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Sobre este blog

Pregunta: ¿Por qué autoentrevistas?

Respuesta: Porque al fin y al cabo todas las columnas de opinión son respuestas a unas preguntas que se han borrado.

P: Hable por usted, no por los demás.

R: Bueno, no sé si todas. Las mías sí. Cuando tengo que escribir una columna me hago preguntas, las contesto y luego borro la parte del entrevistador.

P: Y aquí ha decidido dejarla.

R: Sí, para darle voz a mi otro yo.

P: ¿Y no es un poco esquizofrénico eso de hacerse preguntas, contestarlas y llevarse la contraria?

R: Un poco, pero es la única manera que tengo de saber lo que pienso sobre las cosas. Y además no siempre estoy de acuerdo con mis opiniones.

Entrevista a Antonio Orejudo a petición propia sobre la extrema derecha y la extrema izquierda

Antonio Orejudo

Pregunta. Tengo una llamada perdida de este número. ¿Quién es?

Respuesta. Soy Antonio Orejudo.

P. Ah, hola, Antonio. ¿Pasa algo?

R. Sí, la semana pasada me hizo una entrevista y me preguntó que por qué esta crisis económica está generando por segunda vez en la historia una reacción desde la extrema derecha pero no desde la extrema izquierda. Le Pen triunfa en Francia, pero nada parece indicar que vayan a resucitar las Brigadas Rojas en Italia. ¿Se acuerda?

P. Sí, me acuerdo. Usted me contestó que le daba la impresión de que la izquierda, incluso la extrema izquierda partidaria de la violencia como herramienta de transformación social, estaba sumida en el más profundo estupor. ¿Es así?

R. Sí. Seguramente le pareció una respuesta para salir del paso porque efectivamente era una respuesta para salir del paso.

P. No se preocupe, no es obligatorio tener opiniones formadas sobre todos los temas en todo momento. No vendría mal un poco más de sosiego para pensar las cosas antes de opinar sobre ellas.

R. Por supuesto, por supuesto. Es lo que intento hacer y por eso le llamo, para completar mi respuesta del otro día, si todavía estoy a tiempo.

P. Claro, adelante. ¿Qué quiere añadir?

R. Mire, acabo de leer un artículo de Soledad Gallego, bastante esclarecedor, como casi todos los suyos, que me ha dado la clave para responder lo que no supe contestar el otro día. Gallego dice que el auge de la extrema derecha se debe a la incompetencia de los políticos demócratas. Según ella, a la hora de buscar el origen y la solución de esta crisis económica, han sido ellos, los políticos demócratas, quienes han aceptado hablar del tema favorito de la extrema derecha: la inmigración. Cometiendo esa torpeza, han aceptado implícitamente que en efecto hay una relación entre la inmigración y la crisis, cuando no es así.

P. Muy lúcido, pero ¿qué tiene que ver eso con que no haya movimientos de extrema izquierda?

R. Pues que movilizarse por la crisis económica desde la extrema izquierda es mucho más difícil y tiene menos prestigio social que hacerlo desde la extrema derecha. Para contestar a la crisis económica desde la extrema izquierda hay que tener algunas nociones de economía, hay que informarse, hay que leer al menos un poquito y no quedarse en las conversaciones de café. Sin ese pequeño esfuerzo, sin esas molestias, uno no puede entender de qué manera el capitalismo desbocado, y en particular el sistema financiero desregularizado, nos ha hundido con la complicidad de la clase política.

P. ¿Y por qué dice que tiene menos prestigio social?

R. Si usted convence a la ciudadanía de que la culpa de su empobrecimiento la tienen los inmigrantes, sólo tiene que expulsarlos a todos para ganarse la simpatía de la gente, como estamos viendo en Francia. Jode un poco que se ahoguen de golpe unos cuantos centenares, pero esas tragedias son episódicas y se olvidan en seguida. Imagine usted por el contrario lo que pasaría, lo que diría la televisión, los periódicos, los comentaristas políticos de un movimiento de extrema izquierda que agarrara a doscientos evasores fiscales y les metiera la cabeza debajo del agua. O, para no ser tan cruel, imagine qué se diría de un político que propusiera cerrar las fronteras a todos los implicados en casos de corrupción financiera. Cuántos lectores me estarán llamado ya demagogo sólo por formular esta inocente comparación retórica... Pues ahí tiene usted lo del prestigio.

P. ¿De verdad quiere que incluya todo esto en la respuesta de la semana pasada?

R. Por favor, se lo ruego.

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Pregunta: ¿Por qué autoentrevistas?

Respuesta: Porque al fin y al cabo todas las columnas de opinión son respuestas a unas preguntas que se han borrado.

P: Hable por usted, no por los demás.

R: Bueno, no sé si todas. Las mías sí. Cuando tengo que escribir una columna me hago preguntas, las contesto y luego borro la parte del entrevistador.

P: Y aquí ha decidido dejarla.

R: Sí, para darle voz a mi otro yo.

P: ¿Y no es un poco esquizofrénico eso de hacerse preguntas, contestarlas y llevarse la contraria?

R: Un poco, pero es la única manera que tengo de saber lo que pienso sobre las cosas. Y además no siempre estoy de acuerdo con mis opiniones.

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