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El profesor que motivaba a sus alumnos con 'La rebelión del 10', sancionado por su método de enseñanza en Asturias

Yván Pozuelo con una camiseta con el eslógan de su ensayo.

Pilar Campo

Oviedo —

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Yván Pozuelo es un profesor de Francés que aplica en las aulas un método que denomina “La rebelión del 10”. Es la nota con la que mayoritariamente evaluó al alumnado que asistió a sus clases en el IES Universidad Laboral de Gijón. El docente argumenta que con este modelo innovador los estudiantes están más motivados, ya que saben que se va a valorar su esfuerzo y la consecución de objetivos mediante la evaluación y coevaluación.

Sin embargo, su modelo de enseñanza centrado en la evaluación por competencias ha chocado frontalmente con la administración del Principado. El Servicio de Inspección Educativa de la Consejería de Educación le incoó un expediente en 2020, que se saldó con la imputación de cinco faltas -tres de ellas muy graves y dos graves- que derivó, un año más tarde, en una suspensión de empleo y sueldo durante ocho meses.

Yván lleva desde entonces recurriendo las sanciones, primero por vía administrativa ante la propia Consejería y posteriormente en los tribunales de justicia. Ya ha conseguido que se anulen cuatro de las cinco faltas, pero aún queda pendiente la resolución del recurso de apelación que interpuso ante el Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) para que deje sin efecto los dos meses de suspensión que lleva acarreada la falta calificada muy grave que hace referencia a “la rebelión del 10”.

Él denuncia que es víctima de “una caza de brujas de libro” y anuncia que está dispuesto a llegar hasta el Tribunal Supremo (TS) si es necesario para que se restituya su “dignidad profesional”. Por su parte, un portavoz de la Consejería de Educación ha asegurado que el procedimiento se ha desarrollado “con todas las garantías para el afectado y respetando sus derechos”. 

La motivación del alumnado

Yván no se explica quién le ha denunciado, ni qué sentido tiene su sanción. Dice que, casi cuatro años después de que le comunicaran la apertura de una información reservada que derivó en el expediente, aún desconoce qué interés hay en esta “persecución” contra él. Comenta que nunca recibió quejas de la comunidad educativa, ni de los progenitores de los alumnos, ni de sus compañeros del claustro o de otros profesores que imparten su misma asignatura. “Esto es una locura. Por desgracia llevo cuatro años intentando pensar qué interés había en sancionarme y no tengo todavía la respuesta”, relata Yván a elDiario.es Asturias.

La Consejería le imputa el calificar de manera sistemática con una nota de diez a todo el alumnado, “independientemente de su dedicación, esfuerzo y rendimiento, atentando contra el derecho del alumnado a la evaluación objetiva e incumpliendo las funciones del profesorado establecidas en el artículo 91,1 de la Ley Orgánica de Educación”.

Este artículo dice textualmente que las funciones del profesorado son, entre otras, la programación y la enseñanza de las áreas, materias, módulos o ámbitos curriculares que tengan encomendados. El docente niega rotundamente que las incumpla.

La evaluación de hacer ejercicios, exámenes sin ton ni son, aprender cosas de memoria constantemente no son significativos para realmente seleccionar o para formar a los alumnos

Yvan Pozuelo, profesor sancionado

Es un firme partidario de la evaluación por competencias y recela de los resultados prácticos que puede aportar a los estudiantes la evaluación tradicional: “La evaluación de hacer ejercicios, exámenes sin ton ni son, aprender cosas de memoria constantemente no son significativos para realmente seleccionar o para formar a los alumnos”, expone.

En su opinión, los fallos y los errores no deben ser eliminatorios y por eso él opta por aplicar un método que da una vuelta al sistema educativo. Parte de la premisa de que cada estudiante tiene su ritmo, cada uno cuenta con unos conocimientos diferentes y esa diferencia debe ser tenida en cuenta a la hora de impartir clase.

“Yo no escojo a mis alumnos. Vienen todos a mi clase y yo no voy a decir: 'mira, con estos tres sí me quedo porque me trabajan, les gusta el Francés como a mí, les gusta las palabras, la historia...' ¿Y los demás, qué? ¿Hago lo que puedo o que se arreglen? No, eso no funciona así. Unos avanzan más rápido, otros más lento, pero en cuanto avanzan yo lo evalúo positivamente”, explica.

