Salazar: el mapa de poder en el PSOE y en Moncloa que lo convirtió en impune
La militante socialista que trabajó a las órdenes de Francisco Salazar en Moncloa traslada, en el escrito registrado el 28 de julio pasado en el canal del PSOE de denuncias de acoso sexual, una de las frases que más repetía el que fuera su jefe: “Yo siempre gano, por lo civil o por lo criminal”. Debió de ser justo lo que pensó Francisco Salazar el 5 de julio, pese a que ese día tuvo que renunciar a su puesto en la dirección del Partido Socialista y también a su alto cargo en la oficina del presidente del Gobierno.
Ese paso atrás, forzado por la publicación en elDiario.es de los testimonios de otras mujeres subordinadas suyas, no le restó apenas ni un ápice de su influencia en el partido y en el Ejecutivo. Algo que se explica tanto por su propia relación de confianza máxima con el presidente, como por la cantidad de personas de su círculo más estrecho que aún hoy ostentan puestos de responsabilidad orgánica e institucional claves para su blindaje. Se trata de un mapa de poder perfecto para volver a cumplir su máxima de ganar siempre, en cualquier circunstancia, “por lo civil o por lo criminal”.
Lo que se sabe de Paco Salazar desde el 5 de julio resulta elocuente. Cuenta uno de sus principales allegados que aquel mismo día del Comité Federal del PSOE en el que un grupo de mujeres socialistas le forzaron a renunciar, volvió a su domicilio familiar en Dos Hermanas (Sevilla) bastante afectado y tras admitir en privado la veracidad del contenido de las denuncias. Según esa misma fuente, llegó a reconocer comportamientos incluso más graves que los que vieron la luz en ese momento. Y desde ahí, remontó el vuelo.
Su propio entorno político cuenta que el exasesor de Moncloa decidió “desaparecer” en verano y marcharse de vacaciones fuera de España para alejarse de todo. Y que regresó con energías renovadas y con un plan de negocio. Salazar abrió una consultoría privada con la idea de dedicarse exactamente a lo mismo que se dedicaba hasta ahora, la asesoría demoscópica y electoral a cargos y dirigentes del PSOE, pero facturando desde fuera. Y ampliando su radio de acción a países como Costa Rica, Uruguay o Colombia.
Pero para esa hoja de ruta necesitaba el respaldo de su partido. A tenor de las informaciones recopiladas por elDiario.es, el PSOE no le defraudó. Necesitaba, en primer lugar, contactos. Este periódico contó que llamaron desde Ferraz a algunos eurodiputados del grupo parlamentario socialista europeo para pedir que pusieran a disposición de Salazar los contactos internacionales necesarios para que pudiera entablar nuevas vías de negocio. Unas llamadas que, según La Sexta, también se produjeron a varias embajadas en Madrid en busca de ayuda para el exdirigente.
Pero el exasesor del presidente necesitaba también ser rehabilitado de puertas hacia adentro en el PSOE para mantener su ascendencia sobre tantos dirigentes con los que la interlocución no se ha interrumpido. Eso hubiera resultado imposible si la investigación interna de las dos denuncias del mes de julio de militantes socialistas que señalaban a Salazar por acoso sexual hubiera tenido recorrido. Y lo cierto es que, por la razón que sea, no lo tuvo. El órgano antiacoso no solo no investigó los escritos que alertaban de que “se subía la bragueta en tu cara, escenificaba felaciones” y tomaba represalias contra las mujeres que “le ponían límites”, entre otras cosas. Es que los escritos desaparecieron del sistema y no se llegaron a tramitar hasta que este periódico, cinco meses después, se hizo eco de la situación.
Y en paralelo a que el PSOE ignorara las denuncias de dos compañeras del partido, Francisco Salazar volvía a ganar. Porque elDiario.es tiene acreditado que, además de sus negocios internacionales, el exalto cargo de Moncloa ha asesorado en los últimos meses a Salvador Illa en calidad de líder del PSC. El presidente catalán negó en el último pleno del Parlament cualquier contrato de su Gobierno o de su partido con Salazar. Entre las filas socialistas existe el convencimiento de que ese papel de asesor lo ha mantenido también en Moncloa y en Ferraz, pero este extremo ha sido negado tanto por el Gobierno como por la dirección socialista. “Una cosa es que algunos compañeros recurran extraoficialmente a él para pedirle asesoría y otra es que haya sido contratado, que no es el caso”, justifican desde el partido.
Es público, además, que la portavoz del Gobierno y miembro de la Ejecutiva Federal socialista, Pilar Alegría, se vio con Salazar mientras debía instruirse la investigación interna en un encuentro que la propia Alegría calificó como “estrictamente personal con un compañero que conozco desde hace muchos años”. Fuentes de la dirección socialista de la máxima solvencia desvelan que también ha mantenido reuniones con la secretaria de Organización, Rebeca Torró, un extremo que ella niega.
