Panchita de ojos azules

El otro día me mandaron a leer bajo apelativos como “niña”, “bonita” o “bebé”. Pero mi preferido fue, sin duda “panchita de ojos azules”. Porque está claro que un vídeo de una mujer divulgando sobre Historia y Sociología es el escenario perfecto para llamarla como si le hablaran a sus hijas menores de edad.

Todo empezó porque se me viralizó en Instagram un reel en el que intento explicar, en 90 segundos, de qué va el eurocentrismo. Para el vídeo no solo me documenté en fuentes científicas, sino que me basé en referencias como María Lugones, Ramón Grosfoguel o Boaventura de Sousa Santos. Ya son cuatro años estudiando para doctorarme en Comunicación e Interculturalidad, sin embargo, parece no ser suficiente para quienes ponían en duda mis conocimientos bajo un paternalismo aplastante. Hay tanto que podría comentar:

La cantidad de señoros diciendo que el colonialismo le hizo bien a América -¿qué parte concretamente? ¿La parte en la que esclavizaron a indígenas, que mataron al 90% de la población nativa contagiando enfermedades o bajo trabajo forzoso, o quizás en la que robaron y saquearon recursos…?- Me dijeron que, gracias a los españoles, el Imperio Mexica tuvo una lengua. Entonces me pregunto: ¿y qué es lo que tenían antes? Supongo que, para ellos, unos simples garabatos en los que basaban su comunicación. El mejor comentario fue el que me contó que los aztecas eran violentos y opresores (nunca dije lo contrario, ojo); pero su ejemplo para ilustrarlo fue decirme que sacrificaban personas. En eso sí que estoy de acuerdo en que los españoles fueron pioneros: ¿cuántas mujeres no fueron quemadas en la hoguera bajo la Inquisición?

El punto de mi vídeo no era romantizar las civilizaciones amerindias, más bien poner sobre la mesa que América era un continente diverso y lleno de vida, que nadie descubrió, porque ya existía.

Quizá al final me hayan dado la razón con esto del eurocentrismo: solo confirman que, hasta que no lo señala el occidental, para ellos las cosas no existen.