“Mis alumnos van a gusto a clase”, afirma

“¿Qué ocurre cuando tienes 120 ó 130 alumnos como yo tenía? Porque muchas veces piensan que como soy de una asignatura de Francés tenía clases pequeñas, cuando era todo lo contrario. La inmensa mayoría de mis clases estaban a tope con 26 y 31 alumnos, de media”, añade. Yván se decanta por la formación y reflexión continua y opina que hay un debate no sólo local y nacional sino internacional sobre la evaluación, la enseñanza y la educación hoy en día.

“Cuando había muchos profesores que se quejaban de la falta de disciplina de los estudiantes, de que no trabajan, de que no están motivados, etcétera, yo encontré un método con el que tengo a un gran porcentaje de alumnado motivado que va a gusto a clase porque saben que no los voy a eliminar, que voy a tener paciencia para que aprendan”, comenta.

En sus clases, todo el alumnado se autoevalúa y coevalúa. En la autoevaluación, la persona evaluada también es el evaluador. En cambio, en la coevaluación son los compañeros de un grupo o equipo los que se evalúan mutuamente.

Él mismo desarrolla su método: “Junto a los dos grupos, al de aquellos que son brillantes con los que vienen precedidos de la fama de no ser brillantes, para que el brillante reconozca al no brillante que sí adquirió un conocimiento, una competencia. Estoy cansado de ver a brillantes que coleccionan matrículas de honor y que siguen sin tener trabajo y sin estar en los buenos puestos. Mi método llama la atención y mientras algunos lo aprecian mucho, otros tienen una inquina tremenda conmigo”.

Yván niega rotundamente que él regale las notas. Mantiene que los alumnos que siguen sus clases se matriculan en su asignatura para aprender. “En la ESO y Bachillerato estamos en un proceso de enseñanza, de aprendizaje, no estamos preparando a los alumnos para que compitan entre ellos en ese momento. Es un conocimiento de cultura general -afirma- para que sepan ser competentes en muchos aspectos de la vida, no solamente en uno o dos. Después ya cuando se hagan adultos o cuando tengan su carrera ya competirán y harán oposiciones”.

“Yo no voy a ser el profesor que va a decir a un alumno que no va a ser algo, eso lo va a aprobar el propio alumno. Yo le podré aconsejar como mucho -indica-, pero nunca, nunca jamás, le diré yo un alumno: 'tú no vas a poder hacer esto'. Otros profesores son muy amigos todavía de decir 'tú no vas a ser, tú no vas a ser capaz, tú no vas a poder' a los alumnos de 13 ó 14 años e incluso algunos lo dicen a alumnos de siete y ocho años”.

El docente incide en que la “persecución” de la administración regional es una situación “surrealista” que también se refleja en las veces que ya le han denegado la asistencia a cursos de formación cuando antes de que se hiciera público su método no tenía obstáculo alguno para participar en este tipo de actividades.

“No ha gustado que se hiciera público, porque yo lo estaba haciendo durante siete u ocho años y nunca había tenido problemas. Nunca me escondí de nadie. Es más, escribí un libro explicando cómo lo hago”, asevera. Se trata del ensayo “¿Negreros o docentes? La rebelión del 10”.

El Principado ha demostrado con mi caso la falta de libertad de expresión, de opinión y de cátedra. Es el Estado contra el individuo. Esto es una caza de brujas de libro

Yván Pozuelo Profesor de Francés sancionado

“Yo pensaba que había libertad de expresión en este país y veo que es hipócrita. Antes del libro no había problemas y éstos surgieron después de publicarlo, aunque el Principado dice que no es ese el motivo. Ha demostrado con mi caso la falta de libertad de expresión, de opinión y de cátedra. Es el Estado contra el individuo. Esto es una caza de brujas de libro”, asegura.

Yván se muestra especialmente crítico con la falta de apoyos que ha recibido en su calidad de trabajador por parte de los sindicatos de enseñanza: “¿Dónde estuvieron los líderes sindicales en este caso durante cuatro años o yo no soy un trabajador, un peón de la enseñanza?. No he tenido el derecho a tener la solidaridad del movimiento obrero y me parece realmente hasta demencial”, lamenta.

