''Canarias tiene un enorme potencial eólico''

Parque Eólico Gaviota S.A. es un accionariado que se crea en 1995, tal y como nos relata Javier Pardilla, gerente de la empresa desde 2001. Lo conforman varias empresas e instituciones: Elecnor y Enerfin con un 38% aproximadamente, ITC con un 28%, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía del Ministerio de Turismo, Industria y Comercio también con un 28% y el Ayuntamiento de Santa Lucía con un 7% aproximadamente. Su cifra de negocio del año 2008 alcanza los 1,3 millones de euros. Se crea a partir de la iniciativa de Ecotecnia, empresa catalana pionera en la fabricación de aerogeneradores en la península. A esta iniciativa se unieron más tarde y de forma progresiva los socios que la componen actualmente, quedando configurada completamente sobre el año 2000. Esta empresa no se plantea, al menos de momento, la internacionalización, dado que, por lo general, las empresas del sector se crean específicamente para la explotación de un proyecto determinado, en una zona determinada.

En cuanto al sector de la energía eólica, su evolución ha sido espectacular. A principios de los 90 era un sector absolutamente desconocido, por lo que en el transcurso de apenas 20 años su expansión ha sido impresionante. A día de hoy es un sector que cuenta con numerosas ayudas y proyectos en curso y que en el plazo de 10 o 15 años podría equipararse en competitividad a la energía eléctrica incluso en todo el territorio nacional. Como posible nicho de mercado para empresas emergentes, es necesario primero derribar barreras administrativas y legislativas para permitir el acceso a empresas menores que, de momento, solo encuentran mercado en la operación y mantenimiento de los parques. La idea es que en un futuro próximo, tener un aerogenerador de dimensiones reducidas (“micromolino”) en la azotea de la vivienda sea tan normal como tener placas fotovoltaicas.

En este sentido, es necesario que las instituciones faciliten la ejecución de los proyectos y doten a las entidades municipales de mayor autonomía para decidir sobre la implantación de los parques eólicos. “En nuestro caso en particular, queremos destacar la importante labor de los ayuntamientos de Santa Lucía y Agüimes”, dice. Además, se trata de un sector vinculado principal aunque no exclusivamente a las concesiones administrativas, con lo que suele estar sujeto al concurso público. Depende del estudio de factores como la rentabilidad, el impacto ecológico y visual, aprovechamiento del territorio, etc. En el caso de Canarias, tal vez todo este protocolo se complica debido a la cantidad de instituciones de las que depende: comunidad autónoma, cabildos, ayuntamientos, etc. La potencia también es un factor que va a determinar qué organismo y de qué forma se van a conceder las licencias necesarias para emprender la actividad. Así, resulta necesario diferenciar entre baja y alta potencia, y regular una normativa para cada una de ellas lo que permitiría reducir costes, aumentar la fiabilidad y expandir considerablemente el mercado.

España se sitúa a la cabeza en cuanto al desarrollo de la energía eólica de baja potencia aunque todavía es necesario mucho trabajo en este campo. Con respecto a las subvenciones y primas de las que se beneficia el sector, Javier Pardilla ha querido puntualizar que son conceptos diferentes. Mientras que las subvenciones dependen del Ministerio y de otras instituciones públicas; las primas se nutren del conjunto de empresas del sistema eléctrico, del conjunto de sus usuarios. Las primas sirven para equilibrar el balance coste-beneficio y, sobre todo, para contrarrestar los costes externos e imputables a toda empresa dedicada a las llamadas “energías limpias”. La situación actual tiende al recorte tanto en primas como en subvenciones, congelando el aumento de las tarifas eléctricas como medida para paliar, en parte, los efectos de la crisis.

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