El Tenerife se lía solo para perder en Logroño y asentarse en zona de nadie

Zarfino se lamenta ante Alberto por una ocasión fallada

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —

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El CD Tenerife se empeñó en darle aire a la UD Logroñés, un candidato al descenso, y firmó con una derrota merecida el peor partido —en competencia con la visita a Lugo—desde que lo dirige Luis Miguel Ramis. Se jugaba en Las Gaunas casi su última bala para agarrarse a la ilusión de la sexta plaza y le asomaron las costuras habituales cuando no es capaz de ganar desde la intensidad defensiva y la conexión con sus atacantes. A nueve puntos de la cota de la permanencia y con treinta por disputar, deberá aplicarse más pronto que tarde para evitarse disgustos mayores.

La victoria del equipo riojano entraría en lo previsible de un campeonato de 42 jornadas si no se atendiera al desarrollo del partido de este sábado. El Tenerife jugó a lo que mejor sabe, pero no como mejor sabe. Otros días encontró un pase al área de Moore definitivo, un pelotazo de Alberto al espacio, un control de Sol para habilitar la segunda jugada o la inspiración de Shashoua o Valera cuando aplicaba el plan B. Hoy, nada de eso. Sendos remates de Zarfino, uno blando (m.31) y otro más envenenado (m.55) que sí obligó a Miño.

Todo eso explica que el Tenerife no marcara, pero no el resultado, que solo se entiende por una jugada y un error defensivo definitivo, que hoy le tocó —es lo de menos aun siendo grueso— a Fran Sol. Cuando a este equipo le empiezan marcando esta temporada, lo más probable es que acabe perdiendo. Con suerte y un arrebato, empata. Sin eso, pierde y provoca el enfado.

Enfada porque vistas las prestaciones de la UD Logroñés, agobiado después de doce partidos sin ganar y de un triunfo en diecinueve jornadas, no parecía una cita de enorme exigencia para el grupo de Ramis salvo la tensión debida para que no regalara ninguna oportunidad con valor de victoria. La regaló después de una primera parte plana de emotividad y le devolvió el gol de Iñaki a su estado habitual de sobrepresión cuando debe remontar.

El Tenerife ya había comenzado por perder las bandas y la conexión con quienes pueden darle un sentido al juego —Nono y Vada— y se tiró muy pronto al recurso del balón largo para la segunda jugada, donde nunca encontró una pelota en condiciones para Zarfino o Sol. Sin todo eso, con un rival como este, le habría dado para un 0-0 cómodo, pero entraron en juego, entonces, los errores propios.

Uno solo, un control de Fran Sol en su área —la pesadilla recurrente para cualquier entrenador del delantero metido a defensor— permitió a Iñaki Saenz robar, aprovecharse luego de la indolencia de Wilson para taparle el tiro y matar a quemarropa a Dani Hernández, al que no se puede pedir más en esa suerte, con un remate rápido que no se ve venir.

Le quedaba media hora al Tenerife para redimirse entre la prisa, pero cuando los cambios debían de darle otro aire, se topó con un rival que defendió el 1-0 como si le fuera la vida, que le iba, en ello. Más que nunca, los relevos —como antes la vuelta a la titularidad de Pomares en defecto de Álex Muñoz o el empecinamiento por Nono en una versión lejana a su auténtica— fueron inanes, sin una mala contra ganada para coger a los de Sergio Rodríguez en la vuelta, con solo un córner (el del remate de Zarfino) donde funcionó la estrategia y sin el punto de magia y espacios que hacen buenos a Shashoua o Valera.

Estéril como pocas veces, en medio de una segunda mitad con demasiadas pausas que terminó por desescalonar al equipo, Ramis acabó por quitar a Aitor Sanz para meter a Joselu y jugar con un solo medio centro y cinco atacantes por delante de Sergio. Y tampoco así abrió una vía el Tenerife, que entiende mejor los finales abiertos que los urgentes. Este sábado no iba a ser menos, pero al cabo, deja la derrota un poso de preocupación, más que por los puntos y el coeficiente particular perdidos, por el futuro inmediato —ahora que ya se descontaba la permanencia—, que recuerda la necesidad de sumar cuanto antes diez puntos que eviten uno de esos finales trágicos que tanto gustan entre un sector de la parroquia tinerfeñista.

(1) UD LOGROÑÉS: Miño; Unai Medina, Álex, Bobadilla, Iago; Paulino (Gorka, m.90+3), Petcoff (Bogusz, m.74), Andy Rodríguez, Iñaki; Olaetxea (Sierra, m.85) y Nano (David González, m.85).

(0) CD TENERIFE: Dani Hernández; Moore, Alberto, Bruno Wilson, Pomares; Nono (Bermejo, m.68), Aitor Sanz (Joselu, m.83), Folch (Sergio González, m.46), Vada (Valera, m.76); Zarfino (Shashoua, m.68) y Fran Sol.

ÁRBITRO: Iñaki Vicandi Garrido (Comité vasco). Amonestó a Petcoff (m.52) y Iago (m.78) y a los visitantes Bruno Wilson (m.14) y Moore (m.88).

GOL: 1-0, Iñaki (m.59).

INCIDENCIAS: Partido de la 33ª jornada de LaLiga SmartBank 20-21, jugado a puerta cerrada en el estadio de Las Gaunas.

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