Celia Fernández: compromiso firme con la causa saharaui
Cuando visitó por primera vez los campamentos de refugiados Tinduf, en el sur de Argelia, en el viaje de regreso a La Palma estuvo cinco horas seguidas llorando, sin poder contener el llanto. Celia Fernández lleva 15 años de firme compromiso con la causa saharaui y es consciente de que todavía queda mucho camino por recorrer, pero no se rinde, está dispuesta a seguir luchando para lograr la independencia del Sáhara y la mejora de la calidad de vida de sus habitantes.
Celia, coordinadora insular de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui (APAPS) Elías Martín, ha viajado a los campamentos de refugiados en cuatro ocasiones y prepara una nueva visita. “Cuando llegué allí la primera vez me sentí como en casa, porque te cuidan mucho, están pendientes de ti”, ha asegurado a LA PALMA AHORA. “Mi cometido también es aprender, conocer más su cultura, porque, a veces, vamos con muchos prejuicios, pensamos que los saharauis son machistas, cerrados, y no lo son, aunque los hay, pero como aquí”, subraya. “Yo iba un poco asustada, pero todo fue genial, aunque ves en las condiciones en las que viven y tu cabeza empieza a moverse para intentar mejorar su calidad de vida, crear infraestructuras; sin embargo, ellos te recuerdan que si haces eso, jamás se irán de allí”.
A la vuelta a La Palma del primer viaje a Tinduf, reconoce que sufrió “un shock”. “Pensaba que me iba para mi casa pero que ellos se quedaban allí; estuve más de cinco horas llorando sin poder parar, temblaba, era un llanto que no podía controlar”. “Y cuando llegué a la Isla, me mostraba enfada con todo el mundo y me preguntaba cómo podemos vivir aquí derrochando, sin darnos cuenta de que allí hay gente que lo está pasando muy mal, siendo nosotros, por ser españoles, parte de los culpables de su situación por haberlos abandonado”, dice. “Después, el tiempo va poniendo todo en su sitio, pero mi intención y la de mis compañeros es ir a Tinduf y cargarme las pilas, tomar consciencia de que la vida te lleva a la rutina diaria y te olvidas del mundo, de lo que está pasando, solo te importa tu confort”, resalta.
La Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui Elías Martín ha traído este verano a La Palma a 23 niños saharauis (eran 24 los previstos, pero uno no pudo viajar por enfermedad) para pasar sus vacaciones estivales. Celia destaca la solidaridad de las familias palmeras en el contexto regional. “La Palma una de las islas que más niños acoge; este años teníamos más de 24 familias pero no podemos traer más niños porque el billete de cada uno de ellos, tirando un poco por arriba, nos cuesta 1.000 euros”, se lamenta. “Es difícil conseguir el dinero para los pasajes, porque las familias se encargan de su manutención durante los dos meses de acogida, pero no aportan fondos para el trasladado desde Argelia”, señala. Los gastos de transporte se afrontan “con lo que recaudamos en comidas, conciertos, bicocas y todo lo que se nos ocurre”, comenta. “En el pago a las aerolíneas argelinas vamos con un año de retraso”, añade. Para incrementar los ingresos de la asociación, se acordó, de forma consensuada con las familias, que cada una aporte anualmente 400 euros, pero “no de su bolsillo sino de la venta de rifas y de la organización de actividades solidarias; aún así, no llegamos”, afirma.
Los niños saharauis que pasan el verano en La Palma son sometidos a revisiones médicas, y en este verano, un menor fue operado de un oído en el Hospital General. “Quiero agradecer el trato recibido y el interés demostrado” por el equipo médico, apunta Celia, quien hace extensivo ese agradecimiento a “todas aquellas entidades y particulares que han colaborado tanto en las diferentes actividades organizadas durante la estancia de los peques como en las celebradas previamente para recaudar fondos para los billetes”.
La coordinadora de la ACAPS recuerda que “la acogida de un niño o una niña saharaui dos meses en verano supone una ayuda directa a la salud de ese pequeño y una gran ayuda a su familia, que podrá mantenerse el resto del año de una manera mínimamente digna en los campamentos de refugiados”. “Sus madres, artífices de este proyecto, comparten con nosotros el amor que sienten por sus hijos por un poco de eco, porque se sepa y no se olvide que alrededor de 200.000 personas sobreviven allí”. “Queremos que no se olvide la causa del pueblo saharaui, debemos solucionar el problema en la raíz para no seguir trayendo niños, que nosotros acogemos con cariño, pero que vienen por un motivo, un problema grave que está ocurriendo; esos niños tienen la misión de hacer visible lo que sucede en su pueblo”, remarca.
Celia denuncia también “la manipulación informativa y el interés que, desgraciadamente, ganan frente a la justicia y las personas, y este pueblo nos lo recuerda con su lucha”.
El próximo viaje a Tinduf todavía no tiene fecha, pero ya se está organizando. “En los campamentos de refugiados nos cargamos las pilas, despertamos otra vez convencidas de que hay que arreglar las cosas, darle visibilidad al problema; hay que exigir, luchar y seguir trabajando, no podemos quedarnos aquí apáticos”, concluye.