De tragar sapos a bogavantes

Garamendi presidió la patronal durante cuatro años como autónomo aunque desconozco si tenía la suficiente autonomía por parte de los empresarios que lo designaron en el puesto o actuaba al dictado como una marioneta de José Luis Moreno. Más concretamente el señor Rockefeller.    

Ahora acaba de dejar de ser autónomo para convertirse en un directivo bien remunerado con cuatrocientos mil euros anuales, cinco veces más de lo que cobra el presidente del Gobierno de España.

En realidad, Garamendi es un falso autónomo, muy falso, como lo fui yo durante 30 años en una empresa que quería ahorrarse el dinero de la Seguridad Social y repercutía las cotizaciones en el trabajador. Hasta que llegó la justicia social y lo mandó parar. 

El presidente de la CEOE no tiene ningún inconveniente en cobrar 400.000 euros al año aunque sí pone reparos a que se suba unos euros el salario mínimo interprofesional. 

Mientras los directivos de la patronal se suben un 9%, el sueldo, rechazan que los cuasi mileuristas cobren una subida de porcentaje similar o incluso menor por hacer su trabajo.   

Ya sabemos cómo es la patronal centralista y mesetaria, que incluso cree que los Cabildos Insulares están de más sin ni siquiera pisar esta tierra. Una mirada impávida a miles de kilómetros de distancia en la más grosera política del típico godo. 

Los sindicatos y las patronales están subvencionados por el Estado pero mientras a los sindicalistas no se les perdona que coman marisco un día al año, a los dirigentes empresariales se les permite que se zampen un bogavante entre pecho y espalda cada día. Por matar un día a un perro los llamarán mataperros toda su vida. Si matas a un perro cada semana te llamarán caballero. Y si es un perro de caza, no te digo. 

Mientras unos tragan sapos marroquíes, otros se hartan de tragar crustáceos de lujo. Hay que ser muy miserable para ganar más de treinta y tres mil euros al mes al tiempo que se rechaza que un mileurista cobre diez euros más mensuales.

Treinta y tres mil euros cada mes, que se dice pronto. Diga 33. Dicho queda.