera fase de chalets, que se convertiría en Perlora Ciudad Residencial, también llamada Ciudad de Vacaciones.
Hubo sucesivas fases hasta 1967 en las que se construyeron un total de 174 chalets (273 apartamentos) individuales, pareados y hasta triples, de 35 tipologías diferentes. De su diseño se encargaron el propio Somolinos y varios arquitectos jóvenes como Miguel Díaz Negrete, Fernando Cabanillas o Julio Galán.
En esta ciudad de plazas, calles y espacios verdes había una recepción, oficinas, bares, comercios, comedores, capilla, teatro al aire libre, biblioteca, parque infantil y campos deportivos. La Ciudad Residencial de Perlora permaneció abierta 50 años, hasta el año 2006.
Desde entonces han pasado 18 años en los que se han visto infinidad de proyectos que nunca llegaron a ejecutarse, mientras el paso del tiempo continúa haciendo mella en lo que en su día fue el buque insignia del turismo en Asturias.
Los buenos momentos
Un día soleado de febrero, a mitad de semana, buena temperatura, te recibe un enorme cartel verde en el que se puede leer ‘Perlora Ciudad de Vacaciones’ ubicado frente a la caseta del guarda de seguridad. Porque el recinto, aún abandonado, continúa teniendo seguridad para evitar actos vandálicos, en la medida de lo posible.
Una enorme explanada de aparcamientos vacíos, que hace 19 años ocupaba la Residencia ‘Jacobo Campuzano’, derribada en diciembre de 2005 por aluminosis, problemas de porosidad en el hormigón, que ponían en riesgo la estabilidad del edificio. Nadie diría que ésa es la entrada de un recinto por el que llegaron a pasar 2.000 personas al año y donde trabajaron otras 200 en jardinería, administración, limpieza, cocina, camareras, mantenimiento, vigilantes o telefonistas. El sonido del tren recuerda a aquel ‘Carreño’ del que bajaban trabajadores y veraneantes unas cuantas décadas atrás.
Uno de estos trabajadores era César Quintanilla, quien a sus 70 años está felizmente jubilado y todos los días sale a caminar desde Candás, donde vive, en un paseo mañanero, a buen ritmo, que le lleva a la Ciudad Residencial, a donde llegó en tren el 4 de febrero de 1974. César tenía entonces 20 años y llegaba a Asturias en busca de trabajo desde Cuéllar, un pequeño pueblo de Segovia.
En Perlora recuerda los mejores años de su vida, “trabajábamos mucho, pero nos divertíamos mucho también”, relata mientras la sonrisa que se intuye en su cara refleja que su mente ha viajado 50 años atrás para revivir los más de treinta que trabajó en Perlora, primero como camarero y luego de conserje. Al igual que muchos de los trabajadores, César conoció en Perlora su mujer, Marisa Mediavilla, una asturiana de la cuenca minera que trabajaba allí como camarera.
“Éramos una gran familia y así nos denominábamos. De hecho, había dos comedores, uno era el de los mandos y el otro era el comedor de la familia, los trabajadores”, cuenta con cariño. Y es que en aquellos tiempos la Ciudad de Vacaciones era todo su mundo, tal y como él mismo explica, todo lo hacían allí, incluso vivían.
No quiere hablar de nostalgia, tampoco de pena, pero sí reconoce que tanto él como su mujer sienten dolor al pensar lo que dirán las personas que, ajenas a Perlora, la siguen visitando cada verano, al ver el estado en el que se encuentra la Ciudad que un día albergó toda su vida.
Aunque durante la semana la afluencia de gente es escasa, salvo aquellos que acuden a pasear o hacer deporte, la Ciudad de Vacaciones se llena de gente durante los fines de semana, sobre todo si el tiempo acompaña, y también durante el verano. ‘La Resi’ como se refieren a ella vecinos y antiguos trabajadores, sigue siendo un lugar muy visitado, no solo por las cuatro playas que circundan el recinto, sino también por las áreas recreativas dispuestas para realizar actividades al aire libre.
Durante los años de esplendor los chalets eran propiedad de ayuntamientos, bancos, la Caja de Ahorros de Asturias (actual Unicaja) o empresas como ENSIDESA (actual Arcelor-Mittal) o Hunosa. Ahora son de la administración autonómica
En estos momentos, de los 174 chalets inicialmente construidos, se han derribado casi una treintena por diversos motivos relacionados con el deterioro derivado del abandono. Durante los años de esplendor de la Ciudad, estos chalets eran propiedad de ayuntamientos, bancos, la Caja de Ahorros de Asturias (actual Unicaja) o empresas como ENSIDESA (actual Arcelor-Mittal) o Hunosa.
