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85 años de fracaso continuo del Golpe del 18 de julio
El pasado domingo 18 de Julio se cumplieron 85 años del traidor ataque al legítimo gobierno constitucional de la Segunda República española.
Y precisamente en estos días, amparándose en las actuales libertades, conquistadas y pactadas a base de muchos esfuerzos, prisiones, torturas y muertes, unos dirigentes políticos de Derecha reinician una campaña contra la Reconciliación casi lograda con la actual Constitución de 1978. Pretenden el silencio sobre el levantamiento militar anticonstitucional e institucionalizar una “legitimación” de la Dictadura franquista, cosa imposible a nivel europeo donde están prohibidos los partidos claramente fascistas y sus símbolos, pero que en en la España actual encuentra eco y votantes gracias a largos años de silenciamiento de la verdadera historia de la Guerra Civil.
El golpe de julio de 1936, al fracasar en las grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao o Málaga, gracias a la actividad combativa frente a los golpistas, asaltando cuarteles y tomando por la fuerza las armas, hizo inminente la derrota de los traidores, pero el levantamiento contaba con la ayuda de Mussolini, Salazar y Adolf Hitler, así como la simpatía de la ultraderecha europea. Asimismo la política de la aristocracia imperialista británica ahogó todo intento de ayuda militar de las potencias democráticas. Así el conflicto se prolongó convirtiéndose en una guerra civil una vez Franco consiguió financiación económica ilimitada de financieros como el banquero y contrabandista Juan March, que había empujado a los militares a la conspiración y después les había proporcionado dinero para pagar las armas que le llegaron a Franco desde la Italia fascista y la Alemania nazi. Estos estados fascistas le proporcionaron las armas más modernas, aunque las cobraran más tarde.
Y es precisamente en ese aniversario del golpe fascista contra la Constitución republicana cuando Casado y la dirección del Partido Popular hacen un acto que pretende ser alternativo al gobierno actual y que acaba convirtiéndose en una provocación antidemocrática, fuera de la trayectoria democrática europea.
En el acto estuvo parte de la plana mayor del PP y estuvieron presentes Adolfo Suárez Illana, hijo de Adolfo Suárez (al que no representa ni biológica ni políticamente, pues Adolfo Suárez fue defenestrado por los que hoy conforman el PP), así como el ex ministro Rafael Arias Salgado. Fue en dicho Acto cuando Casado anunció su futura Ley de Concordia para sustituir a la de Memoria Histórica que pretende aprobar el gobierno progresista actual: “Vamos a hacer que la Concordia rija sobre el revisionismo histórico”. Curiosamente llaman “revisionismo histórico” al normal estudio de la Historia y a sus provocadoras y retrógradas Tésis llaman Concordia. No se puede predicar “concordia” fomentando y usando el lenguaje de la “discordia” y el enfrentamiento.
Enorme indignación despertó en redes sociales el ex-ministro Ignacio Camuñas, regresado desde VOX donde- con seguridad y no por equivocación- había ido a parar. La indignación fue por las palabras y el discurso negacionista del ex ministro Ignacio Camuñas sobre el golpe de Estado de 1936 y la dictadura franquista.
Todo ello en un acto con conferencias que presidía un sonriente Pablo Casado, que además elogió estos discursos.
Anunció el líder del PP, además, que en cuanto llegue a la Moncloa derogará la Ley de Memoria Democrática que quiere sacar adelante el Gobierno de Coalición de Pedro Sánchez. Dijo que la sustituirá por una 'Ley de concordia' que reconocerá el dinero pagado a familias republicanas en calidad de indemnización. (Uno se pregunta si ese “reconocer” el dinero pagado a familias republicanas es una “limosna” caritativa de alguien que va a las misas que son televisadas o si se trata de una especie de soborno)
Por su parte Ignacio Camuñas, ministro para las Relaciones con las Cortes de España con Adolfo Suárez, jurista y diplomático de profesión, aseguró que “en 1936 no hubo un golpe de Estado. La República fue la responsable de la Guerra Civil”.
“Si hay un responsable de la Guerra Civil directamente es el Gobierno de la República. Un golpe de Estado no es lo que ocurrió en 1936. Fue un enfrentamiento brutal entre dos sectores de los españoles y que se saldó con los daños propios de una guerra civil. Creo que es mejor olvidar el pasado y no seguir pretendiendo que la derecha es la culpable del 36, y de la Guerra Civil. Eso es mentira”, fueron sus palabras.
O sea, la Izquierda fue culpable de la Guerra Civil y hay que olvidar lo que se dice de que la Derecha fue la culpable del 36. Parece mentira que alguien que fue ministro con el reformista Adolfo Suárez y haya conocido el 23 de Febrero de Tejero y Millán del Bosch hable con talante franquista y revanchista. Pero los que hemos leído algo podemos recordar antecedentes del funesto 18 de julio del 36, como la sanjurjada.
