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La ''decadencia“ del Materno Infantil de Gran Canaria: cuatro menores y cuatro adultos en una habitación o tres baños para 16 niños

Habitación del Materno Infantil de Gran Canaria.

Iván Suárez

Las Palmas de Gran Canaria —
5 de octubre de 2021 22:57 h

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“Los menores que sufren el trance de enfermar y de ser hospitalizados lo hacen en un entorno decadente, deteriorado y muy poco acogedor”. Dos médicos del Materno Infantil de Gran Canaria han descrito este martes en una comisión del Parlamento regional las deficiencias que arrastra desde hace décadas este centro, con unas instalaciones que se han quedado “pequeñas” para atender la demanda y “obsoletas”, ancladas en el modelo vigente en el año de su inauguración, 1982. La pediatra María Teresa Angulo y el oncohematólogo José Carlos Lodos han detallado ante los diputados situaciones que, a su juicio, suponen una vulneración de los derechos recogidos en la Carta Europeo de los Niños Hospitalizados, una resolución aprobada por el Parlamento comunitario en 1986.

Angulo ha explicado que el Materno Infantil de Gran Canaria mantiene un sistema de hospitalización para niños y niñas “muy antiguo”, con separaciones a través de boxes de cristal, cortinas o mamparas. La pediatra ha relatado que los menores ingresan en habitaciones con cuatro camas y que siempre están acompañados de un adulto. Es decir, hasta ocho personas pernoctan y conviven todo el día en un reducido espacio. “Preservar la intimidad de un niño o de un adolescente con una cortina entre uno y otro es imposible”, ha dicho la doctora, que ha recordado que este centro hospitalario fue concebido para tratar a pacientes de hasta 7 años, pero posteriormente se amplió el grupo etario hasta los 15 y, en ocasiones, a los 18.

Los problemas, ha incidido la pediatra, nada tienen que ver con la crisis sanitaria provocada por la pandemia de COVID-19, que si acaso los ha agravado. Estas situaciones de “hacinamiento” se repiten desde hace años, al principio llegaron a ser incluso peores (de hasta 8 o 10 pacientes por box) y se han mantenido con independencia de que la isla se encuentre en la fase 1 de alerta por la propagación del coronavirus (riesgo bajo) o que se sitúe en la fase 4 (riesgo extremo), donde la permanencia de personas tanto en espacios de uso público como privados cerrados o al aire libre estaba limitada a dos personas. 

Angulo ha apuntado también que en la planta de hospitalización para los niños más pequeños, con capacidad para 16 camas, tan solo hay tres baños. Además ha aportado imágenes de las vetustas y deterioradas instalaciones, desde la “dantesca fachada de colores oscuros y paredes desconchadas” hasta los pasillos con azulejos que encajarían “en una película de Almódovar” y ha recordado la importancia del ambiente para velar por el bienestar de los niños y niñas hospitalizados, poniendo de ejemplo el Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid, cuna de la especialidad pediátrica en España y con unas instalaciones que ofrecen las “mejores condiciones de habitabilidad” para los menores. 

La pediatra ha señalado que en las instalaciones del Materno Infantil de Gran Canaria se mezclan en las mismas habitaciones pacientes lactantes con niños más grandes y los quirúrgicos con los no quirúrgicos. Además, ha relatado que los padres no tienen áreas específicas ni de descanso, ni de aseo ni de alimentación, que en determinadas zonas solo pueden utilizar las duchas “a partir de las diez de la noche” y que el office se limita “a una pequeña nevera y un microondas”. 

La doctora ha remarcado que la esperanza de vida media de los niños con patología crónica compleja se ha alargado, lo que ha provocado un aumento de la demanda hospitalaria, y que las mejoras en las pruebas diagnósticas y los tratamientos terapéuticos hacen que el hospital requiera nuevos espacios y más recursos, también en consultas externas. Angulo ha recordado que la rehabilitación infantil lleva ya 17 años en el Hospital Juan Carlos I a pesar de que se contempló esta ubicación tan solo como opción “temporal”. 