Para el docente, el problema radica en que desde la Consejería no saben evaluar por competencias, ni tampoco cómo éstas se registran, lo que según dice le deja en una situación de desamparo. Yván ya no trabaja en el IES Universidad Laboral. Su actual destino es la Escuela de Hostelería y Turismo de Gijón, donde imparte clases y donde ratifica que está muy contento.

No había una urgente necesidad de que nuestro representado cumpliera la sanción. ¿Qué prisa tenía la administración para que se fuera a su casa?. Nosotros lo interpretamos como una forma de hacer un escarmiento hacia el profesor por su método innovador

Jesús López de Lerma y Javier Díaz Dapena Abogados del docente

Las argumentaciones de la defensa

El abogado Jesús López de Lerma asegura que en los más de 3.000 folios de que consta el expediente hay acusaciones que son “totalmente falsas” y cita como ejemplo que ponga dieces a todo el alumnado. “A lo largo del procedimiento se demostró que era incierto que fuera una nota general para todos los alumnos.

A partir de ese momento se le acusó de que el diez era la nota que ponía a la gran mayoría y que no evaluaba. Pero es totalmente falso. Nuestro representado sí evalúa y todos los dieces que ha puesto han sido merecidos si consideraba que el alumno había adquirido las competencias“, dice el letrado.

Estima que no había una “urgente necesidad” de que cumpliera la sanción y por eso se pregunta qué prisa tenía la administración para que Yván se fuera a su casa. “Nosotros lo interpretamos como una forma de hacer un escarmiento hacia el profesor por su método innovador, porque no tenía ninguna lógica y prueba de ello es que al final la jueza acordó la suspensión cautelar”, señala.

El juicio sufrió hasta dos retrasos. La primera vista estaba señalada para el 1 de diciembre de 2022 y se suspendió por un error administrativo cuando, según su versión, la Consejería no citó como testigos a varios profesores que había pedido la defensa en tiempo y forma, por lo que se tuvo que aplazar para celebrar en una sola sesión en una unidad de acto. La segunda vez se señaló para el 23 de febrero de 2023 y se suspendió por la huelga de funcionarios de justicia. Finalmente, la tercera y definitiva vista se celebró el 30 de noviembre de 2023.

Jesús López de Lerma y Javier Díaz Dapena calculan que el TSJA no se pronunciará en sentencia sobre el recurso de apelación interpuesto por la defensa antes de Semana Santa, aunque se muestran confiados en que finalmente la sanción de dos meses por la “rebelión del 10” sea anulada. “Tenemos muchas discrepancias sobre cómo se ha realizado el procedimiento, pero contamos con argumentos de forma y de fondo suficientes. Esperamos que la Sala los comparta y nos termine dando la razón”, ratifican.

El Servicio de Inspección Educativa incoó un expediente para investigar la decisión de este profesor de calificar con un 10 a casi todo su alumnado del IES La Laboral. El procedimiento se desarrolló con todas las garantías y respetando sus derechos

Consejería de Educación del Principado Portavoz

La versión del Principado

Por su parte, la Consejería de Educación del Principado ha negado que el expediente abierto al profesor que ha concluido con la imposición de una sanción de suspensión de empleo y sueldo responda a una persecución por la publicación de su ensayo “¿Negreros o docentes?. La rebelión del 10”.

“El Servicio de Inspección Educativa incoó un expediente para investigar la decisión de este profesor de Francés de calificar con un 10 a casi todo su alumnado del IES La Laboral. El procedimiento se desarrolló con todas las garantías para el afectado y respetando sus derechos”, ha señalado un portavoz. 

El instructor concluyó el expediente a finales de 2021, donde apreciaba “varios cargos” y proponía una sanción “por cada uno de ellos”, relata. Seguidamente, “el docente recurrió ante un juzgado de lo contencioso-administrativo de Gijón, que lo ha estimado parcialmente, y ahora ha vuelto a recurrir en apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Asturias”, ha manifestado.

Un caso que previsiblemente no terminará en los tribunales asturianos. Yvan lo tiene claro, está dispuesto a acudir hasta el Supremo si es necesario para que restituyan su dignidad profesional: “A ver si el Supremo ya da por finiquitada esta barbaridad que me ha hecho el gobierno autonómico, me deja tranquilo y yo puedo seguir dando mis clases y preparando mis proyectos con mis alumnos sin más persecuciones”, concluye.

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