El fracaso de la Sanjurjada y otros golpes
Se conoce como la Sanjurjada al fallido golpe de Estado que se produjo el 10 de agosto de 1932 contra la Segunda República Española. Encabezado desde Sevilla por el general José Sanjurjo,
SÓLO tomó parte en el mismo una fracción del Ejército español, lo que supuso su fracaso desde prácticamente el comienzo.
Constituyó el primer levantamiento de las Fuerzas Armadas contra la República desde su instauración en 1931, y su fracaso convenció erróneamente a muchos políticos y militares republicanos de que el peligro conspirativo había pasado y que se aceptaba la legalidad de la República.
Las derechas monárquicas habían empezado a conspirar contra la República desde su proclamación el 14 de abril de 1931, «día aciago para España», según José Yanguas que fuera ministro de la Dictadura de Primo de Rivera, porque ese día se «consumó la gran traición a España, decretada por las logias masónicas y por el Kremlin de Moscú», con el objetivo de destruirla «en su cuerpo y en su espíritu, entregándola a las fuerzas disgregadoras y corrosivas del separatismo político y el comunismo marxista» (Recuérdese que este lenguaje es de los años 30 del siglo pasado y que precede al golpismo y a la Guerra Civil de entonces. Es decir, no se trata- aunque lo parezca- del lenguaje violento y discordante de la actual Oposición del PP y VOX al Gobierno)
De hecho la primera reunión conspirativa de los monárquicos tuvo lugar el mismo día 14 de abril en casa del conde de Guadalhorce, Rafael Benjumea y Burín, exministro primorriverista, a la que asistieron los también exministros primorriveristas Yanguas Messía y José Calvo Sotelo, aunque la presencia de este último no está confirmada ―al poco tiempo se exilió en Portugal―.
En Madrid el golpe de Estado se desactivó porque el Gobierno de la República estaba al tanto de la intentona y los planes de los conspiradores.
30 confabulados, capitaneados por el general Fernández Pérez, en la madrugada del 10 de agosto fueron en siete automóviles a la calle del general Prim, a las espaldas del Ministerio de la Guerra, edificio en el que dormía el Presidente Azaña -era su residencia oficial- para detenerlo. Los sublevados intentaron penetrar en el edificio pero los centinelas presentaron oposición armada.
El resto de los puntos neurálgicos fueron también controlados por las fuerzas leales a la República. La rebelión, en la capital de España, se saldó con 10 muertos y 18 heridos de los conspiradores. En Sevilla, a donde se había desplazado el teniente general Sanjurjo, consiguió granjearse el apoyo del gobernador civil y del presidente de la Audiencia Provincial y declaró el estado de guerra. Situación que duró apenas una mañana. Los sindicatos contestaron convocando una Huelga General en la ciudad.
La «Sanjurjada», como fue bautizada después, se deshizo como azúcar en café amargo. El ¡queremos CAFÉ! que gritaban a coro en bares y tabernas los conspiradores fascistas. Al parecer, al contrario del posterior 18 de julio del 36, el teniente general Sanjurjo no quiso que se produjera derramamiento de sangre.
La vista de la causa por los sucesos del 10 de agosto se celebró del 19 de junio al 15 de julio de 1933. Algunos de los abogados defensores trataron de convertir el proceso en un homenaje a los acusados exaltando su «gesto español» de «dignidad y honor» contra un supuesto régimen despótico (la Constitución de la República) y poniéndose respetuosamente en pie cada vez que entraban en la sala los procesados. Por parte de estos abundaron los sarcasmos, los desplantes, los alborotos y los desacatos. Todos ellos acabarían beneficiándose de la amnistía aprobada el 25 de abril de 1934 por el nuevo parlamento de centro-derecha surgido de las elecciones de noviembre de 1933.
La pregunta al sr. exministro Camuñas es si conocía estos hechos puesto que afirma que fue el gobierno republicano culpable de la Guerra Civil o si lo que pretende decir es que aquel Gobierno debería haber actuado con mano dura y fusilarles porque así no podrían haber seguido fraguando conspiraciones.
Después de la “Sanjurjada” la conspiración sigue y la llegada al Poder del Frente Popular tras las elecciones del año 1936, “amañadas” según la Derechas ya que las perdieron, generó una sensación de crispación entre la aristocracia, los militares monárquicos y el clericalismo que les llevó a intentar cambiar el rumbo del Estado a través de una sublevación.
