Sobre este blog

Mi vida ha estado ligada al séptimo arte prácticamente desde el principio. Algunos de mis mejores recuerdos tienen que ver, o están relacionados, con una película o con un cine, al igual que mi conocimiento de muchas ciudades se debe a la búsqueda de una determinada sala cinematográfica. Me gusta el cine sin distinción de género, nacionalidad, idioma o formato y NO creo en tautologías, ni verdades absolutas, que, lo único que hacen, es parcelar un arte en beneficio de unos pocos. El resto es cuestión de cada uno, cuando se apagan las luces.

EL CEMENTERIO DE SAD HILL.

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800 Balas (2002), película escrita y dirigida por Álex de la Iglesia, no es sólo una ácida y cínica comedia negra acerca de las miserias humanas, sino un descarnado fresco sobre los prejuicios que aún, a día de hoy, debe soportar todo lo que relacionado con el Spaghetti Western en nuestra geografía. Sus personajes sufren en sus carnes el mismo desprecio que debió soportar el director Sergio Leone -y muchos de sus compañeros de aventura- durante buena parte de sus carreras. En el caso particular del primero, esta situación continuó incluso después de la reivindicación, que de su trabajo, hicieran las sesudas, reputadas y casi diría que tautológicas publicaciones cinematográficas francesas, especialmente Cahiers du Cinema. Lo mejor del caso es que el director nacido en la ciudad eterna, Roma, el día tres de enero del año 1929, forjó buena parte de su carrera profesional como realizador sobre suelo español, un país que, como muy bien refleja la película de Alex de la Iglesia, ha dado la espalda a todas aquellas realizaciones y la historia que éstas pudieran atesorar, hasta hace bien poco tiempo.

Per un pugno di dollari (Por un puñado de dólares, 1964); Per qualche Dollard in pui (La muerte tenía un precio, 1965) y Il Buono, il Brutto, il Cattivo (El Bueno, el Feo y el Malo, 1966) conocidas ya como “la Trilogía del dólar” fueron rodadas en exteriores de las provincias de Almería, Granada, Madrid y Burgos, algo que ni siquiera muchos de los lugareños actuales conocen salvo que ya peinen canas y/o conserven aquellos recuerdos de los sucesivos rodajes, tal y como debería ser. Para el resto, los Spaghetti Western son “aquellas películas que se proyectan en las televisiones autonómicas, después de comer” y que sirven de nana para quienes aún conservan la española tradición de la siesta.

En el resto del mundo, las películas dirigidas por Sergio Leone, especialmente la tercera de ellas, Il Buono, il Brutto, il Cattivo, se consideran uno de los mejores ejemplos del séptimo arte contemporáneo, tanto por su misma concepción narrativa como por la forma en el que director retorció, expandió y desarrolló la puntuación y el lenguaje cinematográfico utilizado hasta ese momento. Baste citar como ejemplo la opinión de Joe Dante, director y productor de cine norteamericano, quien definió la secuencia final de la tercera película de la trilogía de la siguiente forma: No se había estrenado nada tan grande como El Bueno, el Feo y el Malo. No recuerdo emocionarme tanto con una cinta como con ésta y, en gran medida, la culpa es por la escena del cementerio. 2

Toda esa secuencia se ha convertido en el testamento cinematográfico de Sergio Leone, amén de una de las imágenes más icónicas, dentro y fuera del séptimo arte contemporáneo. Fue diseñada por Carlos Simi y llevada a buen puerto por el millar de soldados del cuartel de San Marcial de Burgos, cedidos por el ejército español del año 1966 -en pleno régimen dictatorial- a cambio de una donación de 75.000 de las antiguas pesetas para los huérfanos del estamento militar.

El cementerio que aparece en El Bueno, El Feo y El Malo se construyó expresamente para la película, una vez que encontramos un valle que se prestaba a ello. Cada tumba parecía un montón de tierra levantada tras una batalla, con una cruz de madera clavada. Sergio (Leone) quería que este cementerio tuviera gran presencia, por lo que decidí colocarlo dentro de un cementerio civil, con columnas nobles y tumbas más sofisticadas esparcidas aquí y allá. Lo que pasó es que, como era difícil satisfacer sus necesidades, las setecientas tumbas pronto se convirtieron en cuatro o cinco mil… Carlos Simi. 1

En realidad, el cementerio de Sad Hill que aparece situado en algún lugar de Nuevo Méjico en la película se rodó en los exteriores del Valle de Mirandilla, entre Santo Domingo de Silos y Contreras, en el sureste de la provincia de Burgos, un paraje que prendó al director italiano y lo llevó a rodar la epopeya bélica y descarnada protagonizada por Clint Eastwood, Eli Wallach y Lee Van Cleef, en plena Guerra Civil norteamericana.

Sergio Leone entre las cruces del cementerio de Sad Hill, en julio del año 1966 © Zapruder Pictures, 2018.

Aquel escenario fue, además, testigo del primer rodaje de duelo protagonizado por tres antagonistas, de manera simultánea. Luciano Vincenzoni, guionista de la película -y que también trabajó con Sergio Leone en Por la muerte tenía un precio y Giù la testa (Agáchate maldito, 1971) explicaba esta “controvertida” decisión para la época en la que se realizó, en las páginas del libro de Sir Christopher Flayling, Sergio Leone. Once upon a time in Italy.