Todo su entorno en puestos clave
Ese mapa de poder desplegado en el partido y en el Gobierno tiene su pica en Moncloa en la figura de Antonio Hernández. Hombre de la máxima confianza personal y amigo íntimo de Salazar, Hernández ha ejercido en la práctica siempre como su 'número dos'. Aunque se presenta como “experto en Dirección de Campañas Electorales, Ciencias Políticas y Sociales”, la titulación oficial que acredita en su perfil del portal de transparencia es un título de Formación Profesional como Técnico Especialista en Publicidad. Hoy, como director del Departamento de Coordinación Política del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, tiene a su cargo a un amplio equipo de profesionales cualificados al más alto nivel.
Parte de ese equipo, compuesto mayoritariamente por mujeres, ha sufrido los comportamientos “humillantes, vejatorios y misóginos” de Salazar según las denuncias. Una de ellas señala: “Nada de su conducta totalmente despreocupada” hacia las mujeres “hubiera sido posible sin la colaboración especial de su leal Antonio Hernández Espinal”. “Un señor que se pasaba la vida haciendo pedagogía para que no viéramos a Paco y su comportamiento como lo que eran. Antonio nos hacía luz de gas constante, haciéndonos dudar de nuestras percepciones y nuestra propia realidad. Nos repetía incansablemente que no valorábamos el sitio en el que estábamos, que cualquiera mataría por ser nosotras”.
Antonio Hernández continúa hoy exactamente en el mismo sitio en el que estaba cuando su amigo y jefe dimitió por denuncias de acoso sexual, es decir, en el corazón de la Moncloa. Según una de las personas que aún trabajan a su lado, “Antonio sigue hablando el 90% del tiempo por boca de Paco”. Otra que también ha compartido parte de su trayectoria en la sala de máquinas del Ejecutivo lo explica de manera más gráfica. “Antonio es el mayordomo de Paco”. Ambos, Salazar y Hernández, trabajaron a las órdenes del primer jefe de gabinete de Pedro Sánchez, Iván Redondo, que fue cesado en 2023 en el marco de una reestructuración del gobierno que afrontó el presidente.
Salazar tiene, además, vínculos muy estrechos con la actual dirección del PSOE. Tanto es así que fue él mismo, como una de las personas más cercanas al presidente, quien diseñó junto a Pedro Sánchez tras la entrada en prisión de Santos Cerdán la nueva estructura de la Secretaría de Organización, un espacio al que, según distintas fuentes, siempre aspiró el propio Salazar. Esa reestructuración implicaba un organigrama “más coral”, en el que ocuparían cargos de responsabilidad como “adjuntos” Borja Cabezón, Anabel Mateos y el propio Salazar, con la valenciana Rebeca Torró como titular del departamento. La elección de Torró sorprendió a todo el mundo incluso en la propia federación valenciana. Y también la de Cabezón, un joven socialista que trabajó en Moncloa a las órdenes de Redondo y Salazar, pero sin penetración orgánica alguna en el partido.
Consellera de Política Territorial y Obras Públicas bajo la presidencia de Ximo Puig, Torró aterrizó en la política nacional en 2023 para convertirse en secretaria de Estado del Ministerio de Industria. Y ahí empezó a tejer lazos políticos con algunas de las personas del entorno del presidente, especialmente con Manuel de la Rocha-Vázquez, secretario General del Departamento de Asuntos Económicos y G20 en el Gabinete de la Presidencia del Gobierno, con el propio Salazar y con el hoy secretario de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales, Antonio Hernando.
Según todas las fuentes consultadas, es de hecho el propio Salazar quien influye en Pedro Sánchez para promocionar su carrera política hasta el punto de proponerla como 'número tres' del partido, cargo que actualmente ocupa. La Secretaría de Organización del partido es el departamento que debía recibir el informe final después de la investigación del órgano antiacoso que se ha reactivado tras las informaciones de elDiario.es y que estuvo parada durante cinco meses.
Aquellos primeros días de julio, tras conocerse el nuevo organigrama, un escalofrío recorrió buena parte de las federaciones y cuadros socialistas de todo el país en busca de una respuesta que no ha llegado: por qué tras la caída de Ábalos, primero y de Cerdán, después, Pedro Sánchez optó por empoderar precisamente a Salazar, a un hombre que formaba parte de esa misma camarilla política hasta el punto de que llegó a ser compañero de piso de ambos.