Sus dos brazos ejecutores eran, repetido uno, renovado otro, el general Sanjurjo y el general Mola, que desde distintas partes de España tenían que ejecutar el plan establecido y en el que se basaba el alzamiento militar de aquel 18 de julio.
En este sentido, el golpe fracasó y derivó en la Guerra Civil gracias a la ayuda militar y política de Alemania e Italia haciendo imposible la victoria republicana y prolongando el conflicto armado en nuestro país hasta el año 1939 que acabó con la sangrienta victoria del bando aliado a Hitler y Mussolini.
PERO RECORDEMOS: LOS GOLPISTAS FRACASARON CON SANJURJO Y FRACASARON EL 18 DE JULIO DE 1936. No fueron capaces de dar con éxito un golpe militar. Sólo la ayuda múltiple de la potencias imperialistas ahogaron a la República. No olvidemos que el Imperio británico y el francés poseedores de grandes colonias en Africa y Asia bloquearon toda ayuda por el Norte a la democracia española con la política de Chamberlain del apaciguamiento (en inglés appeasement). El appeasement no era otra cosa que la política del miedo al Nazismo con la esperanza de que cediendo terreno en el Este la potencia nazí atacaría primero a la URSS y cuando Rusia y Alemania estuvieran exhaustas intervenir ellos.
Y volviendo a nuestros tiempos más o menos democráticos desde 1978, nos encontramos con una cantinela repetitiva muy semejante a la de los golpistas de los años 30: Las izquierdas quieren destruir a España y los verdaderos patriotas son las Derechas.
Lo dicho por Camuñas y reído por Casado y la cohorte del PP no se diferencia mucho en el contenido de lo dicho recientemente por Eduardo García Serrano aunque en las formas sean más elegantes. Critica el periodista Eduardo García Serrano que el Gobierno está «muy a gusto con la chusma comunista» que sienta en el Consejo de Ministros «con odio hacia Franco», y don Eduardo se ha caracterizado (y se caracteriza) por su lenguaje vulgar y ofensivo hacia muchas de las personalidades de la vida política y social de España. Como en el caso de la consejera de Educación de la Generalitat de Cataluña, Marina Gelli, a la que denominó en antena como “zorra” y “guarra”, teniendo que disculparse por mandato judicial. .
Y ahora dice que Franco fue “el primero y el único que derrotó al stalinismo en el campo de batalla y en la paz”, la paz franquista de la que habla era, sin duda, la paz de los cementerios y el “stalinismo derrotado” no puede referirse a la División Azul enviada contra la URSS, pues regresó derrotada después de la batalla de Stalingrado, ni tampoco podrá decir que Azaña, Prieto, Besteiro o Azaña eran estalinistas. García Serrano rezuma resentimiento y frustración en sus insultos, cosa comprensible en un falangista convencido e hijo de un periodista falangista del tiempo de Franco que ha visto desparecer el yugo y las flechas de la simbología de la bandera y del Estado.
Sorpresa es cuando dice que no hubo ningún golpe de Estado el 18 de julio del 36 y lo repite dos veces. Y dice: son ellos, socialistas, comunistas y anarquistas los que se cargan la República. Y reniega de la “asquerosa estatua de Francisco Largo Caballero” de la Castellana madrileña. Y afirma que Indalecio Prieto fue el que mandó asesinar a Calvo Sotelo. Y que Franco salva en tres ocasiones a la República, él solito, según García Serrano. Y afirma que todos los mandos militares tenían devoción por Franco olvidando de que el General Mola fue el “Director” del Alzamiento Militar y comentaba los miedos del temeroso Franco mientras que Queipo de Llano hablaba en sus circulos amistosos de “Franco la Culona”, lo que no parece muy propio de esa “devoción”, y García Serrano nos informa que los malos republicanos querían convertir a España en una “república soviética satélite de la Rusia de José Stalin”. Aquí habrá que aplicar a este García Serrano lo que él decía de otro, o sea, que “miente como un bellaco y que es un asno ignorante”, con perdón a los asnos por la comparación ya que son animales pacíficos aunque sean ignorantes y analfabetos.
Lo dijo don Miguel de Unamuno a Millán Astray y los franquistas: “Venceréis, pero no convenceréis”. Y esa derrota de las convicciones se ha repetido desde hace 85 años aunque en la brutalidad de las armas y del lenguaje hayan podido en determinados momentos vencer.
En cualquier caso, se necesitan formulas de solución y no la exasperación de los perdedores y opositores de PP/VOX que hacen un mal servicio al país no sólo con su lenguaje apocalíptico similar al de los tiempos que precedieron a la Guerra Civil, sino con sus acciones ayudando a profundizar la trinchera desde la que se dispara ideológicamente contra el Orden Constitucional de 1978, aunque ellos firmen y afirmen lo contrario.
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