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Banquillos inestables en la Segunda División

Álvaro Cervera, en una de sus útimas visitas al Heliodoro

Luis Padilla (ACAN)

Santa Cruz de Tenerife —

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Al menos veinte aficiones con deseos de ascenso, sólo tres plazas con premio y muchos dirigentes de gatillo rápido. La Segunda División define cada curso un cóctel explosivo que habitualmente se cobra la misma víctima: el entrenador. Poco importa el pasado y menos aún el trabajo que se realice en una competición interminable y en la que son habituales pequeñas crisis que la experiencia demuestra que es mejor resolver con paciencia y sin decisiones drásticas.

El resultado de tantas urgencias es que, al inicio del curso 19-20, sólo un técnico puede presumir de sumar más de sesenta partidos seguidos en su actual equipo. Se trata de Álvaro Cervera, quien tras casi quince meses de descanso tras salir del Tenerife, se hizo cargo del Cádiz en la primavera de 2016 para ascenderlo de inmediato a la Segunda División y mantenerlo tres temporadas consecutivas en el fútbol profesional, coqueteando siempre con los playoffs de ascenso.

Y aunque el inicio de Cervera en el Carranza no fue bueno, un gol a favor en cinco partidos, ahí sigue. “Desgraciadamente, en España el cambio de entrenador es algo habitual y no excepcional”, reflexiona Cervera, quien cree que “en un club puede haber mil factores para que algo no funcione o, voy más allá, para que no funciones en relación a unas expectativas que a lo mejor no se marca la entidad o el entrenador, sino la prensa o los propios aficionados”.

“Y sin embargo”, continúa el exentrenador blanquiazul, “en todos los casos, la primera decisión es prescindir del entrenador”. En su defensa de la profesión, el actual técnico del Cádiz, con 149 partidos ya dirigidos a los gaditanos, señala que “muchos proyectos arrancan sin tener claro un objetivo o parten con unas expectativas que no son reales, pero, aún así, en cuanto te desvíes un centímetro de un objetivo que nadie sabe quién ha definido, se señala al entrenador”.

Eso sí, Cervera reconoce que “en Cádiz he tenido la suerte de que sus dirigentes han tenido tranquilidad en los malos momentos, que los ha habido, sabiendo valorar el trabajo que se ha realizado”. Y algo similar le ocurrió en Tenerife, donde se mantuvo como técnico blanquiazul durante 110 partidos, firmando también un ascenso a Segunda División con un club que ha tenido una notable paciencia con algunos de sus técnicos en la última década.

Y es que, amén de Álvaro, en el Tenerife también tuvieron recorrido José Luis Oltra en su primera etapa (128 partidos) y José Luis Martí en su primera experiencia en los banquillos (108 encuentros), con cifras poco frecuentes en el fútbol actual. Así, en Segunda División y por detrás de Cervera, en el escalafón de técnicos con mayor continuidad en su actual destino están Pacheta (Elche), Iván Ania (Racing), Bolo (Ponferradina), Mere (Fuenlabrada) y Ramis (Albacete).

Y excepto este último, todos avalados por un reciente ascenso a Segunda División. Aunque ese mérito no siempre es suficiente y el ejemplo lo tenemos en el Mirandés, que este verano prescindió de Borja Jiménez pese a llevar a los rojillos al fútbol profesional. Eso sí, más allá de los citados, hay ocho entrenadores que debutarán esta temporada en sus nuevos equipos y otros ocho que el curso anterior ejercieron de revulsivos y, tras una buena recta final de campeonato, se mantienen en su puesto.

En el caso de Víctor Fernández (Zaragoza) –y también en el de Paco (Rayo) o Egea (Oviedo)– ha pesado su extenso y exitoso pasado en La Romareda, llegando a dirigir 347 partidos de los aragoneses en sus dos etapas previas. Y entre los técnicos que debutarán este curso en su nuevo destino estará López Garai en el Tenerife, que tendrá un técnico debutante en el inicio del curso por primera vez desde el verano de 2012, cuando se estrenó el citado Cervera.

La inestabilidad en los banquillos es menor en la élite, donde Simeone iniciará el curso con 429 partidos dirigidos al Atleti y otros cuatro técnicos ya llevan más de un centenar de choques seguidos en su actual destino: Mendilibar (166), Bordalás (123), Valverde (119) y Marcelino (107). O lo que es lo mismo, la continuidad funciona en modestos como Eibar o Getafe y en grandes como Barça y Valencia. Y hasta Zidane suma 160 encuentros en el Madrid, aunque con un paréntesis.

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