Espacio de opinión de Canarias Ahora
No future
Atenas, Siglo III a.C.
Aparece por primera vez en la filosofía occidental el concepto del eterno retorno, dentro de la escuela de los estoicos. Para ellos, la historia no es lineal, ni apunta a una mejora constante de la humanidad. Lo importante no es cambiar el mundo, sino vivir conforme a la razón. Se da una visión cíclica del tiempo histórico, marcada por un determinismo universal: la sabiduría y la resignación marcan una filosofía de vida.
París, 1795
Se publica “Esbozo de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano”. En esta obra, Condorcet defiende un concepto de historia con un progreso lineal, que puede entenderse como una evolución constante y racional hacia el conocimiento, la justicia, la igualdad y la libertad. El desarrollo de la Modernidad, la Ilustración, los avances científicos y el reciente triunfo de la Revolución Francesa le llevan a tal grado de optimismo que afirma: No hay ningún límite asignable al perfeccionamiento de las facultades humanas.
Hamburgo, 1867
Se publica el primer tomo de El Capital. En él, Marx concibe la idea de progreso histórico como un avance a través de la lucha de clases. A través de las relaciones materiales, la humanidad va evolucionando desde las sociedades primitivas hasta el trabajo asalariado contemporáneo, pasando por la esclavitud y por el régimen feudal. Para él, la consecuencia lógica de este progreso daría pie a una revolución proletaria que acabase con la división de clases.
Leipzig, 1885
Se publica Así Habló Zaratustra, en su primera edición completa. Nietzsche retoma en su obra la idea del eterno retorno, la historia como una serie de ciclos que se repiten. Zaratustra reflexiona sobre el paso del tiempo y llega a la conclusión de que todo lo que ha vivido y experimentará se repetirá infinitamente, una y otra vez, por toda la eternidad. Además, Nietzsche incorpora en su obra una crítica transversal a la idea del progreso.
El cristianismo dice: el sufrimiento tiene sentido, porque conduce a la redención.
El marxismo dice: la historia de lucha terminará en una sociedad sin clases.
El positivismo dice: el conocimiento nos hará mejores.
Nietzsche ataca esa esperanza con el eterno retorno: Si todo vuelve eternamente, no hay redención final, ni “mejor humanidad”, sólo repetición del mismo juego.
Londres: 1979
Un adolescente de Camden Town agita un spray de pintura mientras mira nervioso a los lados en busca de la policía. Finalmente pinta el lema de moda sobre el típico muro de ladrillos londinense:
NO FUTURE
Margaret Thatcher ha tomado el poder recientemente, suena a todas horas el tema de los Sex Pistols: God Save the Queen. En su estribillo, los Pistols cantan: no future, no future, no future for you, no future, no future, no future for me. La canción se convierte en el lema de una generación castigada por el desempleo, la precariedad laboral y las escasas perspectivas vitales.
Por la vía de los hechos, se impone la idea del eterno retorno, demostrándose que existen ciclos de nacimiento, crecimiento, auge, consolidación y decadencia de las sociedades. El que fuese no hace tanto el glorioso Imperio Británico, se desliza lentamente hacia la irrelevancia. Colapsan las creencias tradicionales (Dios, la moral, el progreso) y dejan un gran vacío. Los punks se entregan al nihilismo, intentando llenar el vacío con ritmos potentes y rápidos, alcohol y anfetaminas.
Las Palmas de Gran Canaria, 3 de agosto de 2025
Me cuesta mucho desechar la idea de progreso, mientras escribo en este simple ordenador doméstico, que supera en más de un millón de veces la capacidad de procesamiento del ordenador utilizado para llevar a la humanidad a la luna en 1969. He llegado hasta aquí volando a miles de pies de altura, por más de mil kilómetros, superando con creces el sueño de Ícaro. El progreso técnico parece evidente.
No valido totalmente la teoría de ninguno de los autores mencionados anteriormente. Considero que se producen a lo largo de la historia de cada civilización diferentes etapas, pero que hay que pensarlas en un mundo multipolar como etapas de desarrollo independientes. Ejemplo: mientras Europa occidental se encuentra en decadencia, China puede estar viviendo una etapa de crecimiento y viceversa. Coincido con los estoicos en que somos rehenes de nuestro tiempo y en que estamos determinados por la sociedad en la que vivimos, con la salvedad de que la movilidad geográfica nos puede transportar a una sociedad que se encuentre en una etapa más propicia. De ahí supongo que viene la fuerza de los movimientos migratorios.
A lo largo del tiempo y del espacio se han producido etapas de progreso, que no tienen por qué haber influido en otras posteriores. Sino que han sido como estrellas que se encienden y se apagan en el firmamento, que pueden haber dejado un poso para un proceso acumulativo o no. En la actualidad, considero que nos encontramos ante una etapa de clara decadencia de la civilización occidental, iniciada con la liquidación del patrón oro en 1973.
Esa decadencia se refleja claramente en el incremento de las desigualdades, la crisis de la democracia en favor de la plutocracia y la mediocridad de los líderes políticos: el populismo senil de Donald Trump, el belicismo sanguinario de Netanyahu, la inoperancia crónica de la Unión Europea… La alternativa tampoco es mejor, el autoritarismo agresivo de Putin o el desarrollismo dictatorial de China. Aquí estamos, atrapados en esta rueda de hámster que no puede dejar de girar, en este eterno retorno. Dan ganas de escuchar de nuevo ese tema de los Pistols.
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