El poder en las federaciones
Pero los tentáculos de Salazar se extienden también por los territorios. Según todas las fuentes consultadas que han conocido su trayectoria durante estos últimos años, él fue hasta su salida una de las personas con mayor poder en el seno del Partido Socialista, con un control territorial de las federaciones, apuntan esas mismas fuentes, incluso mayor que el de los secretarios de organización que han ido desfilando por Ferraz primero y luego por Soto del Real. A menudo, Ábalos y Cerdán recurrían a él para resolver el día a día del partido, al igual que muchos ministros que necesitaban de argumentarios para salir al paso de la actualidad diaria.
Hoy, al menos dos personas que también forman parte de su círculo de máxima confianza ocupan puestos estratégicos en Catalunya y en Andalucía. En presidencia de la Generalitat bajo las órdenes de Salvador Illa trabaja Mónica Belinchón como Directora General de Estrategia, Análisis y Prospectiva. Belinchón, junto a Antonio Hernández, ha sido una de las personas inseparables de Francisco Salazar durante su etapa en la Moncloa. Ambos, junto a Salvador Illa, estrecharon lazos durante la gestión de la pandemia, cuando Illa era ministro de Sanidad y pasó el confinamiento en el edificio de la vicepresidencia del complejo de la Moncloa.
Una de las personas que también trabajó a sus órdenes describe a Belinchón como una mujer “que hacía apología de no ser feminista”. Y añade: “Mónica es esencial para entender el comportamiento de Paco. Él supo medir eso porque le servía para blanquearse. Eran una especie de tándem gracias al cual él podía escurrirse de según qué comentarios porque llevaba al lado a una chica que negaba cualquier actitud reprochable por su parte. Y ella consiguió a un padrino que la proyectó hasta el infinito”.
Más estrecha es aún la relación con el secretario de Organización de María Jesús Montero en el PSOE de Andalucía. Francisco Rodríguez, actual alcalde de Dos Hermanas e hijo político de Francisco Toscano y del propio Salazar, despreció el testimonio de las víctimas y compañeras de partido para cerrar filas con él. “Por mi amigo Paco Salazar pongo la mano en el fuego”, dijo públicamente. Rodríguez y Toscano son algunos de los dirigentes del PSOE que durante los últimos cinco meses han dedicado tiempo y esfuerzo a intentar poner en pie una teoría de la conspiración en torno a la publicación de las denuncias, con el correspondiente empeño en desacreditar a las víctimas. En busca del fin del anonimato al que tienen derecho, han llegado a contactar con todos los entornos políticos imaginables.
También tiene un amigo íntimo Salazar en el grupo parlamentario socialista en el Congreso. Se trata de José Antonio Rodríguez Salas. Conocido como el alcalde de Jun, localidad granadina de la que fue primer edil, Rodríguez Salas se convirtió en un personaje exótico de la política española cuando decidió presentarse de manerareiterada a los procesos de primarias del PSOE frente a las candidaturas favoritas. En 2017 se sumó a la de Pedro Sánchez junto a Cerdán, Ábalos, Koldo García y el propio Francisco Salazar, con el que trabó una relación muy estrecha que traspasó las fronteras de lo político para convertirse en personal. Relación que les ha llevado a compartir periplos por gran parte de la geografía española y también por el extranjero. Hoy ambos mantienen esa relación de confianza y amistad y el diputado es una de las personas más cercanas al exasesor de Moncloa.
La gran pregunta de estos días para muchas mujeres del PSOE es por qué Pedro Sánchez ha decidido mantener en pie esa estructura de poder fáctico de Salazar después de tener conocimiento de los testimonios de dos mujeres publicados en el mes de julio. “Necesitaría tres vidas para comprender el enamoramiento del presidente con un tipo como este y, aun así, no lo comprendería”, admite una de las mujeres que mejor conocen a ambos.
Un hombre que también ha trabajado codo con codo con los dos sí cree tener la respuesta: “Pedro Sánchez está enganchado a los datos, a las tablas de valoración, a las tripas de la demoscopia. Pero enganchado de verdad. Es algo que demanda todo el rato. Y Paco ha sabido darle durante todo este tiempo esa metadona que él necesita”. Este viernes, el PSOE reconoció “no haber estado a la altura” ante las denuncias contra Salazar, que consideró “detalladas e intolerables”.
Ferraz envió una nota interna a la militancia que también adelantó elDiario.es y en la que calificó de “graves” las acusaciones contra el ya exsocialista, además de admitir la culpa de “no haber arropado” a las víctimas. Este sábado, en conversación informal con los periodistas en el Congreso, el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE asumió el “error” en “primera persona” y negó que fuese una actuación “premeditada” ni que Salazar haya sido protegido por la formación.
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