En italiano, él inventó la palabra “triello” en vez de “duello”. Siempre tres. Sergio (Leone) estaba obsesionado con el círculo. El último duelo en Por un puñado de dólares es circular, y en el último duelo en El Bueno, El Feo y El Malo en el cementerio, qué decir… Va corriendo, corriendo al son de la música, y es un círculo. Si tienes una escena como ésta, en la que no hay diálogo, pues escribes algo tipo lo siguiente: “Cementerio. El Bueno llega. El Feo corre buscando la tumba. Llega El Malo, se para de repente, se miran y disparan.” Tú escribes algo que no llega a tres líneas, y Sergio Leone rueda veinte minutos de película, minutos líricos. Te diré otra cosa, tan solo empecé a entender la grandeza de Sergio Leone una vez dejé de trabajar con él. Mientras estuve a su lado no me di cuenta de lo que hacía. Ahora es demasiado tarde. 1

Sus palabras no solamente sirven para explicar la razón que llevó al director italiano a saltarse las normas de puntuación cinematográfica establecidas, sino la misma grandeza de su cine y de su posterior legado, el cual ha llegado incluso ser capital en escenarios tan apartados del séptimo arte como lo pudieran ser los conciertos de Metallica, una de las bandas de Heavy Metal más importantes de la historia. Según palabras de uno de sus fundadores y solista principal James Hettfield, la longeva y mítica banda lleva tres décadas empezando sus conciertos con las imágenes rodadas por Sergio Leone y con música compuesta por Ennio Morricone para la secuencia del cementerio “triste” que aparece en los instantes finales de El Bueno, el Feo y el Malo, porque Se dice tanto sin palabras en esta película que es universal. Y el camino recorrido hasta ese lugar es casi más importante que llegar. El simple hecho de tener una misión que realizar. 3

El “triello” © Zapruder Pictures, 2018.

Todo este legado y la propia localización del cementerio hubiese seguido oculta para el ojo humano, tras años de abandono, de no ser por la Asociación Cultural SAD HILL, un grupo de entusiastas seguidores de la obra del director italiano, quienes han logrado no sólo reconstruir y devolver el antiguo escenario a lo que fue, cinco décadas atrás, sino servir de inspiración para el documental, Desenterrando Sad Hill, dirigido por Guillermo de Oliveira y que este año ha llegado hasta las pantallas nacionales.

Lo mejor del caso es que mi primer contacto con dicha asociación, nacida en el año 2014, fue por medio de una de las personas que más conoce el Spaghetti Western, sus entresijos, directores, actores, etapas, localizaciones y cualquier otro detalle relacionado con todas aquellas polvorientas e inolvidables películas, Tero Ipatti. Éste nació, no en España, sino en Finlandia, un país que nunca acogió el rodaje de ninguna de aquellas producciones. Por todo ello, y antes de ponerme en contacto con los miembros de la Asociación Cultural SAD HILL, decidí hablar con Tero Ipatti, el finlandés anteriormente descrito, quien, en su día, también me habló por primera vez del rodaje del documental de Guillermo de Oliveira y de su colaboración en el crowdfunding para lograr que el proyecto saliera adelante.

La segunda parte de este artículo estará compuesto por la entrevista que David Alba Romero, presidente de la Asociación Cultural SAD HILL tuvo la amabilidad de responderme, una vez que me puse en contacto con él. Mi intención original era, una vez publicadas ambas entrevistas, hablar del documental en sí, pero, dada la imposibilidad física para poder desplazarme hasta España para verlo, decidí seguir con el artículo sin reseñar el documental de Guillermo de Oliveira. No obstante, agradezco el material enviado por parte del departamento de prensa de la productora ZAPRUDER PICTURES, así como el tiempo dedicado por Tero Ipatti y David Alba Romero, desde mi primer mensaje, solicitando su colaboración y ayuda.

Para más información, pueden descargarse el folleto de la ruta BFM en formato PDF cuadríptico A5 recientemente publicado por el Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas, El Centro de Iniciativas Turísticas Sierra de la Demanda y la Asociación Cultural SAD HILL. En el folleto se explican las distintas localizaciones en la Provincia de Burgos y su ubicación en mapa. https://drive.google.com/file/d/0B57wzAYzxBzAdjhnSXRrSGZCcVU/view

Texto:

© Eduardo Serradilla Sanchis, Helsinki, 2018

Imágenes:

© Zapruder Pictures, 2018

© Asociación Cultural Sad Hills, 2018

© 1966 Produzioni Europee Associate

Notas:

1- Frayling, C., & Chung, E. (2005). Sergio Leone: Once upon a time in Italy (1st ed.). London: Thames & Hudson.

2- Nuñez, G. (2018, August 18). El cementerio de «El bueno, el feo y el malo» resucita. La Razón.

3- De Oliveira, G., De la Iglesia, Á, Dante, J., Alabiso, E., Hettfield, J., Flayling, C., & Romero, D. A. (2018). Desenterrando Sad Hill [Motion picture]. Spain: Cameo.

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Mi vida ha estado ligada al séptimo arte prácticamente desde el principio. Algunos de mis mejores recuerdos tienen que ver, o están relacionados, con una película o con un cine, al igual que mi conocimiento de muchas ciudades se debe a la búsqueda de una determinada sala cinematográfica. Me gusta el cine sin distinción de género, nacionalidad, idioma o formato y NO creo en tautologías, ni verdades absolutas, que, lo único que hacen, es parcelar un arte en beneficio de unos pocos. El resto es cuestión de cada uno, cuando se apagan las luces.

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