En 1982, tras la llegada de la democracia y el paso de las competencias por el Ministerio de Trabajo, el Principado de Asturias asume la propiedad del recinto y, al finalizar el contrato de explotación por 50 años de las empresas, también se hace con la titularidad de la mayoría de los chalets de la Ciudad Residencial, que ya había entrado en un período de decadencia debido a las sucesivas transformaciones políticas y sociales.
¿Futuro a la vista?
El cierre de la Ciudad Residencial, en noviembre de 2006, no solo tuvo consecuencias para Perlora, también las tuvo para todo el concejo de Carreño. Lo cuenta Merche García, nacida en la parroquia de Perlora, como ella se presenta, y presidenta de la Asociación de Vecinos de Río Espasa de Perlora, que lleva veinte años luchando por este espacio.
Esta maestra jubilada se ha erigido en guardiana de la Ciudad Residencial de Perlora y en azote, por ello, de la administración regional por sus sucesivos incumplimientos en el mantenimiento del recinto, según denuncia esta vecina. Merche pasea por la Ciudad prácticamente todos los días, conoce cada esquina, cada recoveco, cada espacio de la ‘Resi’, sabe si han segado la hierba, si han arreglado una acequia o si han recogido la basura de las papeleras.
La preocupación de los vecinos ya no es solamente el abandono de los chalets, sino el estado de desidia en el que se encuentra un recinto al que la gente sigue acudiendo, por miles, durante el verano.
El Ayuntamiento de Carreño abrió el pasado mes de mayo un proceso participativo para que la ciudadanía realizase sus aportaciones a la ordenación urbanística de la Ciudad de Vacaciones, partiendo de un borrador de Plan Especial de Reforma Interior (PERI) elaborado por el Gobierno del Principado de Asturias. Un proceso conjunto del que debe salir el plan para reformar Perlora Ciudad de Vacaciones.
En ese proceso participó la asociación vecinal para pedir el mantenimiento de la finalidad pública y social de la Ciudad; una gestión público-privada; el libre acceso a las playas, sendas costeras y espacios públicos del recinto; y su rechazo a que se acometan más derribos de chalets.
La Ciudad de Vacaciones de Perlora es un conjunto urbano único e irrepetible digno de conservar. La propuesta debe ser la protección del conjunto residencial, con sus chalets, plazas y calles
También lo hizo Adrián Cachán, arquitecto y antiguo veraneante de la Ciudad. En su caso el interés viene por partida doble, personal y profesional. Considera que el borrador de Plan Especial elaborado por el Principado es demasiado ‘laxo’ porque abre la puerta a intervenciones masivas y con ello más derribos.
A su juicio la Ciudad de Vacaciones de Perlora es un conjunto urbano “único e irrepetible” digno de conservar, por ello lo que propone este arquitecto es la protección del conjunto residencial, con sus chalets, plazas y calles, y utilizar los espacios vacíos y residuales si se desea incrementar el número de edificaciones. Adrián recuerda con cariño los seis veranos que pasó en la Ciudad de Vacaciones por el trabajo de su padre, siempre la primera quincena del mes de agosto, y se refiere a aquellos tiempos como “los mejores momentos de mi infancia”.
Por su parte, el Ayuntamiento de Carreño, desde donde aseguran que a mediados de este mes de febrero tendrán listo el documento resultante del proceso participativo, abogan también por mantener la identidad del complejo, protegiendo la edificación actual, y conservar la filosofía de ciudad jardín. Apuestan por frenar el deterioro del espacio y preservar los valores del conjunto orientado al turismo social de calidad, abriendo el complejo a nuevos conceptos que activen económicamente la antigua Ciudad de Vacaciones.
En la misma línea se manifiesta la administración regional, titular de estos terrenos, que asegura ser consciente de la importancia de este enclave para cuyo desarrollo futuro es indispensable contar con ese Plan Especial en el que queden definidos los usos de la Ciudad Residencial y en el que aseguran haber empezado a trabajar en la pasada legislatura, siendo interrumpidos por la pandemia.
Así, en el documento borrador que han elaborado y que ahora está en manos del Ayuntamiento de Carreño, el Gobierno asturiano apuesta por la implantación de distintos usos que doten de vida al espacio durante todo el año; mantener los preceptos de ciudad jardín; y preservar en todo momento el derecho de toda la ciudadanía a disfrutar de Perlora. Tanto Ayuntamiento como Principado prevén la aprobación inicial del Plan Especial para reformar la Ciudad de Vacaciones en torno al mes de septiembre.
Hasta el momento se ha culminado una inversión regional de 300.000 euros para la renovación de toda la red eléctrica del complejo, una intervención que ha finalizado recientemente y que viene a sumarse, según explican fuentes de la Consejería de Hacienda y Fondos Europeos, a los dos millones de euros invertidos en los últimos diez años en mantenimiento y conservación. ¿Será por fin éste el paso definitivo para Perlora?
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