El Gobierno canario abraza los eslóganes de Bolsonaro y de Trump para divulgar el nuevo Estatuto de Autonomía
Un perro abandona el lateral izquierdo del escudo de la Comunidad Autónoma de Canarias y corre hacia uno nuevo dibujado en la parte derecha de la doble página. Por el camino deja abandonado en el suelo el collar que lucía y se dirige al otro escudo, donde dos perros sostienen el campo de azur, con siete islas de plata bien ordenadas en su interior, ya sin nada al cuello. Es uno de los elementos contenidos dentro de la doble cubierta exterior que envolvía varios periódicos impresos canarios el pasado fin de semana coincidiendo con la aprobación en el Senado del Estatuto de Autonomía de Canarias. La inversión publicitaria era del Gobierno de Canarias, que empleó para tal fin dos eslóganes, uno en la portada, Canarias en marcha, y el otro, en la contraportada: Primero Canarias.
En la doble página interior, diez íntems trataban de resumir el contenido del nuevo Estatuto de Autonomía de Canarias, desde el incremento de autogobierno que se incluye en el nuevo texto legal, hasta el acervo lingüístico, del que se reconoce el silbo gomero o el dialecto del español que se habla en las islas.
Ni una sola palabra referida a dos de las novedades más celebradas por la ciudadanía organizada: la reforma del sistema electoral, que acaba con 36 años de injusticia, y la desaparición de los aforamientos para las autoridades autonómicas (miembros del Gobierno y del Parlamento regional), entre ellas el presidente Fernando Clavijo, de Coalición Canaria, actualmente en trance de ser procesado o sobreseído en el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC).
Nunca ha hecho mucha gracia al partido gobernante en Canarias el final del sistema electoral que hasta ahora le ha permitido ser la salsa de todos los platos para ostentar el poder en Canarias desde su fundación en 1993. Aunque el presidente del Gobierno asegure en conversaciones oficiosas que aspiran a tener tres de los nueve nuevos diputados de la lista regional.
La desaparición de los aforamientos, también obviada en la campaña institucional, se produce en un momento muy inoportuno para los intereses de Coalición Canaria precisamente por la posible imputación del presidente Clavijo, que habrá de ser investigado, y en su caso juzgado, por un tribunal ordinario distinto al TSJC, al que estos días anda achuchando para que lo dejen tener una campaña electoral tranquila.
Preguntado el viceconsejero de Comunicación, José Luis Méndez, por los pormenores de esta acción publicitaria (coste, autoría del diseño, autoría de los eslóganes empleados, etcétera), la respuesta ha sido el silencio más absoluto. De ahí que no se pueda conocer a quién se debe la idea de ese perro inquieto que se desprende del collar de escudo en escudo o quién se empeñó en desempolvar una frase con fuerte carga supremacista, excluyente y xenófoba que equipara a Fernando Clavijo con el nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, o con el de Estados Unidos, Donald Trump.
Efectivamente, el ultraderechista Jair Bolsonaro se ha alzado con el triunfo en las elecciones presidenciales de Brasil utilizando un discurso populista similar al de otros extremistas como Marie Le Pen o Matteo Salvini. Su eslogan fue “Brasil encima de todo; Dios encima de todos”, paraguas evangélico bajo el cual agrupó una serie de pensamientos excluyentes que atentan contra los derechos de las mujeres y de los colectivos LGTB, potencia el uso de las armas para autodefensa y se alinea con los más poderosos anunciando la nacionalización de la industria del país, entre otros principios.
El supremacista “América primero”, de Donald Trump, también huyó siempre de la sofisticación. Se basa en cuatro pilares: proteger el país, promocionar la prosperidad nacional, conseguir la paz a través de la fuerza y fortalecer la influencia estadounidense en el mundo. América primero excluye a los menos favorecidos del país, a los que pretende dejar sin ningún tipo de respaldo, y a los inmigrantes, tanto los que vienen como los que ya están dentro.
En Alemania, al término de la Segunda Guerra Mundial, los aliados prohibieron que se entonara la primera estrofa del himno de la nación derrotada. En ella se dice “Alemania sobre todo, sobre todas las cosas del mundo”. Se trata de una canción liberal republicana del siglo XIX, la Canción de los Alemanes, destinada a ensalzar la unidad nacional por encima de la dispersión de microestados gobernados por príncipes y nobles desde los tiempos del Sacro Imperio Romano Germánico. Pero esa primera estrofa, en boca de los nazis, significó otra cosa y por eso quedó suprimida.
Más en lo doméstico, el partido ultraderechista Vox empleó el pasado mes de junio el eslogan España, lo primero, para convocar una concentración en la Plaza de Colón de Madrid para decir a los representantes democráticos elegidos por la ciudadanía que “queremos que entiendan algo que deberían saber, porque lo han jurado o prometido: que lo primero es España, no sus partidos ni sus intereses. ¡Elecciones ya! ¡Levantad vuestras banderas! ¡España, lo primero! ¡Abajo el Gobierno de los enemigos de España! ¡Viva España!”