“El Roque Teneguía está desprotegido y expuesto a actos vandálicos y saqueos”
La estación de grabados rupestres del Roque Teneguía (Fuencaliente) fue descubierta en 1960 por Telésforo Bravo. En 1970 el yacimiento estuvo a punto de desaparecer porque se pretendía volar el roque monolítico para dejar paso al canal de agua Barlovento-Fuencaliente. Finalmente, gracias a la determinación de Luis Diego Cuscoy y un grupo de fuencalenteros se consiguió salvar la integridad del roque merced a la construcción de un túnel por debajo del afloramiento rocoso.
Es una de las estaciones de grabados rupestres más grandes de Benahoare, ya que cuenta con 85 paneles, siendo superada únicamente por la del Lomo de Tamarahoya VI (Pico Benehauno. El Paso). La temática es de tipo geométrico destacando el grupo de las espirales, semicírculos concéntricos y meandriformes ejecutados con la técnica del picado de diferente anchura y profundidad.
Este yacimiento arqueológico ha sufrido, desde prácticamente el mismo momento de su hallazgo, infinidad de agresiones que van desde la desaparición y mutilación de paneles, la realización de grafitos sobre los motivos aborígenes, la imitación de las inscripciones indígenas, el robo de piedras para la construcción y, sobre todo, el desgaste ocasionado por los visitantes del lugar que no dudan en pisarlos o repasarlos con piedras para que se vean mejor. A todo ello hemos de añadir que, a veces, aparecen embadurnados con tierra, tiza, etc.
Durante una visita que realizamos a los petroglifos del Roque Teneguía, el 14 de mayo de 2000, acompañando a los alumnos de la asignatura de Prehistoria de África y Canarias de la Universidad de La Laguna, contabilizamos más de 80 personas, de tres grupos de turistas independientes, que estaban pisoteando los grabados, tomando el sol encima de ellos, comiendo y dejando constancia de su visita en el lugar. Por cierto, todos los guías eran extranjeros, y salvo uno de ellos, los demás no sabían, ni siquiera, que había grabados. Iban al lugar, porque así lo hacían muchas personas, y por las magníficas vistas que se contemplan desde el lugar.
Por todo ello, en 2001-2002, la Consejería de Educación, Cultura y Patrimonio Histórico, que por entonces presidía María Rosaura Acosta, encargó a la empresa Arqueocanaria S. L. un proyecto de protección y conservación del conjunto arqueológico que consistía, básicamente, en la creación de zonas de aparcamientos, la adecuación del sendero, la colocación de bancos y paneles información, la delimitación del yacimiento y la habilitación de una pasarela para poder visitar los petroglifos sin dañarlos. Al final, el proyecto no se ejecutó porque era necesario comprar los terrenos y al ser una propiedad enorme, de unos 40.000 metros cuadrados, no conseguimos el dinero para cerrar la operación.
En 2007 la Asociación Cultural Tagoror Amigos de Fuencaliente, tuvo una genial iniciativa que consistió en colocar unos pequeños postes de madera, unidos con una sola, que recorren toda la base del frente norte del Roque Teneguía. Ni siquiera se puso una señal de prohibido el paso. Pero algo tan sencillo ha conseguido que, durante unos ocho años, el 80% de los visitantes que se acercan al yacimiento no traspasen los límites de esta delgada línea.
La eficacia de esta valla la pudimos comprobar el pasado sábado, 23 de marzo de 2019, cuando en apenas media hora, pasaron por el Roque Teneguía tres grupos de excursionistas y aproximadamente un centenar de personas. Uno de ellos era guiado por nosotros y eran los participantes del XIII Curso del Colegio de Doctores y Licenciados de Santa Cruz de Tenerife. Pero lo importante e interesante es que ni una sola de estas personas traspasó los límites de esta etérea barrera. Y es que, a veces, las soluciones más sencillas pueden ser tanto o más efectivas que las más aparatosas y costosas.
Pero lo cierto es que, a día de hoy, el Roque Teneguía sigue estando totalmente desprotegido y expuesto a todo tipo de actos vandálicos y saqueos. Además, no debemos olvidar que la riqueza arqueológica no solo está en sus petroglifos, sino que se trata de un conjunto formado por un yacimiento funerario de cremación (expoliado), varias cavidades naturales, un escondrijo (en el que se descubrió una preciosa vasija de la Fase IVb que aún sique en manos de un coleccionista privado), una zona de sacrificios rituales y una fuente estacional. Pero, por si todo esto no fuese suficiente, es preciso recordar que nos encontramos en un Espacio Natural Protegido y que en estos tres roques de fonolita es donde único crece, en estado silvestre, la Centaurea Junoniana (cabezuela), un endemismo palmero en peligro de extinción.
Hace unos meses participamos en una reunión en el Cabildo Insular de La Palma, con políticos y técnicos, en la que se planteó la posibilidad de comprar el terreno y actuar en la zona arqueológica. Todo ello enmarcado dentro del proyecto de la Fuente Santa. Por las noticias que acaban de aparecer en diferentes medios de comunicación es muy posible que esta vez tengamos más suerte, aunque llevamos mucho tiempo oyendo falsas promesas que, curiosa y recurrentemente, suelen proliferar cerca de las citas electorales. Confiamos y deseamos que, por fin, no solo sean buenas intenciones y palabras bonitas, sino que haya un final feliz. El patrimonial natural y cultural de este pequeño pero bello entorno así lo reclama y lo merece.