Artesanos en escena: la lucha inquebrantable por el valor de las manos que crean
La Palma, la Isla Bonita, atesora una riqueza natural y humana que, a menudo, se enfrenta a los desafíos de la insularidad. En este contexto, empresas pequeñas como la nuestra, Cultura Mágica, emergen no solo como un negocio local, sino, sobre todo, como auténticos motores de revitalización cultural y económica. Nuestra lucha es clara: demostrar que la cultura no es un lujo, sino el cimiento imprescindible de nuestra identidad.
En una isla pequeña, la falta de recursos puede relegar las artes escénicas (teatro, danza, música) a un segundo plano. Sin embargo, son precisamente estas disciplinas las que tienen el poder de cohesionar comunidades, ofrecer reflexión y, sobre todo, dar voz a lo invisible. Por ello, las artes escénicas y las artes en vivo son herramientas poderosas para generar diálogo, fomentar el pensamiento crítico y retener el talento profesional, no solo en La Palma, sino en otros territorios con las mismas dificultades.
En Cultura Mágica, creemos que la solución a la escasez de medios está en conectar disciplinas y eliminar las barreras entre el arte “elevado” y el oficio tradicional. Nuestra labor se centra en proyectos de recuperación, como el esfuerzo titánico por revitalizar la carpintería de ribera, asegurando que el saber ancestral de construir embarcaciones no se extinga.
El proyecto DARDO, cuya primera fase finalizó el pasado mes de agosto con la botadura del bote Bóreas, ha sentado las bases de nuestros próximos pasos. El Bóreas es un símbolo de identidad, de trabajo comunitario, lucha y resistencia, y una prueba evidente de las posibilidades que tiene este oficio en el desarrollo económico del territorio a través de la construcción naval sostenible.
Pero, además, damos un paso más allá y apostamos por dar visibilidad a nuestros artesanos (artesanos de la música, de las artes escénicas y de los oficios manuales) en un proyecto donde estas disciplinas se nutren mutuamente para poder llegar a más público. Así surge Artesanos en Escena, un espacio donde la colaboración no es un concepto teórico, sino una puesta en escena real.
Cuando llevamos la artesanía al teatro, el oficio se convierte en parte de la narrativa. Artesanas de la seda o el bordado trabajan en tiempo real sobre el escenario; sus manos, su concentración y el sonido rítmico de la aguja se transforman en un personaje mudo, pero esencial.
Del mismo modo, la unión entre música y artesanía va más allá de la fabricación de instrumentos: diseñamos actuaciones donde la música acompaña el proceso artesanal. Los sonidos percusivos y melódicos de las herramientas de los artesanos se graban y se integran como una capa rítmica más en la composición. Esta combinación subraya la conexión profunda entre la habilidad manual y la expresión creativa.
Teniendo claro el concepto, no obviamos que la labor de Cultura Mágica no está exenta de obstáculos, pero nuestra motivación es inquebrantable. Cuando un proyecto como la recuperación de la carpintería de ribera salva un conocimiento ancestral, o cuando un artesano ve su trabajo aplaudido en un escenario, sabemos que cada esfuerzo vale la pena.
Queremos demostrar que la fusión es un lenguaje universal que puede revitalizar la identidad local de cualquier ciudad que visitemos, integrando a sus propios artesanos y músicos. Por eso, nuestra meta es poner en valor la artesanía y las artes escénicas y en vivo a través de este formato, no solo en La Palma, sino de forma global. Esta tarea resulta difícil, ya que la falta de recursos complica enormemente la rapidez y la inmediatez necesarias para mantener la ilusión de quienes participan en este tipo de proyectos innovadores y de quienes encuentran un atisbo de luz para mantener la dignidad de sus labores.
Sí, impulsar el empleo en el sector creativo se convierte en una tarea ardua, pero nosotras seguiremos intentándolo. Lo hacemos ahora llevando al teatro la historia de nuestra seda y nuestro bordado con la obra “Dos hilos, una memoria: Una evocación escénica de la seda y el bordado”. Nuestro objetivo es ofrecer al espectador la posibilidad de adentrarse en nuestra historia, de la mano de actores y actrices locales, y de artesanas reales, y de participar en la construcción del relato en un formato de ensayo en vivo, permitiendo al público participar activamente en la mejora y el perfeccionamiento de las futuras representaciones.
Lo estamos intentando, y lo seguiremos intentando de todas las formas posibles que nuestros escasos recursos y nuestra capacidad creativa nos permitan. No necesitamos miles de ideas. Necesitamos unión: instituciones y empresas que apuesten por formatos que garanticen la participación y la colaboración local. Seguiremos luchando, no para ser grandes, sino para que la cultura y los oficios —aquí y en cualquier lugar del mundo donde aterrice nuestro proyecto— ocupen siempre el lugar central y mágico que merecen.
El valor de una empresa cultural pequeña en una isla con recursos limitados no se mide por su facturación, sino por el impacto social que genera, y esto, aunque el camino se complique, no dejará de ser nunca nuestra obsesión.
*María José Manso es CEO de Cultura Mágica
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