La solución pasa por el “ambicioso y muy anhelado” proyecto de la torre infantil, la construcción de un edificio anexo de ocho plantas dedicado a la hospitalización pediátrica. La idea surgió en 2017, durante la etapa como consejero de José Manuel Baltar. Se esperaba comenzar las obras en 2018 y que entrara en funcionamiento en cuatro años, pero el proyecto, que está presupuestado en 43 millones de euros, ha sufrido ya varios retrasos por algunos modificados respecto al original. Según explicó el diputado del PSOE Marcos Hernández, la previsión es que se pueda licitar durante el primer trimestre de 2022. En la actualidad está a la espera de un informe de la Oficina Técnica del complejo hospitalaria para poder elevar toda la documentación a los servicios de intervención del Servicio Canario de Salud, un paso preceptivo y previo a la convocatoria del concurso. 

Angulo se congratuló durante su segunda intervención de haber conseguido “ciertos compromisos” para agilizar el proyecto, aunque previamente había advertido de que la construcción de la torre “no es cuestión de un año ni de dos” y que mientras tanto “el problema sigue ahí”. “Preservar los derechos de los niños es una necesidad”, ha dicho. 

Antecedentes

Durante su intervención ante la comisión de Sanidad, el oncohematólogo José Carlos Lodos ha hecho un recorrido por los avatares del Materno Infantil de Gran Canaria desde su inauguración en 1982 para “descomprimir” la presión asistencial del servicio de Ginecología y Obstetricia que se encontraba en el edificio del Hospital Insular, perteneciente ahora al mismo complejo. El especialista recordó que la unidad en la que trabaja se abrió en 1992 gracias a “la presión de los padres” y que en 2005 se construyó el denominado edificio del mar, que alberga los servicios de consultas externas y laboratorio. 

Con la crisis de 2008 todas las actuaciones de renovación del complejo “se pararon” y el Materno Infantil conserva “la misma infraestructura de 1982”. Lodos ha explicado que en mayo de 2016 dirigió una carta urgente a la dirección médica para pedir una nueva ubicación para la unidad de Oncohematología. Los niños que reciben quimioterapia debe estar en un ambiente apropiado para pacientes inmunodeprimidos y el espacio habilitado no reunía “las garantías suficientes de esterilidad”. Ese mismo año, y gracias de nuevo a la intervención de los padres y madres, se aprobaron los planos para una nueva unidad que iba a ser “tres veces más grande” que la actual, pero el proyecto tampoco fructificó. 

Lodos aludió a una visita que en 2017 realizó el entonces consejero de Sanidad, José Manuel Baltar, junto a los directivos del complejo hospitalario. Recordó, emocionado, que allí estaban Lucía y Estefanía, dos adolescentes que padecían enfermedades oncohematológicas graves. “Ingresaban cada dos por tres en la unidad y conocían perfectamente las deficiencias, la falta de intimidad. Baltar dijo que no (a la nueva unidad), pero anunció que se reforzaría la planta actual y habló de la torre infantil para concentrar allí todos los servicios pediátricos desde la rehabilitación hasta los neonatos”. El plazo de ejecución era de cuatro años y se preveía empezar a construir en 2018. “Le pusieron el caramelo en la boca, pero cuatro años es una eternidad para un paciente oncohematológico. Sabían que no iban a llegar a esos años. Ya no están con nosotros y han pasado cinco años. No tenemos torre, ni licitación ni nada seguro”, ha lamentado Lodos, que ha destacado “lo bien que hubiera venido” ese edificio de ocho plantas de hospitalización pediátrica. 

También ha comparecido en el Parlamento regional este martes Marcos Ruiz, presidente de la asociación benéfica Ya era hora, un colectivo que lleva 25 años proporcionando actividades de ocio y entretenimiento a los niños hospitalizados en el Materno Infantil de Gran Canaria. Ruiz ha recalcado que la nueva torre es de “extrema urgencia y necesidad”. “Se ha demostrado que cuando hay un entorno propicio, mejora el estado anímico del niño y de la familia”, ha añadido antes de pedir, al igual que hiciera Lodos, que se amplíe la atención hospitalaria en el Materno hasta los 18 años. “Algunos me dicen que no los vuelva a mandar a un hospital de adultos porque se han gozado toda la noche la agonía de un compañero de habitación”, ha aseverado el especialista en Oncohematología. 

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